Este día lo dedicamos entero a Nantes, que por su tamaño y su oferta cultural, bien lo merecía.
Empezamos por la Isla de Versalles (Île de Versailles), una isla semiartificial en el medio del río Erdre, convertida en un enorme vergel, que, entre otros espacios verdes, alberga un jardín japonés.

Desde allí, fuimos andando hasta el centro, aprovechando para visitar pequeños puntos de interés marcados en el itinerario de "Le Voyage à Nantes" (visitad su página para más información, pero, resumiendo, se trata de pequeñas intervenciones artísticas efímeras, ero también permanentes). Así, llegamos hasta las avenidas de Saint-André y de Saint-Pierre, divididas por la Columna de Luis XVI, frente a la Catedral de San Pedro y San Pablo. Detrás de la catedral, nos entretuvimos en el jardincito de La Psalette.

Tras esto, decidimos no ir directamente al castillo, sino desviarnos al Jardin des Plantes y comer allí unos bocadillos, sentados en un banco, rodeados de verdor y a la sombra, porque ese día hacía un sol de justicia. Nos encantaron las esculturas diseminadas por el jardín.

Con las energías repuestas, fuimos ya sí al Château des Ducs de Bretagne, a cuyo patio entramos gratis. Allí dentro hicimos el camino de ronda. En el edificio principal había una exposición temporal que ya era de pago, por lo que no la vimos.

Al salir del castillo, decidimos callejear por el centro para ver los puntos clave pero, a la vez, visitar las intervenciones que formaban parte del ya nombrado "Voyage à Nantes". Así, vimos la catedral, la Place Royale, el Passage Pommeraye (galería cubierta de tiendas al estilo parisino)...

Y por fin llegamos a la Isla de Nantes, donde se encuentra el complejo de "Les Machinesde l'île". De esto no puedo decir más que es una auténtica pasada. Nos encantó el proyecto y con cada cosa que veíamos nos maravillábamos más.
Llegamos justo cuando acababa de comenzar el desfile del Grand Éléphant (lo vimos desde abajo y fue de lo más refrescante) y, tras contemplar también el Carrousel des Mondes Marins, decidimos entrar a la Galérie des Machines, pues nos pareció lo más completo. ¡Y vaya si lo fue! Lo compramos allí mismo y, para nosotros, vale lo que cuesta (9,50 €).
Aprendes un montón sobre su idea y sobre el nuevo proyecto en el que llevan años trabajando: l'Arbre aux Hérons, que prevén inaugurar en 2027. Por el momento, puedes ver los prototipos de los animales que habitarán el árbol ¡pero verlos funcionar y, en algunos casos, hasta ser tú quien los accione! Y es que, hacen una explicación bastante detallada de cómo funciona cada uno, cuál será su lugar y, suelen sacar a alguien de entre el público para que participe... eso sí, para interactuar se requiere saber francés para poder seguir las instrucciones y las explicaciones (aunque, si no se sabe francés, los planos están expuestos, y se puede ver el funcionamiento de las máquinas igual aunque se escapen los detalles).
También visitamos los talleres y su tienda donde todo es precioso.

Nos dimos cuenta de que Nantes ofrece muchísimo (el resto de obras del Voyage, el Museo de Julio Verne, el cercano Puy du Fou original...) y muchísimo fue, por tanto, lo que nos quedó para otra futura visita.