Nacientes de Marcos y Cordero.
En esta recopilación de rutas de senderismo, no podía faltar una de las que más me gustaron entre las que hicimos durante nuestro viaje a La Palma, hace unos cuantos años; y ya es decir, porque disfruté mucho en todas las caminatas. En esta ocasión me voy a referir a la de los Nacientes de Marcos y Cordero, una de las emblemáticas en la isla. Se trata de una marcha larga y exigente, pues si se hace entera se supera un desnivel próximo a los mil metros. Sin embargo, es posible acortarla para las personas que no quieran o no puedan cubrir entera su distancia. Así que casi todo el mundo puede disfrutar de sus paisajes.
Ubicación de la ruta según Google Maps.
Por un comentario en el foro y según lo que pone en la página
www.visitlapalma.es/ ...s-pr-lp-6/ , he sabido que hace unos meses se han fijado ciertas restricciones para la realización de esta ruta, debido a varios accidentes que se produjeron a causa de desprendimientos y también por las imprudencias de algunos excursionistas. Ahora el itinerario está regulado y se requiere llevar calzado adecuado, linterna, chubasquero y casco, que se puede alquilar en las agencias turísticas autorizadas. También se ha establecido un horario de acceso limitado, hasta las 14:00 horas en verano y las 12:30 en invierno.
Sin embargo, no hace falta guía y se puede ir por libre perfectamente, si bien cumpliendo las nuevas exigencias y siempre que se tenga experiencia en caminar por la montaña. Es importante llevar calzado deportivo con agarre, a ser posible botas de senderismo, mejor si son impermeables, porque el terreno, que serpentea por el borde de un profundo barranco, es abrupto e irregular, puede haber barro y se pisan zonas resbaladizas como consecuencia de la abundante presencia de agua. Quizás no sea recomendable para personas que padezcan de vértigo, pues en algunos tramos se camina a gran altura y sin protecciones. Dicho todo esto, me parece un sendero asequible a todas las personas acostumbradas al senderismo en montaña; y tampoco lo recuerdo como especialmente peligroso -aunque así lo califica el Cabildo y yo no soy quien para desmentirlo-, si bien hay que ir con cuidado y precaución, sin afrontar riesgos innecesarios, naturalmente. A lo largo de la ruta se atraviesan hasta 13 túneles sin iluminación y algunos bastante largos, por lo cual es imprescindible llevar linterna; además, se debe tener en cuenta que el teléfono móvil no tendrá cobertura durante gran parte del recorrido.
Datos de la ruta más habitual.
Distancia: 13,5 kilómetros. Duración: entre 6 y 7 horas. Desnivel: 1.000 metros. Grado de dificultad: Medio/Alto.
El punto de partida está situado en el Centro de Visitantes de los Tilos, que se encuentra a 25 kilómetros de la capital, Santa Cruz de la Palma, lo que supone unos 35 minutos de viaje en coche, según Google Maps; el final está en la Casa del Monte, una construcción asociada al agua, junto a la cual pasa el canal que la conduce hasta la central hidroeléctrica de El Mulato, la única que funciona en Canarias. Como se trata de una ruta lineal, hay que hacerla de ida y vuelta o bien contratar un taxi todoterreno para ir hasta la Casa del Monte y, desde allí, iniciar la marcha, llegar hasta los nacientes y continuar el descenso por el barranco hasta el Centro de Visitantes. Quien quiera utilizar este servicio, es mejor que haga una reserva previa, ya que a veces no hay taxis disponibles el mismo día que se desea hacer la caminata.
.
Otra posibilidad para los menos aventureros o quienes no puedan hacer el sendero completo por problemas físicos es caminar desde Casa del Monte hasta los Nacientes omitiendo la posterior bajada del barranco, un paseo de entre cinco y seis kilómetros (ida y vuelta). En cualquier caso, este sendero tiene idénticas restricciones y recomendaciones que el largo.
Nuestro recorrido.
Como ya he comentado, han pasado muchos años desde que estuvimos allí, pero me gustó tanto que siempre he sentido ganas de repetir la experiencia, aunque de otra manera. Y es que nuestra caminata fue un tanto particular, ya que fuimos en sentido contrario al que suele ir todo el mundo: es decir de arriba abajo en vez de abajo arriba. Al cabo de tanto tiempo, no recuerdo bien el motivo de tal ocurrencia, aunque supongo que fue porque una vez en el Centro de Visitantes de los Tilos no encontramos taxis disponibles que nos llevaran a la Casa del Monte o, quizás, ni siquiera conocíamos el servicio. El caso es que una vez allí, no tuvimos más opción que seguir o dejarlo para otro día, del que no disponíamos, así que decidimos tirar para adelante y ascender los casi mil metros de desnivel y los ocho kilómetros de distancia en vertical. Y luego nos quedaba... la vuelta

Menos mal que en verano las horas de luz eran muchas, hacía buen tiempo y, por entonces, éramos jóvenes y estábamos acostumbrados a rutas bastante largas y fatigosas.
Inicio de nuestra ruta: todo hacia arriba.
Después de tanto tiempo, me resulta difícil recordar el recorrido según lo fuimos haciendo y tampoco puedo guiarme por las fotos porque en aquella época no disponía de cámara digital y hacía muy pocas por el alto precio de carretes y revelados. Solamente tengo unas veinte, mientras que hoy en día podría haber tomado trescientas tranquilamente. Las que voy a poner aquí están escaneadas de las que conservo impresas, por lo cual su calidad no es demasiado buena, pero me parece que sirven para ilustrar la belleza de los paisajes que surcamos. De hecho, todavía me gusta echarles un vistazo de vez en cuando. Me encantan estos ambientes casi selváticos en los que la presencia de la laurisilva le otorga ese toque agreste y casi de ficción, recreando épocas prehistóricas, como una película de dinosaurios.
Lo que no se me olvidado es la tremenda subida que encaramos desde el Centro de Visitantes, los enormes helechos que casi nos tapaban en la parte inicial del sendero y, sobre todo, la belleza verde del entorno, en especial, donde aparecía la laurisilva, ecosistema forestal cuyo origen se remonta a unos 20 millones de años atrás, en la Era Terciaria, y que cuenta con más de veinte especies en las Islas Canarias, uno de los reductos donde todavía se conservan en el mundo, junto a las Azores y Madeira. La zona de los Tilos fue declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO desde 1983, siendo la primera de Canarias; posteriormente, dicha calificación se extendió a toda la isla de La Palma.
En el sendero, hay zonas con barandillas de madera que marcan el camino (bien señalizado) y actúan como barrera protectora en algunos puntos.
En la parte más alta del barranco, a más de mil metros, el paisaje cambia del sotobosque al pinar, siendo la vegetación que predomina hasta llegar a los nacientes, que es el nombre que reciben en Canarias los manantiales por los que brotan al exterior las aguas subterráneas procedentes de los acuíferos. Debido a la extensión de los cultivos de regadío, muchos de estos manantiales llegaron a secarse. Los de Marcos y Cordero están entre los más importantes del archipiélago. A principios del siglo XX se construyó un canal para llevar hasta Los Sauces el agua que bajaba libremente por el barranco, optimizando así su aprovechamiento. Para hacerlo posible, además del canal, se tuvieron que hacer túneles, galerías y un camino paralelo al canal, todo lo cual conforma actualmente una de las rutas de senderismo más conocidas de La Palma.
En un punto de la ascensión, empezamos a divisar unas cascadas al fondo, anunciándonos que estábamos llegando a los nacientes, que manan en ese punto concreto porque en la capa inferior es impermeable y no permite que el agua se filtre hacia el fondo del barranco, con lo cual el terreno se satura y el agua brota al exterior. El de Cordero está formado por tres cascadas y tiene mayor caudal que el de Marcos. El lugar es precioso.
La pared donde se encuentran los túneles resulta espectacular. Son 13 en total, se excavaron a mano en la roca en 1900. Se deben cruzar con precaución porque suele haber agua tanto en el suelo como en forma de súbito “chaparrón; también habrá que tener cuidado de no golpearse la cabeza y en los más largos es necesario llevar la linterna encendida, ya que no se ve nada.
Cuando llegamos a la Casa del Monte, no sabíamos qué hacer. Regresar por el camino que habíamos traído sería demasiado largo y no muy prudente por si se nos hacía de noche, algo muy peligroso en el barranco. Así que decidimos continuar por la pista que lleva a la carretera, ya que allí no tendríamos problemas en caso de que llegase a oscurecer. Y la jugada nos salió inesperadamente bien, ya que al llegar al asfalto nos cruzamos con un taxi que nos ofreció sus servicios: evidentemente, aceptamos y nos llevó hasta el Centro de Visitantes, donde habíamos dejado nuestro coche de alquiler. En total, estuvimos caminando unos 25 kilómetros y más de ocho horas; pero la experiencia mereció la pena. Eso sí, la próxima vez nos aseguraremos de contratar el servicio de taxi con antelación.
El Cubo de la Galga.
Para las personas que no les apetezca, no tengan tiempo o no puedan hacer el sendero anterior, hay una forma bastante cómoda de admirar el bosque de laurisilva, y es la ruta del Cubo de la Galga, que es circular, tiene unos 9 kilómetros de longitud, se tarda unas tres horas en recorrer y su grado de dificultad es bajo. Se trata de un paseo muy agradable, en medio de una vegetación espesa y envolvente, con helechos de hojas enormes, de esas que traen a la mente los cuentos de hadas y duendes.
Hay un variante muy corta, que consiste en caminar un rato desde el Punto de Información Ambiental que hay junto al túnel de la Galga y darse la vuelta cuando cada cual desee. Nosotros estábamos cansados del día anterior y no lo hicimos completo. Nos gustó el lugar, pero no tanto como la ruta de los nacientes.