Visita a las khetaras del Tafilalet.
Las extremas condiciones climáticas en ésta zona de Marruecos, hacen prácticamente inexistente el agua, y los únicos recursos disponibles proceden de aguas subterráneas provenientes de las escorrentías, (proceso físico que consiste en el escurrimiento del agua de lluvia por la red de drenaje hasta alcanzar la red fluvial) de las montañas del Atlas, aguas a las que se accede a través de pozos denominados, khetaras.
Una khetara o khettara es un sistema subterráneo, compuesto por una larga galería horizontal en paralelo con el suelo de la superficie, y excavada manualmente con una muy pequeña pendiente que alcanza la capa freática, donde está el agua del subsuelo.
Debido a esa pendiente, el agua que fluye, por la fuerza de la gravedad, llega finalmente hasta una salida donde se sitúan depósitos para almacenarla, o directamente en el Oasis.
Las construcciones dan la idea del profundo conocimiento y el gran control técnico de los habitantes del desierto sobre el medio en el que se desarrollan sus vidas.
Las khetaras poseen unas chimeneas cuya función es la de ventilar las galerías, y por ellas sacar los materiales de excavación, limpiarlas e introducir los materiales para su mantenimiento.
Pero la principal función es por seguridad: en caso de derrumbe, son salidas de emergencia, y como el material extraído se vierte junto a la boca, las chimeneas quedan en una posición elevada sobre el suelo.
Las khetaras, son el sistema de captación de aguas subterráneas más sostenible que existe, pues nunca llegan a agotar los recursos.
La construcción de estas galerías es mediante el esfuerzo de toda la comunidad, que termina beneficiándose del agua que proporciona, (similar a una cooperativa).
Los sistemas de captación de aguas subterráneas, khetaras, son milenarios, se cree que las más antiguas proceden de Persia y Mesopotamia con una antigüedad de más de 3.000 años.
Algunos historiadores piensan que se introdujo esta técnica en Marruecos a través de los expatriados de la islamización de España en el siglo XV.
Se han contabilizado más de 80 galerías subterráneas en el Norte del Tafilalet.
Las khetaras del Tafilalet se están abandonando, debido a las grandes sequías de los últimos años, que provocan una gran disminución en los acuíferos.
También el éxodo de la población de estas zonas a las ciudades, y por la desaparición de las castas sociales destinadas a la construcción y mantenimiento de las khetaras, lo que supone una reducción de los recursos humanos necesarios para el mantenimiento de las infraestructuras.
Se estima que de las 80 khetaras del pasado, sólo quedan unas 20.
En las afueras de Erfoud hay varias infraestructuras de khetaras, y adaptadas al turismo pues se les han añadido escaleras para el acceso al interior de dichas las galerías.
Algunos habitantes del desierto, tras la caída en desuso del sistema de recogida de agua, han conservado las estructuras de las khetaras como atracción turística.
El encargado de cuctodiar dicha Khetara, sale de su haima para mostrarla y darnos las explicaciones pertinentes en buen castellano, sobre las khetaras, su estructura, los trabajos para su excavación y el sistema de captación y canalización de las corrientes subterráneas.
Tras la visita y un infaltable té, se corresponde la hospitalidad con una propina.
Una buena gestión del agua y las infraestructuras del riego son las que han permitido la adaptación de las poblaciones a este medio tan hostil.
En Marruecos, prevalece todavía la costumbre denominada “Derechos del Agua” que consiste en la prioridad del derecho sobre el agua en proporción a la cantidad de trabajo que se haya aportado en la construcción de la khetara y la red de riego.
Los derechos de agua que detente un individuo condicionarán su status social dentro de la comunidad.
Pero, en realidad, los propietarios no trabajan en las canalizaciones de agua, el campo o los riegos; sino que las familias suelen tener trabajadores para que realicen estas labores.
Hasta hace poco más de una generación, las labores de mantenimiento agrícola eran tareas de los haritin, una clase social considerada como un bien mueble.
No hay olvidar que hasta hace muy poco, y aún hoy, en las zonas más aisladas y remotas del país, la sociedad se organizaba como la sociedad medieval feudal.
Una parte de esta “casta de los haritines”, los llamdos “khettater” de khettara fueron los encargados de la construcción y el mantenimiento de las khetaras.