Continuación de las dos etapas anteriores:
MAESTRAZGO DE TERUEL (1). MOLINOS. ALIAGA. PITARQUE. ÓRGANOS DE MONTORO.
MAESTRAZGO DE TERUEL (2). MIRAMBEL Y LA IGLESUELA DEL CID.
CANTAVIEJA.
Y, al fin, tocaba visitar la capital de la comarca del Maestrazgo turolense, que se alza estratégicamente sobre un peñón calizo oteando un horizonte de muchos kilómetros, lo que resulta especialmente visible si se acceder por la carretera A-226 desde Mirambel, que se encuentra apenas a 13 kilómetros.
Por lo tanto, tuvimos que ascender más de doscientos metros hasta llegar al casco urbano, pues se encuentra a 1.200 metros de altitud sobre el nivel del mar. Así que esperábamos contemplar unas panorámicas estupendas. Sin embargo, al llegar no vimos demasiado porque entre unas cosas y otras se nos había hecho de noche. Teníamos una habitación reservada en Casa Sara, habitaciones rurales el mismo centro. Buen alojamiento con desayuno incluido por 50 euros. Tras instalarnos, buscamos un lugar para cenar, que resultó ser el Bar Yodi, con tapas, bocadillos y raciones ricas y abundantes. Cenamos bien y a un precio correcto. Estaba lleno. De verdad que no sé de dónde sale tanta gente en los bares en sitios que parecen estar casi desiertos
Plaza de España.
Después, dimos una vuelta por el centro, cuyas calles estaban iluminadas muy tenuemente con luz rojiza, salvo la Iglesia Parroquial de la Asunción que ponía un atractivo contraste con su luz blanquecina.
Recorrido nocturno por Cantavieja.
Al día siguiente, me apunté en la Oficina de Turismo a una visita guiada por la villa, que duró unas dos horas y media. Fue bastante entretenida.
Además de capital de la comarca del Maestrazgo turolense, Cantavieja es su municipio más poblado, superando los 700 habitantes censados, aunque a principios del siglo XX llegó a alcanzar casi los dos millares. Presenta una traza alargada, acomodándose a la forma de la peña sobre la que se encuentra ubicada, con una avenida principal que la atraviesa longitudinalmente, divida en tres tramos: Aragón, García Valiño y Maestrazgo. La parte histórica se encuentra cerca de la Avenida de Aragón, cruzando la Plaza de España hacia la calle Mayor. El recorrido aconsejado figura en morado en el siguiente plano turístico municipal.
Plano turístico y cartel de fiestas.
Algunos datos sobre Cantavieja.
Dejando aparte algunas pinturas rupestres aparecidas en cuevas del entorno, que sugieren la presencia humana en estas tierras en tiempos prehistóricos y la leyenda que cuenta que fue fundada por Amilcar Barca con el nombre de Cartago Vetus, lo cierto es que los primeros datos la señalan como enclave musulmán hasta su conquista por Alfonso II de Aragón en 1169. Fue donada a la Orden del Temple en 1212 y cuando desapareció pasó a la Orden de San Juan de Jerusalén en 1317, que formó una poderosa encomienda. Durante el siglo XVIII prosperó gracias a la ganadería y al comercio de lana y tras las desamortizaciones del siglo XIX, Cantavieja dejó de pertenecer a la Orden Hospitalaria y se constituyó en ayuntamiento en 1834.
Como otras localidades del Maestrazgo, Cantavieja jugó un importante papel en las Guerras Carlistas, hasta el punto de que el General Cabrera, apodado el Tigre del Maestrazgo, la convirtió en Capital de la Comandancia General del Maestrazgo durante la I Guerra Carlista en 1836. Perdida y reconquistada por los carlistas, su caída definitiva en 1840 supuso el final de la guerra. En la III Guerra Carlista volvió a jugar un papel esencial y su rendición en 1875 ante las tropas liberales supuso la liquidación definitiva de estas confrontaciones.
Actualmente, la economía de Cantavieja se basa fundamentalmente en la ganadería lanar y vacuna, la explotación de canteras de piedra rústica y las industrias alimentarias relacionadas con las denominaciones de origen “Jamón de Teruel” y “Queso de Tronchón”. Bueno, ¡qué rico! (No nos dio tiempo de ir al pueblo, pero si de probar el queso ). Últimamente también se está apostando por el turismo y a este respecto ha sido incluida en el catálogo de la Asociación de los Pueblos más bonitos de España.
Nuestra recorrido por Cantavieja.
Antes de iniciar la visita guiada, pudimos echar un vistazo al Museo de las Guerras Carlistas (incluido en el precio de la visita), que se encuentra en el edificio de la Oficina de Turismo. Y también por nuestra cuenta, fuimos a dar una vuelta por el llamado “Paseo de las Murallas”, cuyo camino empedrado presenta unas vistas espléndidas tanto de los campos adyacentes como de las aspilleras construidas entre las rocas por los carlistas para fortalecer su defensa.
Ya con la guía, por la calle Mayor, fuimos hasta la Plaza Porticada, en la que estaban empezando a instalar las gradas y las barreras para los encierros y corridas de toros de las fiestas patronales, por lo cual estaba todo un poco liado, con furgonetas, operarios y demás.
Allí se encuentra el Ayuntamiento, construcción del siglo XVI de mampostería y sillería. También pudimos visitar el Salón de Actos, que cuenta con un magnífico artesonado de madera. Anexada al edificio del Ayuntamiento está la Casa de los Osset o Casa del Bayle, con una espectacular fachada de piedra blasonada. Muy interesantes son también los soportales, algunos con artesonado de madera.
A continuación, también en la Plaza Porticada, visitamos la Iglesia Parroquial de la Asunción, un templo barroco de grandes proporciones, ampliada a mediados del siglo XVIII sobre una iglesia medieval anterior de la que solo se conserva la torre y la portada lateral gótica.
Una vez visto el interior del templo, pudimos subir a la Torre Campanario, construida en 1612 y que permite el acceso al templo actual a través de la antigua portada gótica. En uno de los tramos, se contempla la maquinaria del reloj y la casa del relojero, donde se ha recreado una antigua escuela.
Ni que decir tiene que desde el campanario pudimos contemplar unos espléndidos panoramas de las tierras del Maestrazgo y de la propia Cantavieja.
La siguiente parada fue en el antiguo Castillo Templario, destruido durante las Guerras Carlistas y del que apenas se conservan los lienzos exteriores. En un extremo se encuentra un Torreón del siglo XIX que se utilizó como Calvario hasta no hace mucho tiempo.
La penúltima visita guiada nos llevó a la Iglesia de San Miguel, construida en 1411 para albergar los restos de su promotor, el Castellán de Amposta de la Orden de San Juan. Excelente muestra del estilo gótico, sobresale el sepulcro de alabastro, donde descansó el Castellán hasta que fue profanado al usarse como almacén de armas durante las Guerras Carlistas.
Y, finalmente, ya en la zona más moderna en cuanto a casas porque antiguamente era pleno campo, visitamos la Nevera. Estos depósitos excavados y con techo de piedra servían para almacenar la nieve con que se conservaban alimentos y medicinas. El de Cantavieja tiene planta circular, 6 metros de diámetro y 7,5 de altura.
Tras la visita guiada y antes de marcharnos, volvimos a dar un paseo entre casas de piedra, asomándonos a los balcones naturales o habilitados, como el Mirador del Portillo, que ofrecen unas extensas vistas de las tierras del Maestrazgo.
PUERTOMINGALVO.
Aunque pertenece a la comarca de Gúdar-Javalambre, forma parte del Parque Cultural del Maestrazgo. Es una localidad realmente alta, pues se encuentra a más de 1.456 metros sobre el nivel del mar y se halla enclavado en un entorno imponente de la Serranía del Maestrazgo. Tiene poco más de 100 habitantes y está incluido en el catálogo de la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España.
Supongo que en pleno invierno no resulta fácil llegar hasta allí, pero en pleno agosto no tuvimos ningún problema, y ni siquiera hacía demasiado calor gracias a un cielo repentinamente plomizo que auguraba alguna tormenta. Lo cierto es que impresiona ver el caserío ubicado en lo alto de un cerro, sobre el que destaca la estampa de su castillo. Hay mucho sitio para aparcar fuera del núcleo urbano y fuimos caminando hasta el centro en un paseo de muy pocos minutos.
Vista desde la carretera al llegar.
Íberos, romanos y musulmanes pasaron por estas tierras, hasta que tras ser reconquistado por los cristianos en 1181, el rey Pedro II lo donó al Obispado de Zaragoza, al que perteneció durante más de 600 años, aunque en 1202 se firmó el acta fundacional de la villa.
De las murallas se conservan algunos lienzos, algunos de reminiscencia andalusí. En cuanto a los accesos, se conservan dos de los cuatro que existían: el Portal Alto o de San Antonio (siglo XIV) y el Portal Bajo o Portalico (siglos XII y XIII).
Algunas de las calles de Puertomingalvo son estrechas y empinadas, incluso tortuosas, la mayor parte flanqueadas por casas que son ejemplo de una arquitectura caracterizada por las inscripciones en los dinteles, que unen símbolos o frases religiosas relativas a la época en que fueron construidas. Otro elemento representativo es el tirador faliforme, que podía referirse a cultos ancestrales a la fertilidad.
Fuimos viendo edificios blasonados, de estilo gótico levantino como la Casa Lloveros y la Casa Alta. Y el antiguo Hospital de Santa María de Gracia, del siglo XV.
La Casa Llorens, de los siglos XVI y XVII, es una de las mejor conservadas del pueblo y aúna la sobriedad renacentista de su fachada con la recargada decoración barroca del escudo y del alero de madera. Ojo al curioso tirador faliforme, arriba a la izquierda.
El Ayuntamiento data de los siglos XIV y XV, con fachada de sillería de piedra y acceso en forma de arco de medio punto; el conjunto se remata con un alero de madera bellamente trabajada. La Iglesia de la Asunción y San Blas es una construcción barroca del siglo XVIII, cuya torre actuó como fortaleza. El interior tiene una bella decoración pictórica que, sin embargo, está bastante deteriorada en algunas zonas.
Estuve conversando con una señora que lo enseña y me explicó las dificultades que tienen para obtener fondos para su restauración, hasta el punto de que los propios feligreses dedican alguno de sus ratos libres a mejorar las zonas comunes. Me dio tristeza ver todas aquellas manchas marrones y un buen número de desconchones en las pinturas. Espero que pronto puedan restaurarse para que recuperen toda su belleza.
El Castillo tiene origen árabe y ya se conocía a principios del siglo XIII. Después de años de abandono, durante los cuales incluso se utilizó de cementerio, la inexpugnable fortificación fue restaurada en los años ochenta del pasado siglo hasta convertirse en una de las mejor conservadas del Maestrazgo. Además, sirve de fantástico mirador sobre el entorno, en el que destaca el macizo y la montaña de Penyagolosa, donde estuvimos haciendo una ruta de senderismo hace algunos años.
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Para terminar nos dedicamos a pasear tranquilamente por las calles altas y bajas, lo cual merece la pena, aunque suponga un poquito de esfuerzo por las cuestas.
Y aquí acaba mi relato sobre nuestra visita a las tierras del Maestrazgo turolense. Nos gustó mucho la escapada, sin prisas y sin agobios en pleno mes de agosto. ¿Quién dice que no es posible? Volveremos, sin duda.