Bien, hoy el día se ha levantado despejado. En la planificación que teníamos, este día estaba marcado para recorrer los diferentes miradores de los valles de Valdeón y Sajambre, ambos pertenecientes al Parque Nacional de Picos de Europa en su vertiente leonesa.
Tras el desayuno de rigor, al coche y dirección a Portilla de la Reina. Allí desvío de la carretera que llevamos y nos dirigimos hasta el Puerto de Pandetrave (1562 metros) donde está el primer mirador. Buf, realmente bonito. Impresiona ver esas moles graníticas.
Mirador de Pandetrave
Nos quedamos allí hasta estar solos y así poder disfrutarlo más. Ya de nuevo en el coche seguimos nuestros trayecto, ahora en bajada, a Posada de Valdeón, capital del valle. Un poco más adelante y por carreteras super estrechas está el siguiente mirador, el muy conocido mirador del Tombo, por su escultura del rebeco y por estar muy cerca de una de las rutas senderistas más conocidas, la ruta del Cares. Aquí hay bastante más gente y una pareja con un dron que no se mueven del mejor sitio y encima el dron es bastante ruidoso Hacemos unas cuantas fotos, paseamos un poquillo y al final hay un momento que no hay nadie y aprovechamos.
Mirador del Tombo
El siguiente punto marcado está a menos de 5 minutos, entre el mirador y Caín. Es el Chorco de los lobos una primitiva trampa para atrapar lobos, un pozo abierto en el corazón del bosque cuya antiguedad al menos data del siglo XVII
El chorco de los lobos
Desde este punto volvemos por el camino ya recorrido hasta Posada de Valdeón para desviarnos desde ahí dirección Caldevilla ya que el siguiente mirador es el que tiene el nombre del valle, el mirador de Valdeón, que no está mal, pero palidece en comparación con los dos anteriore.
Mirador de Valdeón
Poco más adelante está el mirador de Piedrashitas, pero hay que andar un kilómetro desde el puerto de Panderruedas. Lo descartamos para la tarde ya que hay mucha gente y vacas protegiendo la entrada y además empieza a hacerse tarde y hemos de hacer la ruta senderista que teníamos pensado.
Seguimos y a menos de 5 kms está el mirador del puerto del Portón, en el que no hay nadie. Aprovechamos y paramos. Oigan este no está nada mal.
Mirador del puerto del Portón
Desde el puerto empezamos a bajar y a adentrarnos en el valle del Sajambre. Un poco antes de llegar a Oseja de Sajambre, está el mirador del mismo nombre. También paramos y aunque no es espectacular, no desmerece y además una rapaz colgada en el pico de justo arriba nos hace una demostración de vuelo en picado de documental.
Mirador de Oseja de Sajambre.
Y llegamos al pueblo a las 13 horas. Desde aquí queríamos hacer una ruta senderista que nos llevaría hasta Soto de Sajambre, se trata de una parte de la conocida ruta GR senda del arcediano Dejamos el coche y con la ayuda del track llegamos al camino que buscábamos.
La idea era hacer los 5,5 kms hasta Soto, comer allí y luego tras el banquete volver por el mismo camino para coger el coche y volver a Riaño.
El primer tramo está asfaltado, hasta que salimos del pueblo por un antiguo camino que en continuo ascenso nos lleva hasta la Corona, un cruce de varias rutas. La mayor parte del sendero, sobre todo en los últimos kilómetros, es bajo un frondoso bosque de robles que con el acompañamiento del río parece que estás en un cuento. Y no sé, esperaba mucha gente en la ruta, pero solo vimos al principio a una pareja. Supongo que al hacerla casi a la hora de comer evitó la muchedumbre.
Vistas de Oseja desde el camino. Camino. Puente antes de llegar a Soto. Llegada a Soto
Soto es un pueblo diminuto que cuenta con un hostal-restaurante y con un barecillo al lado que fue donde comimos. La terraza era superacogedora y la verdad que tenía mucho encanto. Nos tomamos un par de cervezas con sus pinchos y pedimos una ración (aquí lo llamaron de otra manera) de cecina y queso que estaba realmente espectacular.
Tras el cafelito cogimos los bártulos y de nuevo para Oseja, eso sí ahora casi todo cuesta abajo. Nos detuvimos un par de veces deleitándonos de algunos robles centenarios, pero en hora y media ya estábamos otra vez en el coche.
Llegando al puerto del Portón empezamos a divisar una constante de los siguientes días: la niebla de a primeras horas del día y última de la tarde. Dejamos el mirador de Piedrashitas para otro día y llegamos a Riaño. Allí fuimos a Wildwatching a pagar lo del lobo del día siguiente y mi mujer decidió no darse un madrugón y solo ir por la tarde.
Ya en Riaño lo de siempre, ducha, cena y serie.