Hoy nos levantamos un poco más tarde de lo normal, la cama nos atrapa y el cansancio no nos deja levanarnos. Aún así, con la misma ilusión de todos los días, nos levantamos y vamos a desayunar. Tenemos el chute de cafeína suficiente para comenzar nuestro día, llueve por lo que el día no nos iba a ofrecer todo lo que queríamos.
Tomamos el metro hasta la estación de Asakusa, salimos de la parada y nos dirigimos hacia el Templo Sensoji y la calle Nakamise. Lo primero que nos encontramos es este conglomerado de puestos de souvenirs y camisetas que es Nakamise. Es la antesala del Templo Sensoji. Sigue lloviendo, los paraguas la gran multitud no dejan disfrutar plenamente del paisaje.
Al llegar a Nakamise, nos viene bien recorrer todos sus puestos para poder refugiarnos de dicha lluvia, y además aprovechamos para hacer alguna que otra compra.
Según llegábamos al templo aumentaba el número de gente que se aglomeraba en la entrada, la vista interrumpida por el vaivén de paraguas. Apenas se distinguía su enorme farolillo rojo que te da la bienvenida en su Puerta Hozo-mon.
Allí pudimos ver también su pagoda, que es una réplica de la original que se construyó en 1973, así como su quemador de incienso. Este quemador siempre estaba abarrotado y rodeado de gente acercándose al humo para mantenerse sana. Al parecer debes echarte el humo hacia la parte del cuerpo que te duele, imaginaros el cuadro, todo el mundo haciendo aspa vientos para todos los lados. Nosotros ya sabéis donde nos echábamos el humo, en las piernas y espalda... pero aquello no mitigaban ni los dolores ni el cansancio.
Por fin cesó la lluvia y nos fuimos a comer. Esta vez elegimos un lugar que nos habían recomendado desde España y muy bien recomendado. El lugar era Asakusa Gyukatsu, es un lugar pequeño en el que solo puedes comer Gyukatsu, que es un filete de ternera empanado, que te lo vas haciendo a tu gusto en un piedra caliente, va acompañado de verduras, arroz, sopa y varias salsas. Luego por incluir una reseña en Google nos invitaron a una bebida, aunque tienes té y agua gratis. Todo por 2900 ¥.
Seguía sin llover por lo que teníamos ciertas esperanzas de que el día mejorase, aunque el cielo estaba muy nublado. Nos dirigimos hacia el puente de Asakusa para intentar ver el skyline con el Edificio de Ashi Beer Hall y el Tokyo Skytree Tower. El edificio Ashi, es el de la cerveza japonesa Ashi, y los japoneses dicen que tiene forma de pedo... y bastante razón tienen la verdad
Cuando llegamos, la desilusión iba en aumento, el nublado cubría prácticamente todo el skyline...
Aprovechamos para fotografiar alguna embarcación futurista que salía de allí para hacer rutas por el río, embarcación que tomaríamos en unos días para hacer un mini-crucero por el río hasta Odaiba.
Retrocedimos en nuestros pasos para ir hacia el barrio de los samuráis y geishas de Asakusa. No vimos ni samuráis ni geishas, pero sí que pudimos sacar algunas instantáneas curiosas... Había muchas tiendas y restaurantes, aprovechamos para entrar en una tienda y comprar una serigrafía original de finales de la II Guerra Mundial.
Finalmente la tarde quedó muy despejada y bastante buena para seguir paseando, tanto fue así que decidimos hacer un recorrido rápido por las mismas paradas de esta mañana y poder hacer las fotos que no pudimos sacar entonces. Y el resultado fue bastante bueno, la verdad.
Tomamos el metro en Asakusa y nos dirigimos para otro barrio de la ciudad, Takeshita-dori. Es un barrio muy alternativo y molón de Tokio, al menos a nosotros nos gustó bastante. Para que os hagáis una idea, los que conozcáis Madrid, lo asemejo a Malasaña. Muchas tiendas de ropa alternativa pero también prohibitivas.... Cuando ya eran eso de las 20:00, las tiendas estaban cerrando por lo que fuimos a buscar una cafetería. Allí nos recomendaron una para tomar tortitas, se llama Flipper´s Omotesando, creo que es una franquicia. Totalmente recomendable, nos pedimos unas tortitas para compartir con un té macha y un café, todo por 1500 ¥.
Desde allí decidimos ir hacia el hotel, comprar algo de comida y cenar en la habitación, aunque después de la merienda mucho hambre no teníamos.