A las 6.00 me desperté y ¡Ya era de día! Según leemos es el "dia de la victoria" (sobre los serbios), por tanto, es festivo. Cuando salimos está todo engalanado con banderas y se respira un ambiente festivo.

Vamos en coche hasta el puerto de Split y cogemos el barco que sale a las 9.00 para la isla de Brac, 400 kunas el coche y dos adultos, ida y vuelta, la peque no paga, (1 € vale 7 kunas). Llegamos al puerto de Supetar y de allí nos dirigimos a Zlatni Rat (cuerno de oro) en el sur de la isla, es la playa que aparece en los folletos turísticos de Croacia. Es una lengua que se adentra en el mar y la punta cambia de forma con las mareas. La playa es un sitio superturístico pero merece la pena verla porque es diferente a cualquier playa en la que uno haya estado.


La carretera hasta la playa va por unos acantilados desde los que vemos el continente y al final también se ve la vecina isla de Hvar, a la que iremos más adelante.
Al regreso aprovechamos para dar un paseo por el Palacio de Diocleciano, en Split. Merece mucho la pena.

