En los orígenes de Tarraco ya comenté que simplemente era un asentamiento militar. Pero precisamente por eso ya era necesario disponer de un elemento defensivo. Y qué mejor que una muralla, que en un primer momento solo fue una empalizada de madera. Es por eso que se considera que la muralla de Tarragona es la construcción más antigua de la Tarraco romana.
La muralla romana propiamente dicha se construyó a fines del siglo III a.C., aunque los especialistas aún no se han puesto de acuerdo de si fue durante la segunda guerra púnica o posteriormente. Se sabe que sufrió una ampliación a lo largo del siglo II a.C. De esta época se conservan tres torres originales: la de l'Arquebisbe, la del Cabiscol y la de Minerva. La Torre de l'Arquebisbe fue modificada en la Edad media pero conserva la parte inferior original. El primer documento en el que aparece es de 1212, cuando formaba parte de dependencias de la Orden del Temple. Cien años más tarde, como la Orden se disolvió, pasó a manos del paborde (administrador general del Capítulo de canónigos) y en el siglo XV el arzobispo instaló aquí su residencia.

En el 217 y el 197 a. C. fue ampliada y fortalecida con un frontal de piedra de 6 metros y unos 4,5 metros de grosor, con torres en los puntos débiles. Tenía una longitud hacia el siglo III a. C. de unos 3,5 o 4 km. Sin embargo, en la actualidad sólo se conserva alrededor de 1 km y una puerta adovelada original.
Después de la invasión islámica, Tarraco sufrió un despoblamiento paulatino y no fue hasta la ocupación de Ramón Berenguer IV, en el siglo XII que la muralla fuese reutilizada y reparada. De la época moderna y contemporánea se conocen diversas modificaciones y reparaciones, siendo modificada durante la ocupación napoleónica.
Desde de finales del siglo XIX es de propiedad pública y Patrimonio de la Humanidad y es uno de los símbolos característicos de la ciudad de Tarragona. Puede visitarse y de hecho es una de las zonas más atractivas de la ciudad. La Torre de Minerva contiene la escultura y la inscripción romanas más antiguas de la Península Ibérica. Este paseo merece mucho la pena. En el paseo nos vamos a encontrar dos copias de célebres estatuas, el Augusto de la Prima porta y la Loba Capitolina.
Para hacerse una idea de cómo era la Tarraco romana debemos ir a la Antigua Audiencia, Plaça del Pallol, donde hay una impresionante maqueta. El modelo muestra la ciudad en el siglo II d.C., en el momento de su máxima expansión y apogeo. Es gratis y en el recinto hay wc.
La Volta del Pallol formaba parte de las construcciones del lado occidental de la gran plaza de administración del Foro Provincial de Tarraco. La Bóveda sería, en época romana, una larga galería que circulaba por detrás del porticado y que servía de soporte a un segundo piso. Sin embargo, se desconoce la funcionalidad final en esta época y cuál fue su uso hasta el siglo XVI. Debemos fijarnos en la puerta y el rosetón de la actual fachada interior que, a primera vista, parece que correspondan a una fase medieval anterior al siglo XV, en la que podría haber sido utilizada como iglesia.
La actual plaza del Pallol está documentada desde el siglo XVI, aunque se sabe que existía con anterioridad a esta fecha. El 1462 los padres predicadores trasladaron su convento desde el área del actual Campo de Marte en el interior de la ciudad. A partir de este momento parece que la Bóveda se convirtió iglesia y el espacio anexo en convento. El 1522 los padres predicadores trasladaron nuevamente su convento extramuros y la bóveda fue adquirida por la ciudad. El actual nombre de la plaza viene dado por el hecho de que durante la segunda mitad del siglo XVI la municipalidad instaló en este lugar el "pañol o pallol", tienda del trigo y el peso de la harina.
El Foro local o de la Colonia era el centro religioso y social de la ciudad romana. Constaba de una plaza rodeada de edificios públicos como templos, la basílica, la curia y los locales comerciales así como de esculturas dedicadas a los personajes más importantes de la ciudad y de la historia de Roma. En el caso de Tarragona, el foro se construyó aproximadamente el año 30 a.C., y sólo se ha conservado una parte de la basílica, edificio de tres naves que acogía el tribunal de justicia y donde ocasionalmente también se reunía el consejo de la ciudad. La estampa de la basílica es la más representativa.

Pasando por una pasarela, al otro lado, se puede ver un pequeño fragmento de la trama urbana de Tarragona, con algunas calles y casas. Encontramos los restos del Capitolio, el templo principal de Tarraco, dedicado a Júpiter, Juno y Minerva (la Tríada Capitolina romana). La parte conservada del templo se limita a los cimientos de hormigón romano (opus caementicium), alternados con sillares de la parte posterior del templo, que quedaba cerrada por un muro ciego. La visita es imprescindible.
Dejo un enlace para verlo en 3D si se quiere:
lab.rtve.es/ ...o-colonia/
Muy cerca encontramos el teatro o, mejor dicho, lo poco que queda. El teatro fue construido en época de Augusto a finales del siglo I a.C., como resultado de la monumentalización del Fórum de la Colonia, y era uno de los edificios más emblemáticos de Tarraco. El edificio se utilizó hasta finales del siglo II, momento en que dejó de funcionar como teatro y fue destinado a otros usos. En el siglo III, después de un incendio en el recinto, en la zona monumental anexa al teatro se hicieron nuevos edificios usando los materiales del teatro. En los años 70 del siglo pasado se había proyectado la construcción de pisos. Mucha gente los había comprado sobre plano. El hallazgo de estos restos paralizó las obras e inició un larguísimo y complicado proceso de expropiación. Hoy ya se puede ver un poco de la estructura, sobre todo las gradas, con algunos paneles explicativos.
Se cree que en el lugat donde ahora está la catedral pudo haber en época romana una zona ya dedicada al culto construida durante el siglo I d.C y que albergaba, según determinados arqueólogos, una gran plaza y el templo del emperador Augusto. Sobre este lugar, y a partir del año 475, debió erigirse la primitiva catedral visigótica de la que no existe vestigio alguno al ser demolida con ocasión de las invasiones musulmanas del año 711.
La catedral actual se consagró en 1331.
Ascendemos la escalera y nos encontramos con una fachada que a mí, no se por qué, siempre me ha parecido rara. Quizás es porque me parecía que estaba sin rematar. Y es verdad. Debía rematarse mediante cuatro pináculos y un gablete de coronamiento que no llegaron a realizarse debido a los estragos que causó la Peste Negra en 1348. La portada, sin embargo, es extraordinaria. Data del siglo XIV. En el centro, en un pedestal, está la Virgen. Sobre el dintel encontramos un tímpano con un Juicio Final bajo una tracería polilobulada: Cristo Juez, semidesnudo, sedente, nos muestra las llagas de su crucifixión. Alrededor hay ángeles que llevan los símbolos de la pasión. Bajo sus pies, dos ángeles trompeteros volando y doce sepulcros, de los que salen los bienaventurados.

Sobre el portal lateral derecho vemos un sarcófago romano de los años 370 al 400 d.C., en cuyo frontal figuran varios momentos de la vida de Cristo, entre ellas la entrada triunfal en Jerusalén.
El tímpano del portal de la izquierda se decora con la escena de la Adoración de los Reyes en el Portal de Belén.
En la puerta encontramos la taquilla. 5 euros adultos y reducida en otros casos. Y entramos. Nos encontramos una gran nave central y dos laterales con capillas. No daré detalles de todas, solo haré comentarios de lo que me parezca interesante.
La capilla del Baptisterio fue habilitada como tal en 1821. Se usa como pila una monumental bañera romana de mármol del siglo I d.C. En los muros laterales se hallan imágenes exentas y pinturas murales del siglo XIV alusivas a las titulares. El ventanal central conserva parte de las vidrieras originales del siglo XIV. De hecho por toda la catedral hay vidrieras, pinturas o altares de los siglos XIV y XV.
Muy distinta es la capilla de la santa patrona, Santa Tecla, de estilo barroco (siglo XVIII), de jaspe rosa y mármol de Carrara. Se custodia una reliquia de la santa (un brazo que dicen que es milagroso). Dicen que se da un aire a Bernini y es verdad. Al Éxtasis de Santa Teresa, quizás, salvando las distancias.
El altar mayor, del siglo XIII, es precioso. Es de mármol blanco con un magnífico frontal esculpido con seis escenas de la vida y martirio de Santa Tecla.
También maravilloso es el retablo. En el centro del retablo figura la imagen de la Virgen con el Niño flanqueada por las tallas de santa Tecla y san Pablo; alrededor, doce relieves que reproducen escenas de la Infancia de Jesús, de su Pasión y Resurrección, Ascensión, Pentecostés y Coronación de la Virgen. También se representan santos y escenas de la vida y muerte de la patrona. Todo ello en una increíble decoración gótico flamígera (los pináculos).
Al lado está el mausoleo del arzobispo y Patriarca de Alejandría, el Infante Juan de Aragón, quien consagró la Catedral en el año 1331. Una magnífica obra.
No podemos pasar por alto la preciosa capilla gótica de Santa María o de los sastres, encargada por este gremio a mediados del siglo XIV.
No podemos abandonar la catedral sin admirar el magnífico claustro (siglos XII al XIII).

Tarragona tiene un barrio marinero, llamado El Serrallo, con calles estrechas y edificios sencillos, la mayor parte, construidos en el siglo XIX. Originariamente, el barrio se llamó de la Marina, cuando la Junta de Obras del Puerto proyectó su construcción en la parte baja de Tarragona. Los pescadores que vivían en las barracas de madera o «tiendas de mar», cerca de la playa donde tenían sus barcas de pesca, se tuvieron que trasladar junto al lazareto (el lugar donde se revisaban los barcos para evitar que los pescadores que venían de lejos contagiaran epidemias) y de los restos del fortín de Francolí. En el siglo XIX ya recibió su nombre actual de
Hoy podemos ver un bastante nuevo edificio de la Lonja del Pescado, un puerto deportivo, la Marina Tarraco, y un agradable paseo marítimo. Allí se concentran muchos restaurantes especializados en pescado.
Arquitectónicamente, destaca la Iglesia de San Pedro Apóstol de Tarragona, un edificio neogótico de reducidas dimensiones, obra del arquitecto Ramon Salas y Ricomà fechada en 1878.
En cuanto al puerto pesquero, es muy importante a nivel de capturas e ingresos.

Una de las plazas más de la ciudad es la Plaça de la Font. No es difícil imaginar que recibe su nombre de una fuente pero nos cuesta imaginar que la fuente de hierro que vemos sea tan importante. En realidad esta fuente es de 1979 pero en el siglo XIX en esta plaza sí había una fuente monumental que desapareció.
Aquí encontramos una gran cantidad de locales de restauración (nosotros hemos comido allí). Preside la plaza, al fondo, el Ayuntamiento. Tiene fachada neoclásica y se sitúa sobre la antigua arena del Circo romano (recordemos que un circo era muy alargado). Aquí se alzó también un convento dominico del siglo XVII.
Siguiendo con las plazas, quizás decepcione un poco la Plaça Imperial Tarraco, de gran importancia y nombre sonoro. Esto es más una rotonda para distribuir el tráfico. Hay también varios edificios importantes, como la estación de autobuses, la antigua Facultad de Letras de la Universidad Rovira i Virgili, la subdelegación del gobierno español, la antigua sede central de Caixa Tarragona y la Delegación General de Tráfico provincial. Hay algunos árboles, un estanque con surtidores y un puentecito.
La Rambla Nova es una avenida de 45 metros de ancho que y 700 de largo que va desde la Plaça Impetial Tarraco hasta el Balcón del Mediterráneo. Es un amplio paseo central con árboles y calzadas laterales para los coches. Hay muchas tiendas y locales de restauración. También hay edificios interesantes y muchas esculturas. Encontramos una estatua al president de la Generalitat Lluís Companys, un monumento a los héroes de 1811 (en la Guerra del francès) y otra dedicada a los "castellers" (impresionante). La fuente del centenario tiene 4 grupos escultóricos que representan a los continentes. Està en una rotonda. Quiero destacar también el monumento màs cercano al mar. Se construyó en el siglo XIX y representa Roger de Llúria, almirante en tiempos de Pere III, hijo de Jaume I. Dijo Roger de Llúria cuando conquistó el Reino de Sicilia:
"Ne solo nombre pienso que galera su otro vexell perro ir sobre mar, menos de guiado del rey de Aragón; aún no solamente galera , su Leny , pero no cree que nengun pescado se perro alzó sobre mar, si o puerta hun escudo o señal del rey de Aragón en la coha, para mostrar guiado de aquel noble señor, el rey de Aragón y de Cecilia. "
Y llegamos al Balcó del Mediterrani, un verdadero balcón sobre el mar desde el que hay unas preciosas vistas.
