No muy temprano nos dan el desayuno, 7:30. Aquí amanece a las 6 y anochece sobre las 18, así que hay que empezar el día bien temprano.
Ya más descansados, empezamos nuestro tour visitando el complejo arqueológico de Anuradhapura. Nosotros lo hicimos por libre y sin pagar la entrada de 25 dólares que cuesta ver todo el complejo. Hay algunas cosas que son gratuitas y otras que se paga un poquito. El complejo se visita tipo los templos de Angkor en Camboya, necesitas transporte para ir de un sitio a otro.
Empezamos por una estupa blanca, que no era la principal, en la que no había apenas nadie. Dimos una vuelta por la estupa y en el gran aparcamiento que estaba vacío, las chicas se entrenaron con el tuk tuk, ya que les tocaba empezar a conducir a ellas.
De allí nos fuimos al Árbol de Bhodi, el sitio que más me gustó del complejo. Se le ve que es un lugar muy religioso y ceremonial, con muchísima gente local rezando y dando sus ofrendas.
Nosotros íbamos dando vueltas por el complejo con el tuk tuk, y cuando nos echaban el alto porque era sitio del pago de los 25 dólares, tiraba os para otro lado. Así llegamos al templo de Isurumuniya, excavado en la roca, con un estanque precioso para una foto estupenda. Antes de entrar, hay un lago con cocodrilos al lado. Coste de este templo, 500 rupias.
Se nos hacía tarde, así que la visita cultureta se acabó, pues hubiese querido ver la estupa de ladrillos, pero esa entraba en el bono de los 25 dólares.
Comimos allí en la ajetreada ciudad de Anuradhapura, un buffet por 800 rupias, en el que casi todos los platos eran spicy (ya no comimos más buffet en todo el viaje). Revisamos aceite motor, ya que el tuk de mi amigo gastaba más aceite que gasolina, y para Sigiriya.
Entre lo tarde que salimos y las constantes paradas que haces por el camino, para fotos, para tomar algo, para hablar con gente local, llegamos casi de noche a Sigiriya, y nos fuimos directos a subir el Pidurangala.
Anocheciendo y con lluvia, nos atrevimos, ya que llevábamos la agenda apretada. Fue una de las mejores experiencias del viaje, las vistas desde arriba, bestiales, encima con una leve lluvia, acompañada de rayos que hacían una estampa, con la Lion Rock enfrente, de las que no se olvidan.
Advertir que no es fácil la subida ni la bajada, aunque encienden unas bombillas cuando anochece. Supongo que con el terreno seco, será mejor, pero cuidado si vais en mojado. Eso sí, es toda una aventura. Cobran 3 dólares y pasáis por un templo y un buda gigante acostado, así que hay que ir tapado o te dejan algo en la taquilla.
Después de un buen rato allí, nos fuimos los últimos, en noche totalmente cerrada, hasta nuestro guest house en Sigiriya, el Lathika Homes, regentado por una pareja entrañable, la cual nos estaban esperando con linternas, ya que se había ido la luz.
Cena en un restaurante cercano y probar por primera vez el Kothu y a dormir, que al día siguiente nos espera la subida al Lions Rock.