Nuestro vuelo con Norwegian Airlines se adelantó. En principio salíamos el domingo sobre las 10, pero se adelantó a las 7. Teniendo en cuenta que justo esa noche era el cambio horario, con lo que perdíamos una hora de sueño, y que al ir con niños siempre es aconsejable respetar las dos horas antes en el aeropuerto, el caso es que dormimos 3 horas.
En el aeropuerto facturamos una maleta y las dos sillas de paseo. También me dieron la posibilidad de facturar equipaje de mano, y al ir con los niños aceptamos. Un par de bultos menos, pensé. Esto se convertiría en todo un problema, ya que una de las bolsas que pensaba subir al avión en un principio llevaba todos los potitos de mi hijo (por experiencia, sabemos que son muy diferentes los que se pueden encontrar en otros países, así que llevábamos un cargamento de potitos para evitar historias). También llevaba en esa bolsa las llaves de mi casa y mi coche.
Pues bien, llegamos a las 9,30 a Munich y tras recoger todos los bultos de la cinta de equipaje,émi mujer cae en la cuenta de que falta la citada mochila. Tras varias conversaciones en ingles con operarios alemanes, llegamos al mostrador de la agencia que gestiona el equipaje perdido con Norwegian. Nos defendemos en inglés, pero los nervios nos complicaban la comunicación. Finálmente nos dicen que dejemos nuestro teléfono y la dirección de nuestro alojamiento en Munich, y que lo antes posible sabremos algo. No nos dicen si va a ser un día, una semana…. Esto nos generó un gran desconcierto, porque al estar de turismo, en caso de aparecer la mochila y de llevarla un mensajero a nuestro apartamento, era sumamente difícil que nos encontrásemos allí. Se nos planteaba un panorama complicado, porque nos encontrábamos sin comida para el bebé (si que teníamos leche para biberón en la maleta, pero necesitábamos potitos), y al llegar a Alicante ¿Cómo íbamos a abrir el coche, sin llaves?
Pues el primer día prácticamente lo dedicamos a solucionar el problema de la comida. Yo había leido que en Munich casi ningún supermercado abre domingos, con alguna excepción. La cadena Edeka tiene una tienda al lado de la estación central de Munich que abre hasta las 20. También la cadena DM (tiendas especializadas en perfumería, droguería y parafarmacia incluyendo alimentación infantil) tenía todas sus tiendas cerradas excepto una, y allí decidimos ir.
Cogimos el tren para ir del aeropuerto a la estación central. Las máquinas para sacar los billetes de tren, que en todas las estaciones se encuentran sin dificultad, en el aeropuerto yo no las veía. Encontramos el ascensor para bajar al tren y metro, pero ni rastro de las maquinas. Si que encontramos un mostrador y compramos dos tickets para todo el día (unos 25€ los dos). Los niños viajan gratis en todo el transporte. En unos 40 minutos estábamos en la estación. Buscamos el símbolo de las taquillas, y dejamos la maleta grande mas todos los bultos que nos sobraban en una taquilla (6€ todo el día) y nos pusimos en marcha. Caminamos un poco y decidimos coger el metro. El metro de Munich se inaguró en 1970 para los juegos olímpicos, y de las veces que lo cogimos, excepto una, eran los originales, superantiguos (no había montado en ningún metro tan viejo excepto en Budapest). Por dentro iban forrados de madera de aspecto setentero. No se, supongo que piensan… si funciona para que cambiarlo?
Llegamos a la ubicación que Google me marcaba para la tienda, pero conseguía encontrarla. Esto me ocurrió un par de veces, y el motivo es que muchas veces aprovechan los túneles de metro para llenarlos de tiendas, así que hasta que se ocurrió bajar y buscar di unas cuantas vueltas. Luego me volvíó a ocurrir buscando la tienda Edeka al lado de la estación central. Toda la zona alrededor de la misma está rodeada de auténticos pasajes subterráneos repletos de tiendas. Como un centro comercial bajo tierra.
Después de comprar unos cuantos potitos que dudaba que mi bebe fuese a comer(no me equivocaba) fuimos paseando hasta Marienplatz. De camino decidimos pasar por Viktualienmarket para comer allí, pero resulta que los domingos está todo cerrado. No estábamos teniendo suerte, así que busqué la alternativa que nunca falla: McDonalds. No me apetecía nada ir a Alemania y comer allí, pero estábamos cansadísimos y hambrientos. Allí le pedí a la encargada si me podía calentar el potito en un microondas, y me dijo que no tenía, pero me ofreció un vaso con agua hirviendo para calentarlo al baño maría. Esto fue una constante durante todo el viaje. No encontramos ni un solo microondas, siempre nos daban agua caliente (en algunos sitios directamente nos decían que no tenían y adiós). Aunque en general la gente era amable, me encontré con mas de una persona poco simpática.

De ahí pasamos a Marienplatz. La primera impresión al llegar a la plaza es sorprendente. En conjunto de edificios que la componen, con el ayuntamiento viejo y nuevo, y la Peterskirche configuran una plaza de las mas bonitas en las que he estado (me sigo quedando con la Grand Place de Bruselas y la plaza vieja de Praga, pero esta entra en el TOP 10 directa). Fuimos caminando hasta Karlsplatz, un agradable paseo por la Kaufingerstrabe, calle comercial peatonal que une ambas plazas. Entramos a la iglesia de Miguel y después aprovechamos para tomar un helado que compramos en un puestecito. Los helados estaban muy buenos y creo que es lo único mas barato que en España que encontré.
