Como os decía antes, el desayuno fue todo un banquete, nos hicieron unos huevos fritos con cebollino que estaban riquísimos, y todo, absolutamente todo en el buffet estaba individualizado y cerrado: el salmón, la bollería, la fruta cortada, caballa,... y todo con una calidad extraordinaria. Un 10 para el Nh.
Dejamos el hotel tras hacer el check out y nos vamos con la furgo a visitar el Palacio de Justicia de Nuremberg, donde se celebraron los famosos juicios. Cometimos el error de no consultar el horario, y después de dar muchas vueltas hasta conseguir aparcar nos encontramos que el Memorial cierra los martes...

El 1 de octubre de 1946 finalizó (después de un año) un macrojuicio contra dirigentes nazis por crímenes contra la humanidad que tuvo en vilo a todo el planeta. Las penas fueron desde la absolución de algunos de ellos hasta la pena de muerte para otros.
El Palacio de Justicia de Núremberg había sido escogido para albergar estos juicios por tres motivos: por su simbolismo ya que fue el lugar donde el partido nazi concentró a más público durante sus mítines, por ser el lugar donde se promulgaron las Leyes Raciales contra los judíos en 1935 y por ser el único edificio de este tipo que quedó intacto en Alemania tras los bombardeos. Las instalaciones también contaban con una prisión y con hoteles que sirvieron para alojar a las delegaciones internacionales y a los periodistas.
Y bastante cabreados por haber cometido el error de no consultar los horarios, decidimos visitar El Camino de los Derechos Humanos, que no quedaba excesivamente lejos de allí. Se trata de una avenida que desemboca en la muralla, consta de 30 columnas en las que están tallados los 30 artículos de la Declaración de los Derechos Humanos, en 30 idiomas diferentes además del alemán.
Para quitarnos el mal sabor de boca por no haber podido visitar el Memorial de los Juicios, nos vamos al Puente de los Carniceros, y al del Verdugo. Y es que el Emperador y sus caballeros pasaban por aquí para llegar al castillo.
Entre ambos puentes hay una pequeña isla donde se sitúa la casa del verdugo, esta profesión era muy importante durante la Edad Media, porque además, el verdugo podía vivir dentro de las murallas y cerca del castillo pero no sobre tierra firme.
Dimos un último paseo por la zona y decidimos acercarnos a conocer BAMBERG e ir decidiendo sobre la marcha dónde pasar la noche, teniendo en cuenta que al día siguiente entrábamos a la casa que teníamos alquilada en Suiza.
De Bamberg siempre he tenido una imagen grabada en la mente, la típica, algo parecido como con la cabaña Äscher...
Su característico Rathaus unido a la ciudad por dos puentes. La otra parte del Ayuntamiento está decorado con preciosos frescos. Además cuenta la leyenda que el Obispo no quería ceder ni un solo centímetro de terreno para su construcción, por lo que los habitantes de Bamberg, enfurecidos, decidieron clavar estacas en el cauce del río, creando así una isla artificial donde levantar su preciado Ayuntamiento, marcando además el límite entre la ciudad del Obispo y la ciudad burguesa.
Pero Bamberg tiene más historia: está levantada sobre 7 colinas, como Roma. A partir del siglo XVIII el obispo de la época invitó a sus habitantes a evadir sus impuestos a cambio de revestir las fachadas de sus casas con entramado de madera. Y por último, forma parte del Patrimonio de la Unesco.
Conseguimos aparcar la furgo muy cerquita del centro y nos dejamos llevar por los pies y las indicaciones y recorrimos Bamberg sin mapas, solo callejeando, subiendo y bajando colinas y volviendo una y otra vez a la orilla del río. Fue agotador porque además hacía un sol de justicia y mucho calor, pero disfrutamos de lo lindo.
El hambre apremiaba ya así que compramos unas salchicas de Nuremberg en un puesto y las comimos en Maximilianplatz, viendo el deambular de la gente y su bonita fuente.
Ya con la tripa llena empezamos a subir una de sus colinas, la que lleva a la Catedral, que aunque estaba en obras decidimos visitarla, un imponente edificio mezcla de diferentes estilos.
En la Domplatz también encontramos la Antigua Residencia Episcopal y la Nueva Residencia.
En la Antigua Residencia está el patio de madera más bonito que he visto nunca, repleto de galerías de flores, y donde, como curiosidad, se rodó la peli de Los tres Mosqueteros. allí nos sentamos un ratito a la sombra de un árbol maravillados por la zona.
Desde la Nueva Residencia se accede al JArdín de las Rosas, donde dicen que en primavera llegan a brotar hasta 70.000 ejemplares.
Desde allí se puede obtener una bonita vista de los tejados de Bamberg. E iniciamos el descenso, recorriendo de nuevo el centro de la ciudad.
Finalmente recorrimos la conocida como Venecia de Bamberg, dando por finalizada la visita porque Hugo estaba el pobre k.o de caminar todo el día...es un espartano.
La verdad es que el cansancio se nos notaba a los 3, así que decidimos emprender el camino a Suiza e intentar cruzar la frontera de noche, porque aunque España seguía sin estar en la lista de países que debían guardar cuarentena, preferíamos evitar posibles controles. 5 horas nos separaban del área para autocaravanas que habíamos visto.
Hicimos la compra en un lidl antes de cruzar la frontera a última hora de la tarde, llenamos el depósito y poco antes de que anocheciera cruzamos una frontera completamente vacía y con los puestos fronterizos ya cerrados.
Elegimos el área de LENZBURG para pasar la noche. Es gratuíta y está cerquita del río. La dirección exacta es Seonerstrasse 23.
Estábamos tan agotados que a pesar de que estaba cerca de la carretera, no escuchamos ni un ruido, ya llevábamos 7 días desde que salimos de la playa, y aún nos quedaban otros 7...

