El martes, aprovechando el buen tiempo, dedicamos el día a Munich.
Puede parecer que dia y medio para Munich es muy poco, pero nosotros, al ir con niños, no visitamos museos, y eso suele ser una parte importante del tiempo que se dedica a una ciudad. El día que fuimos a los castillos si que los visitamos, porque para ellos también es atractivo, pero tras nuestro viaje a Paris hace 2 años en que entramos a Los Invalidos y mi hija se desesperó, decidimos que seguiríamos viajando pero por lo general no entraríamos a museos y otros visitas largas que para ellos es muy tedioso.
El centro de Munich se recorre a pie y bastante rápido. Llegamos en tren (S-Bahn) a Marienplatz, y como era pronto y queríamos ver el carrillón en acción (a las 11 y a las 12) nos fuimos paseando a Odeonplatz. El pórtico se parece un montón al que hay en La Piazza della Signoria de Florencia.

Entramos a la Iglesia de los Teatinos y pequeño paseo por el Hofgarten. Pensábamos entrar en la Residenz, pero viendo el tamaño del edificio pensamos que nos iba a llevar mucho tiempo y preferimos dejarlo para la tarde, si nos iba bien. Finalmente no fuimos.
Paseando volvimos a Marienplatz para ver el carrillón. Ya había una multitud congregada enfrente esperando. Lo cierto es que sonaron las campanas de las 11 y se oía una campanilla en el carrillón, pero no se movía nada. Hubo durante unos instantes un murmullo de decepción, pensando que aquello no iba a arrancar, pero finalmente se puso en marcha y además dura un montón.
Después del espectáculo, fuimos hacia Viktualienmarket (que está muy cerca), pasando antes por la Iglesia de San Pedro, que está en la misma Marienplatz, y por otra que hay justo al lado del mercado, le Heiliggeistkirche. Ambas son muy bonitas. Además, todas las iglesias son gratis, algo que se agradece.
Finalmente llegamos a Viktualienmarket y estuvimos un rato dando un paseo, haciendo fotos y mirando puestos y tiendas. Nos gusta mucho visitar los mercados allá donde vamos, y este no iba a ser menos. La última parada de nuestra visita fue el Bierfgarten, donde tomamos un almuerzo (salchichas y cerveza, por supuesto).


Desde ahí, fuimos dando un paseo hasta la cervecería mas famosa y con mas solera de Munich: Hofbräuhaua am Platzl .Dicen que Hitler la frecuentaba y hacia sus reuniones en el piso de arriba. La cervecería es preciosa, y para un amante de la cerveza como yo, una cita obligada. Destaca la sala principal, con frescos en los techos de gran altura. Buscamos una mesa en el fondo, una zona un poco mas tranquila y estuvimos estudiando la carta para buscar el codillo (no recordábamos el nombre en alemán). El camarero debió suponerlo, porque nos dio la carta en ingles y nos ayudó a localizarlo. Y allí comimos, entre un gran ambiente y a cada rato amenizado por la música típica de la región en directo.
Con la panza llena, salimos paseando y dudando si entrar en la Residenz o ir al BMW Welt. Finalmente nos fuimos al segundo, ya que la visita a la Residenz nos iba a llevar mucho mas tiempo y sabíamos por experiencia que los niños se iban a cansar pronto. Cogimos el metro y llegamos al concesionario estrella de BMW. El edificio en si es espectacular, y por dentro una pasada.

Después de una hora viendo cochazos volvimos a coger el metro y nos fuimos al Englishcher Garten, el parque mas grande de Munich. Comenzamos por la famosa ola de surf. Estuvimos allí un buen rato viendo el espectáculo. Mi hija flipaba y no quería irse. Después nos adentramos en el parque y dimos un buen paseo hasta el Bietergarten que hay en el centro del mismo, donde hay una pagoda china.

