Habíamos comprado vuelos por separado: Valencia-Milan-Reykjavic.
Después de trabajar el día anterior de noche, llegaba a casa para esperar el Cabify que nos tenía que llevar al aeropuerto.
Despertamos a las niñas y esperamos en la calle con las maletas mientras la aplicación nos indicaba que estaba buscando conductor, que esperasemos 5 minutos. Luego otros 5 y así hasta que nos cansamos y lo cancelamos ya que se nos hacía tarde.
El vuelo salía a las 08:55 así que llamamos a un taxi. Todos ocupados.
Empiezan los nervios.
Al final llamé a un compañero de trabajo que nos acercó al aeropuerto.
Facturamos y esperamos.
El vuelo salió con algo de retraso.
Llegamos a Milán a las 10:40.
La gente iba pasando mientras las cámaras medían la temperatura.
Pasamos y....susto. Mi hija pequeña daba temperatura alta.
Nos paran, lo comprueban con el termómetro manual. No funciona.
Esperamos un par de minutos, nos hacen volver a pasar y... temperatura correcta...bufff.
Comimos en un restaurante italiano del aeropuerto (canelones de espinacas y queso sin gluten para mi mujer, pizza caprichosa para mí y mis hijas)
Después tomamos un café para amenizar la espera hasta el siguiente y último vuelo que salía a las 16:45.
Tras cerca de 4 horas llegamos a Keflavik a las 18:45 hora local.
Cogimos las maletas y nos hicieron la prueba PCR muy rápido al estar pre registrados.
La verdad que es doloroso. A todos se le saltaban las lágrimas.
Pero ya habíamos pasado el trámite.
Salimos, compramos cerveza, gin+lemon y chucherías para las niñas (se lo habían ganado) y nos recoge el taxista con el que habíamos quedado por mediación del hotel donde nos alojaríamos.
Por 18€ nos llevó hasta nuestro hotel "BB Hotel Airport"
En recepción quedamos al día siguiente para que el servicio lanzadera al aeropuerto nos acercara a las 8:00 para recoger la caravana.
Nos dimos unas duchas necesarias, cenamos unos sándwiches en el suelo, pusimos la calefacción y a dormir.
Después de trabajar el día anterior de noche, llegaba a casa para esperar el Cabify que nos tenía que llevar al aeropuerto.
Despertamos a las niñas y esperamos en la calle con las maletas mientras la aplicación nos indicaba que estaba buscando conductor, que esperasemos 5 minutos. Luego otros 5 y así hasta que nos cansamos y lo cancelamos ya que se nos hacía tarde.
El vuelo salía a las 08:55 así que llamamos a un taxi. Todos ocupados.
Empiezan los nervios.
Al final llamé a un compañero de trabajo que nos acercó al aeropuerto.
Facturamos y esperamos.
El vuelo salió con algo de retraso.
Llegamos a Milán a las 10:40.
La gente iba pasando mientras las cámaras medían la temperatura.
Pasamos y....susto. Mi hija pequeña daba temperatura alta.
Nos paran, lo comprueban con el termómetro manual. No funciona.
Esperamos un par de minutos, nos hacen volver a pasar y... temperatura correcta...bufff.
Comimos en un restaurante italiano del aeropuerto (canelones de espinacas y queso sin gluten para mi mujer, pizza caprichosa para mí y mis hijas)
Después tomamos un café para amenizar la espera hasta el siguiente y último vuelo que salía a las 16:45.
Tras cerca de 4 horas llegamos a Keflavik a las 18:45 hora local.
Cogimos las maletas y nos hicieron la prueba PCR muy rápido al estar pre registrados.
La verdad que es doloroso. A todos se le saltaban las lágrimas.
Pero ya habíamos pasado el trámite.
Salimos, compramos cerveza, gin+lemon y chucherías para las niñas (se lo habían ganado) y nos recoge el taxista con el que habíamos quedado por mediación del hotel donde nos alojaríamos.
Por 18€ nos llevó hasta nuestro hotel "BB Hotel Airport"
En recepción quedamos al día siguiente para que el servicio lanzadera al aeropuerto nos acercara a las 8:00 para recoger la caravana.
Nos dimos unas duchas necesarias, cenamos unos sándwiches en el suelo, pusimos la calefacción y a dormir.