Viernes 6 de agosto
Hoy empieza nuestro viaje de verano en el extranjero (hemos hecho ya otro mini viaje más local recientemente) y ahora nos vamos a Colonia. No es nuestro destino principal, sino el punto de inicio y retorno de una ruta por la zona del valle del Rin.
(el río de la foto no es el Rin, sino el Mosela, por el que también pasaremos)
La región perteneciente al Patrimonio de la Unesco empieza 100 kilómetros más al sur de Colonia, concretamente en Coblenza, y es el llamado Valle Superior del Medio Rin o “Rin Romántico”.
Ya llegaremos ahí, hoy estamos en Colonia, la cuarta ciudad más grande de Alemania, después de Berlín (vista



A nuestro parecer y sin desmerecer su importancia, la ciudad da mucho menos de sí que las anteriormente mencionadas. Le dedicamos un día y medio y estamos más que satisfechos.

De orígen romano, dada su situación estratégica en el río, fue capital provincial durante el imperio. Su crecimiento tanto económico como demográfico gracias al comercio se mantuvo durante el medioevo y duró prácticamente hasta la Primera Guerra Mundial.
La Segunda Guerra Mundial fue especialmente cruel con la ciudad y la destruyó casi por completo. La reconstrucción de la ciudad fue asombrosamente rápida y hoy en día basa su boyante economía principalmente en la industria tecnológica.
Los puntos de interés turístico se centran en una reducida zona alrededor de la magnífica catedral. Allí nos dirigimos justo después de dejar las maletas en el hotel.
Este monumento gótico, cuya construcción se prolongó durante 600 años, es Patrimonio Mundial de la Humanidad por su valor artístico y arquitectónico.
Es la tercera iglesia más alta del mundo, con sus dos torres que alcanzan 157 metros. En la fecha de su compleción, fue el edificio más alto del mundo. Hoy sólo la contemplamos desde el exterior, mañana haremos la visita al interior.
Esta tarde la dedicamos simplemente a pasear por el centro. Damos una vuelta por el parque de la orilla del Rin, río que tendrá un papel destacado en nuestro viaje.
En la placita llamada Fischmarkt, es decir, mercado de pescado, se encuentran las fotogénicas casitas coloridas de estilo medieval.
Lamentablemente, todo lo que parezca antiguo en Colonia (excepto la Catedral) es una reconstrucción de su aspecto original de antes de la II Guerra Mundial. Al pasear por aquí cuesta imaginar una época en la que todo esto eran ruinas, piedras y polvo.
Muy cerca destaca la gran iglesia de estilo románico Gross St. Martin, que no está abierta al público.
Cruzamos el puente Hohenzollern, famoso por la cantidad exagerada de candados “de amor” que cuelgan de las rejas que separan el vial de peatones de las vías del tren. Nosotros fuimos por el lado norte y volvimos por el lado sur. Las mejores vistas están en el lado sur.

Tanta caminata nos ha dado sed. Paramos en un bar de la concurrida plaza peatonal Alter Markt y nos tomamos unas “kolch”, es una cerveza típica de aquí, muy fresca, que se sirve en un vaso de tubo de 200 ml. La costumbre manda poner el posavasos encima al finalizarla si no quieres que el camarero te siga sirviendo una detrás de otra.

Es una tradición que funciona en todos los bares de Colonia, como veremos, y únicamente con este tipo de cerveza. El camarero apunta rayitas en nuestro posavasos para contar las kolsch consumidas mientras retira un vaso vacío y lo sustituye por otro lleno.
Habiendo descansado y refrescado el gaznate, nos acercamos a la torre defensiva Malakoff, en la orilla izquierda del río, resto de un fuerte prusiano con buenas vistas del río.
Nos encontramos con el Rheinauhafen, un nuevo distrito que combina modernos edificios residenciales con antiguos almacenes de ladrillo que en su día fueron aduanas del puerto. Todo peatonal, es una gozada para pasear y disfrutar de los contrastes arquitectónicos.
Y luego por hoy sólo nos queda cenar e ir a dormir, ¡que esto ha sido sólo el primer día!