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Hoy dedicaríamos prácticamente todo el día para visitar el Parque Nacional de Garajonay.
La Gomera, y el propio parque bien merecen más días de estancia, pero cómo sólo dedicamos dos noches teníamos que ir al grano.
Hay una red de senderos impresionante.
Por ello, elegimos el sendero más representativo y completo de los que vimos: la Gran Ruta Circular de Garajonay (sendero 18).
Decidimos, leyendo recomendaciones en rutas que vimos en Wikiloc, comenzar la ruta en Reventón Oscuro, al ser de las menos concurridas y con menor problema para estacionar.
Según el propio parque, la ruta 18 tiene las siguientes características:
• Tipo: circular
• Recorrido: 16,1 km
• Tiempo: 9 horas
• Desnivel: 683 m
• Dificultad: alta
Los tiempos oficiales no son para nada reales según nuestra experiencia.
Ficha rápida de la ruta:
• Tipo: circular
• Dificultad: fácil-media (sólo por la duración y longitud)
• Distancia: 17,2 km (16-16,5 km reales*)
• Duración real: 5:40 horas (lejos de las 9 teóricas)
• Ascenso total: 981 m
• Descenso total: 1032 m
• Altura mínima: 753 m (Los Cedros)
• Altura máxima: 1410 m (Alto de Garajonay)
• Señalización: buena y completa
• Consejos: 2-3 litros de agua por persona, gorra, algo de comida o fruta y protector solar de factor alto
Lo que más nos impactó de esta ruta fue su belleza, y que pasamos de un microecosistema a otro con una facilidad pasmosa: bosque de laurisilva, pinares, cedros, musgos y líquenes por doquier.
Realizamos la ruta en sentido horario o ascendente: Reventón Oscuro – La Zarzita – Tajaqué – Los Noruegos – Pajarito – Alto de Garajonay – El Contadero – Las Mimbreras – Ermita de Lourdes – El Cedro – Reventón Oscuro.
El sendero es muy fácil de seguir, teniendo sólo que prestar atención en los cruces de caminos, ya que confluyen muchos de ellos en la gran ruta circular (y es fácil errar).
Comenzamos a eso de las 9 horas.
Quisimos desviarnos ligeramente a la altura del Mirador de Morro de Agando para llegar al Mirador de los Roques.
El problema fue que nos despistamos a la vuelta, y sin queremos tomamos el camino dirección a la Ermita de Las Nieves (que confundimos con la de Lourdes, que sí era destino legítimo junto a Los Cedros).
Afortunadamente nos dimos cuenta en cuanto revisamos el mapa en directo vía Google Maps. Hicimos algunos metros de más, pero no nos retrasamos demasiado.
Regresamos al último cruce con la carretera y ya sí que vimos el cartel / poste con el número 18, bien grande, dirección Pajarito (3 km) y Alto de Garajonay (3,9 km).
Volvimos a tramos de bosque de laurisilva, repleto de helechos gigantes y hermosas vistas de los roques y montañas cercanos.
La niebla nos acompañaba a ratos, pero el sol apretaba muchísimo
Seguimos la ruta. El Cedro ya estaba a 3,8 km
Llegamos al Mirador de Roque de Tajaqué poco antes de las 11 horas (2 horas desde el comienzo).
Seguimos dirección Alto de Garajonay / Pajarito por un sendero que iba en paralelo a la carretera, pero con la seguridad y seguridad suficientes, en una zona donde predominaba el denso pinar.
Llegamos al siguiente cruce con la carretera, donde la vegetación se cerraba un poco. Eran las 11:15 y estábamos a 1,1 km de Pajarito y a 2,2 km del Alto de Garajonay.
Tras minutos de calor insoportable (y con los labios rotos de los días anteriores al no protegerlos) vuelve la niebla espesa: lo de la climatología en La Gomera es una locura.
Llegamos a Pajarito a las 11:45, aproximadamente. Aquí confluye también la ruta 17, que coincide con la 18 en este tramo (circular Pajarito – Alto de Garajonay, de 4,6 km de distancia). Ya estábamos a menos de 1 km del Alto de Garajonay.
Desde un mirador cercano (a 300 m del Alto) se podía observar perfectamente la isla de Tenerife y el imponente Teide, con el permiso de las nubes.
A las 12:15 llegamos al Alto de Garajonay (1049 m de altitud según reloj GPS), tras algo menos de 3 horas.
La bajada dirección El Contadero era muy cómoda, en una especie de pista forestal de piedra bien pavimentada. Nos llamó la atención la cantidad de aves, con muchísimas golondrinas (que seguramente fueran vencejos o aviones) volando en picado a escasos centímetros y algún que otro cernícalo.
Ya en El contadero, tras media hora de bajada, pusimos rumbo a Las Mimbreras (3,4 km) y el Caserío de El Cedro (5,7 km).
El camino ya era en descenso total a través de bosque de laurisilva (predominando viñátigos, laureles, hayas y brezos) y cruzando algún que otro arroyo
A las 15 horas llegamos a la Emita de Ntra. Sra. De Lourdes, y teníamos El Cedro a sólo 1,7 km. Existe una ruta lineal (ida y vuelta), marcada como sendero 2, que unía la ermita con la zona de aparcamiento (algo menos de 2 km en 45 minutos, según indicaciones del parque).
A las 14:30 llegamos a El Cedro, que estaba muy concurrido con muchos senderistas y familias comiendo en los merenderos habilitados.
Viendo la hora, y aunque no lo teníamos previsto, decidimos almorzar en el restaurante del camping “La Vista”.
Es famoso por el potaje de berros y otros platos típicos de la isla (de muy buena calidad), así como de los “peculiares” modos de la camarera de los pelos rojos. No hay más que leer los comentarios en Google o Tripadvisor, jejeje.
Nosotros tuvimos suerte y pudimos comer sin esperar mucho rato, y bien atendidos.
Con fuerzas más que recuperadas retomamos el sendero rumbo a Reventón Oscuro, final de nuestra ruta. Estaba a escasos 2 km a través de una carretera pavimentada con piedras de pizarra o similar.
Nos pareció muy acertada la opción de realizar la ruta en este sentido, ya que la última parte es muy monótona y aburrida, ideal para el final, mientras hacíamos la digestión de la comilona.
Una subida sencilla de algo de unos 30-45 minutos, quizás, para llegar a Reventón Oscuro a las 16:20 (7 horas desde el comienzo, contando con paradas y almuerzo).
¡Reto conseguido!
Tras finalizar la ruta cambiamos de tercio para darnos un baño en la Playa del Inglés (en pleno Valle Gran Rey y cerca del Guro) y desconectar un poco.
Playa relativamente tranquila (había gente, pero sin agobio), con aguas cristalinas y arena fina, aunque con muchas rocas que requerían un mínimo de precaución por el fuerte oleaje.
Compramos algo de comida en un una pequeña tienda familiar (ojo, porque los grandes supermercados cierran supertemprano) y un vino con cierta “fama” de una misteriosa bodega de Tenerife (Blanco afrutado de Bodegas 35 que no estaba mal. Aunque mucho ruido y pocas nueces…) para disfrutar de nuestra terraza en la última noche en La Gomera.
La Palma nos esperaba al día siguiente.
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