Mira que nos gusta aprovechar lo que tenemos cerca. No tenemos suficiente con Cantabria, una comunidad que ofrece mucho, pero siempre nos llega la idea de...“pos ya que estamos aquí”. Este fue el caso de este día en cuestión. Ya que estamos tan cerca de la montaña palentina, aprovechemos para ver algo. Pues nada, mañana espléndida para ir rumbo a la provincia de Palencia. En primer lugar nos dirigimos a la majestuosa Iglesia Eremitoria de San Justo y Pastor, una iglesia cueva que es una maravilla. Una visita guiada muy personalizada, pues sólo estábamos 6 personas y el guía. Y nosotros somos 4. Es tal la magnitud de la obra que es considerada como “la Catedral de la Piedra” e incluso como “la basílica del eremitismo rupestre”. Al lado de la iglesia se encuentra una necrópolis rupestre con sepulturas antropomórficas. Una visita interesantísima. Muy recomendable.


Y poco después la capital de la comarca: Aguilar de Campoo. Paseando por sus calles encontramos escudos y blasones entre casas solariegas. Una vez atravesamos el rio Pisuerga, llegamos a la Plaza Mayor, porticada y de grandes dimensiones. En dicha plaza, la magnífica Colegiata de San Miguel, con una puerta principal románica de transición. Si bien la colegiata es de estilo gótico. Luego fuimos a la calle Tobalina, lo que era el antiguo barrio judío y muy cerca de esta, la puerta de Tobalina, pues hay que decir que Aguilar de Campoo estaba amurallada, y hoy aún se conservan algunos restos.




Después nos dirigimos a conocer el Geoparque de Las Loras. Nos gusta mucho este tipo de parques. En este viaje íbamos a conocer dos de ellos: el de Costa Quebrada y éste en cuestión. Nos dirigimos a realizar un breve pero intenso sendero por el paraje de Las Tuerces, que poco más o menos es algo parecido a la Ciudad Encantada de Cuenca. No obstante nos encontramos con un problema que no contábamos. Ibamos a ir a las Tuerces por Villaescusa de las Torres, y para ir por ahí, había que atravesar un puente sobre el rio Pisuerga. Pues destrozado el puente. En el año 2019 hubo una intensa riada y el puente quedo destruido, y a fecha de junio de 2021 seguía en desuso. Creo que ahora lo están arreglando. Había que dar un rodeo de unos kilómetros que retraso el tiempo de llegada. Así que acortamos el sendero por Las Tuerces, y aunque vimos parte del paraje, no llegamos a la zona más interesante.



Pero el Geoparque también ofrece un paraje kárstico de enorme belleza: Covalagua. Aquí almorzamos nuestro rico preparado de picnic. El Espacio Natural de Covalagua constituye un magnífico ejemplo de formación kárstica, con formaciones caprichosas formadas por la acción del rio Ivia, un rio que nace en una cueva de la zona. Bien es verdad que cuando fuimos, no caía mucha agua, y no tuvimos la ocasión de ver el paraje en todo su esplendor.

Y por la tarde, visitamos un menhir en medio del páramo y el mirador de Valcabado, muy cerca de nuestra visita final del día: la Cueva de las Franceses.
El mirador de Valcabado está ubicado en un emplazamiento privilegiado. Es realmente espectacular el balcón natural sobre el hayedo de Monte Ahedo, que ha sido acondicionado. Además desde aquí se domina todo el valle de Valderredible.

Está muy cerquita de la Cueva de los Francesas, y también muy cerca del menhir de Canto Hito. No teníamos previsto visitarlo pero como estaba muy cerca de la Cueva, y teníamos la reserva de la visita más tarde de la hora de la llegada, decidimos realizar el pequeño sendero de poco más de 1 km para llegar al menhir. Consiste en una piedra alargada, en bruto, dispuesta de modo vertical y con su parte inferior enterrada en el suelo para evitar que caiga. Este monumento megalítico en medio del páramo es enigmático no solo por si mismo, sino también por el lugar en el que se ubica.

Llegando ya la hora de la visita a la Cueva de los Franceses procedimos a visitarla. Se trata de una enorme cueva llena de estalactitas y estalagmitas y otras formaciones creadas por procesos kársticos, algo parecido a lo de Sorbas (salvando las diferencias, para los que sean de Almería o hayan visitado esas cuevas me entenderán), con la única diferencia que aquí hay demasiada agua, y el agua es importante para moldear la cueva a unos niveles admirables. Se llama de esta manera porque en ella se abandonaron los cuerpos de los soldados franceses muertos en la Guerra de la Independencia surgida en España en 1808.
Y entre visita y visita por el geoparque, la tarde se nos fue. Hora de volver a Olea, disfrutar de un pequeño paseo por el campo, juguetear con los perros del caserío y cenar y descansar pronto, que al día siguiente nos espera otro día más por estas magníficas tierras del norte.