Llegamos al aeropuerto internacional de Malta (vía Barcelona) el 29 de noviembre de 2019 a las 13:30.
Elegimos Malta porque salían vuelos baratos una vez a la semana hacia El Cairo, así que decidimos alargar la estancia en la isla. Ya desde el avión te das cuenta de lo pequeña que es.
Nos alojamos en Rabat, nos pareció un sitio más tranquilo que la Valeta y más económico, al final fue un acierto pues el lugar nos encantó.
La moneda en Malta es el euro y hablan Maltés e inglés. Fueron colonia inglesa, así que les quedaron costumbres tales como conducir por la izquierda y el sistema de enchufes (no se os olvide llevar adaptador para poder cargar el móvil, lo puedes comprar también en el mismo aeropuerto)
En la misma plaza de la República se sigue recordando a la reina Victoria con esta estatua.
Y también te puedes encontrar con la típica cabina telefónica inglesa de color rojo en cualquier parte de la isla.
Para moverse por Malta solo hay dos opciones, taxi o autobús.
Nada más salir del aeropuerto a mano derecha, están las marquesinas donde paran todas las líneas, hay unos carteles indicadores del tiempo que le queda a cada línea para llegar. Y es ahí donde nos encontramos con la tranquilidad maltesa por primera vez... El bus para Rabat es el de la línea amarilla X3 que va a Bigibba (22 paradas) y te deja en Rabat 4. Tenía la llegada prevista para las 14:30.... A las 16:00 decidimos pillar un taxi hasta Rabat pues el dichoso bus nunca apareció. Nos costó 20 euros hasta la puerta del hotel (cerramos el precio antes de subir), en una media hora estábamos en el hotel.
Ya cansadas fuimos a comer algo (el precio es más o menos como en España, tal vez algo más barato), descansamos un poco y dimos una vuelta por Rabat ya casi entrada la noche. Rabat es precioso, es el suburbio de Mdina (la ciudad del silencio), vamos, que están pegadas. Así que esa misma noche también nos acercamos a Mdina donde se encuentra la famosa puerta de entrada a "Desembarco del Rey", esto para los seguidores de Juego de Tronos
Malta es escenario de un montón de películas (El expreso de medianoche, Gladiator, Troya, Ágora o Popeye el Marino). En el noroeste de la isla, aún se conservan los decorados que se usaron en el rodaje de Popeye el Marino, reconvertidos en la actualidad en un parque temático.
Nos fuimos a disfrutar de la terraza con vistas a Mdina y a descansar para el día siguiente.

