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Después de dormir toda la noche, llegamos a Rovaniemi con una hora de retraso, al bajar del tren notamos que el frío era muchísimo más frío que en Helsinki, el termómetro marcaba -20º. Entramos a la cafetería de la pequeña estación, desayunamos tranquilamente y nos movimos a la estación para recoger el coche de alquiler. La estación es muy pequeña no cabríamos más de 80 100 personas de pie, las oficinas de alquiler no tienen oficinas (no hay espacio) en cambio hay unos chicos con tablet los cuales cada uno depende de una compañía.
Después de buscar y encontrar al chico de nuestra compañía, realizamos todos los trámites pertinentes, nos indicó que fuéramos al parking y buscáramos el coche por su matrícula. Al llegar al aparcamiento todos los vehículos estaban con las luces y el motor encendidos, nos subimos al coche. Entes de circular por las carreteras dimos unas cuantas vueltas por el parking para comprobar como de comportaba el vehículo por la nieve/hielo. Después de comprobar la eficacia que las ruedas de clavos, teníamos la seguridad de poder circular hasta nuestro próxima parada, Santa Claus Village.
Recorrimos menos de 10km que distan los dos puntos. Durante el trayecto pudimos ver que una ciudad y unas personas acostumbradas a la nieve y el hielo, estaba todo nevado y helado. Al llegar al Santa Claus Village buscamos un lugar donde dejar el coche, y una vez aparcados organizamos en qué orden visitaríamos las diferentes atracciones ya que pasaríamos el día aquí. Empezamos visitando la mismísima oficina de Papa Noel que abría a las 09h, y eran la 9am. Fue una acierto porque solo habían 5 personas (2 familias), para tratarse de la actividad top y siendo temporada alta.
Al llegar a la cabaña, la entrada es gratuita, recorrimos unos largos pasillos decorados con cajas de cartas, y varias estancias más, hasta llegar a una estancia donde tocaba esperar, en la sala habían puertas por donde los niños y no tan niños podían mirar por la cerradura, y por ella podían ver varias escenas cotidianas del lugar.
También había un elfo que daba la oportunidad que Santa le diera un regalo al niño/a en el momento que lo conozca, previo pago. Después de una breve espera , cada visita duraba 5 minutos, nos tocaba entrar a conocer a Santa Claus, dejamos todas las capas de abrigo y nos sentamos al lado del personaje, el cual estaba separado por una mampara translúcida y estuvimos conversando en inglés con él, un buen rato.
Luego le dio a la niña el regalo, que compramos fuera, nos hicimos las fotos que luego hablaré, no podemos utilizar nuestras cámaras fotográficas. Y acabamos la visita, a la salida hay otros elfos con la oportunidad de comprar las fotos en digital o papel y la opción del video de toda la visita. Sucumbimos y compramos las fotos y video digital, nos dieron una tarjeta con un código, para acceder y bajarlas online.
El pasillo que conecta la las fotos con la tienda aprovechamos para que la niña abriera lo que le había “regalado” Santa. La verdad que todas las zonas por pequeños que sea y hasta los rincones están decorados y ambientados magníficamente, todo hecho con la intención de disfrutar de una actividad tan mágica.
Al salir de la oficina y de camino donde salen los paseos en trineo tirados por renos., hay unas columnas unidas por una línea en el suelo y un cable por el aire, donde marca la línea imaginaria del círculo polar. Al llegar a los renos compramos en las taquillas el paseo, éstos estaban ordenados por su longitud. En las zonas donde la gente espera habían fogatas donde podías recuperar un poco de calos antes de continuar. El paseo nos gustó muchísimo, nos pusieron a la familia completa dentro de trineo de madera, nos taparon con una piel de reno y empezamos. La velocidad del reno era pausada, caminaba por un sendero en trozo de bosque, lleno de árboles nevados, la estampa era preciosa y podías sentir como el trineo se resbalaba por el hielo.
Después de esta preciosa actividad nos fuimos paseando por el complejo, haciendo fotos y mirando otras actividades hasta llegar a otro paseo de trineo, pero esta vez tirada por Huskys. Estos paseos se realizan dentro del Husky Park, nosotros compramos la entrada combinada con el de renos. Antes de realizar el paseo hay una zona donde están los perros dentro de casetas, lo malo es que estas casetas están encerradas en unas vallas metálicas. Siempre había algún perro atado a una cuerda que se paseaba entre le gente.
Entramos en el recinto para hacer el paseo, nos volvieron a subir a todos dentro de un trineo de madera, con la diferencia que esta vez delante nuestra tirarían 6-8 perros, solo arrancó nos sorprendió la aceleración de los canes, solo sabían correr. El piloto iba detrás nuestra dando continuamente ordenes y clavando frenos, la velocidad era endiabladamente rápida. Nos gustó mucho, y nunca pensábamos que dos paseos en trineo podían ser tan diferentes. Con la velocidad nos quedamos congelados y tuvimos que buscar una fogata para poder aclimatarnos. Creo que hay que realizar los dos paseos, los renos puedes disfrutar tranquilamente del paisaje y los huskys son una descarga de adrenalina.
Tocaba buscar algo de comer, comimos en uno de los varios restaurantes que hay. Con el estómago lleno nos decantamos por visitar un pequeño zoo que hay dentro del complejo, Se trata de una pequeña zona donde hay renos, cabras, alpacas cada uno cercado por vallas de madera, y unas cabañas donde hay patos y gallinas para resguardarse del frío. Hay unos tipis, con fuego dentro para coger calor, una zona de juegos de niños y otra zona con skis para que puedan jugar los más pequeños. En la entrada tienes la posibilidad de comprar embutidos, pan y aperitivos para cocinar en las hogueras. La visita estuvo entretenida, pero no nos gustó mucho y a causa del intenso frio no pudimos estar cómodos.
Para entrar en calor fuimos a visitar otra cabaña. Esta vez era la oficina de la Señora Claus, esta vez la visita no era gratis, teníamos que pagar una entrada con la cual venía la foto. El encuentro con la señora Claus nos gustó mucho, se trataba de una mujer mayor y muy entrañable.
Para finalizar el día, estuvimos paseando por algunas tiendas, jugamos con la nieve y nos hicimos algunas fotos por el círculo polar y las cabañas iluminadas. Ahora tocaba llegar al apartamento, y de camino parar en el supermercado para comprar cenas y desayunos para varios días. Conducir por las carreteras heladas no era nada complicado, nos costó encontrar un poco el bloque de apartamentos. Una vez aparcado en nuestra plaza de garaje, tocaba acomodarnos en el alojamiento.
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