El país cátaro….desde mi época de bachiller, donde en la asignatura de Religión nos hablaban de cruzadas y herejías durante la edad media, el nombre de cátaro me sugería misterio, intriga, injusticia, sufrimiento,…pero sobre todo, de interés, de ganas de saber qué pasó, por qué pasó y, sobre todo, dónde pasó. Este año lo hemos podido descubrir.
Aprovechando que nuestra residencia está en el sur de Tarragona, decidimos hacer una escapada en febrero de 2009 de cuatro días para conocer el enigma y la experiencia cátara.
Primero de todo, debíamos buscar un alojamiento. Teníamos pensado claramente que, aunque íbamos a dedicar la mayoría del día a desplazarnos en coche por los castillos y pueblos de la región, queríamos alojarnos en un lugar con encanto, tranquilo. Y lo encontramos en La Maison de la Riviere, en la pequeña localidad de Esperaza, más o menos en el centro de todas las visitas que teníamos previstas. El lugar no nos defraudó en absoluto: un B&B regentado por Jo Hayes y su familia, habitaciones decoradas con un estilo clásico, al lado de la ribera del río Aude, con un desayuno increíble y completísimo…sin duda:100% recomendable.
Llegado el día, tras acabar un poco más temprano de lo habitual en el trabajo, nos encaminos rumbo a la frontera francesa, a la que llegamos poco más de la seis de la tarde. Después de repostar en la última gasolinera española (te la indican claramente), pronto llegamos a Perpignan con un tráfico de camiones muy intenso. A continuación nos desviamos por la carretera D117 que discurre paralela a los Pirineos más orientales. Saint Paul de Fenoillet, San Martin de Lys (con un desfiladero impresionante), Guillan…y, por fin, Esperaza, donde llegamos poco después de las siete y media. Jo enseguida nos recibió encantado, ofreciéndonos un buen vino y un poco de queso.
[align=center]
Aprovechando que nuestra residencia está en el sur de Tarragona, decidimos hacer una escapada en febrero de 2009 de cuatro días para conocer el enigma y la experiencia cátara.
Primero de todo, debíamos buscar un alojamiento. Teníamos pensado claramente que, aunque íbamos a dedicar la mayoría del día a desplazarnos en coche por los castillos y pueblos de la región, queríamos alojarnos en un lugar con encanto, tranquilo. Y lo encontramos en La Maison de la Riviere, en la pequeña localidad de Esperaza, más o menos en el centro de todas las visitas que teníamos previstas. El lugar no nos defraudó en absoluto: un B&B regentado por Jo Hayes y su familia, habitaciones decoradas con un estilo clásico, al lado de la ribera del río Aude, con un desayuno increíble y completísimo…sin duda:100% recomendable.
Llegado el día, tras acabar un poco más temprano de lo habitual en el trabajo, nos encaminos rumbo a la frontera francesa, a la que llegamos poco más de la seis de la tarde. Después de repostar en la última gasolinera española (te la indican claramente), pronto llegamos a Perpignan con un tráfico de camiones muy intenso. A continuación nos desviamos por la carretera D117 que discurre paralela a los Pirineos más orientales. Saint Paul de Fenoillet, San Martin de Lys (con un desfiladero impresionante), Guillan…y, por fin, Esperaza, donde llegamos poco después de las siete y media. Jo enseguida nos recibió encantado, ofreciéndonos un buen vino y un poco de queso.
[align=center]
Fachada del B&B Maison de la Riviere en Esperaza
Pensamos en salir a tomar algo rápido, pero claro, a las ocho y media de la tarde en un pueblo perdido de Francia, no creáis que nos estaban esperando a los dos españolitos, así que, cansados del viaje, nos retiramos a descansar preparando la ruta del siguiente día
.