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SEGESTA Y ERICE
SEGESTA Y ERICE
Ferula Communis en la ladera de Segesta
Sábado, 8 de Junio, 2024
Me desperté al alba. A eso de las 5.30, así que tuve tiempo de hacer un poco el vago, ducharme, acicalarme y salir tranquilamente por la Via Maqueda a la Piazza de Giuseppe Verdi. A eso de las 7 estaba yo en un café, justo enfrente del Teatro Massimo, desayunando. El hotel incluye desayuno pero no lo sirven hasta las 8 así que tocaba desayunar fuera para estar puntual a las 8 para subir al bus de la agencia de tours que nos llevaba a Segesta. Lo hice en la Cafeteria Al Capriccio, justo frente al Teatro Massimo. Fue un copioso desayuno por 11.50 €.
Tuve tiempo de sobra y fui el primero en llegar. Al cabo de unos minutos llegó una pareja de americanos de unos treinta y tantos años, extremadamente obesos, de aspecto desaliñado y vestidos por sus propios enemigos. Él llevaba una inmensa camisa hawaiana de colorines en la que cabía toda la vegetación de Hawaii y parte de la de las Islas Fiji. También oí a un par de chicas que hablaban español y una chica de Madrid, que me contó que estaba pasando tres meses en Sicilia, trabajando como profesora de español como lengua extranjera.
Arrancamos y, tras una hora de viaje muy placentero, llegamos al primer destino del día.
Segesta
El autobús iba medio lleno. Seríamos unas 25 personas. Llegamos a Segesta y la guía nos explicó cómo era el asunto: Lo primero: comprar la entrada en la taquilla para ver ambas cosas (14.50 €): Teatro y Templo. Una vez pagado, hay un autobús que te lleva hasta la mitad del Monte Barbaro (de 430 m), donde están las ruinas. Subimos un grupito de unas 15 o 20 personas. Yo fui charlando con la madrileña, pero nos separamos porque ella decidió ir directamente al Teatro y yo preferí subir primero al yacimiento arqueológico, en la cumbre de la colina, donde hay algunos restos muy básicos de casas grecolatinas y de una mezquita. A partir de ahí comencé a bajar. De las 20 personas solo dos decidimos comenzar por la cumbre.
Cuando desciendes hacia el anfiteatro ya tienes una idea de cómo van a ser las vistas.
El anfiteatro griego no tiene desperdicio. Tiene un diámetro de 63 metros. Construído por los griegos hacia el siglo II a.C. aprovechando la ladera del monte. Fue descubierto en el siglo XIX y en los meses de Julio y Agosto hay representaciones de comedias y tragedias de los clásicos. El escenario se orienta hacia el norte para así permitir que el público pueda admirar las fantásticas vistas hacia la montaña y el mar. La acústica es magnífica.
Emprendí entonces un pequeño paseo de unos 15 minutos hasta la parada del bus, que realmente disfruté por el sendero, bajo el solazo, admirando el paisaje mediterráneo y las vistas al templo que se pueden contemplar desde aquí.
Llegué a la parada, donde había unas cuantas personas y al cabo de diez minutos llegó el bus que nos dejó en el aparcamiento junto a las taquillas, de donde sale el sendero para ir a visitar el templo, al que se accede subiendo por unas escaleras durante unos diez minutos.
El templo, que es del siglo V a.C está realmente bien conservado. Más arriba en la montaña se encontraba la ciudad de Segesta, que estuvo en guerra constante contra Selinunte -situada en la costa meridional de Sicilia-. Afortunadamente, el templo se salvó de todos los ataques. Es un templo dórico de 61 metros de largo y 26 de ancho, construído sobre una plataforma de cuatro escalones y que mantiene sus 36 columnas. Nunca fue realmente terminado de construir y jamás tuvo techo.
Bajé de nuevo las escaleras y aterricé en un puestillo que hay junto a la taquilla y los baños en el que vendían Arancini por 3€. Ahí me encontré a mis compañeros de viaje. Fundamentalmente éramos británicos, tres o cuatro de España y los grandes americanos, a los que no ví arriba ni en el anfiteatro ni en el templo. La subida era demasiado exigente para ellos, especialmente con el calor que hacía y sin apenas una sombra. Al cabo de 20 minutos subíamos de nuevo al bus, que nos llevaría al siguiente destino.
Las Salinas de Trapani.-
Hoy consisten en una reserva natural que cubre unas mil hectáreas de territorio de Trapani y Paceco. La reserva, en cuyo interior se desarrolla la antigua actividad de extracción de sal, es un importante humedal que ofrece refugio a numerosas especies de aves migratorias.
En la Edad Media, los normandos ya extraían sal de aquí y alcanzó su máximo esplendor bajo la dominación española de la isla. A partir de 1861 con la Unificación de Italia estas salinas no fueron nacionalizadas, y fueron las únicas que superaron el monopolio estatal de la sal, exportándola a diferentes países. Después de la Primera Guerra Mundial con la competencia de las salinas industriales de Cagliari comenzó la decadencia de las salinas de Trapani, acentuada por el estallido de la Segunda Guerra Mundial y por la competencia extranjera con la sal gema. Muchas de las salinas quedaron abandonadas.
Los característicos molinos de viento persisten y tenían un doble propósito: algunos para moler sal, otros para bombear agua salada de un tanque a otro.
Me pareció curioso, pero en seguida me vinieron a la cabeza las Salinas de Añana que tenemos en Euskadi, que son mucho más pintorescas. Eso sí: Este lugar de Trapani es una reserva con una gran flora y fauna, sobre todo aves.
Apenas estuvimos 20 minutos aquí. He visto unas fotos fantásticas de este lugar pero están hechas desde la altura, utilizando un dron. A pie de calle, el lugar es curioso. Subimos de nuevo al bus para ir al último destino del día.
Erice.-
Erice tiene 25.000 habitantes, pero sólo 500 viven en el antiguo casco medieval, pertrechado en lo más alto del Monte San Giulano a 715 metros de altura. Tiene orígenes muy antiguos que datan de la época de los Elimios. Con los romanos, tras vencer a los cartagineses, la ciudad perdió influencia. Los árabes la llamaron Jabal Hamid. Los normandos, tras conquistar la zona, la reconstruyeron, incluyendo sus bastiones y murallas. En tiempos de los aragoneses se construyó la Catedral.
Hoy Erice es el típico pueblo medieval con encanto y muchísimo turismo. El bus aparcó justo afuera ya que tras la muralla solo hay acceso peatonal. Yo compré un mapa turístico que resultó no ser muy bueno y, nada más pasar la Porta Trapani, ví en la terraza del primer restaurante a los grandes americanos sentados en una mesa: Era la hora del lunch, pero yo decidí explorar el pueblo un poco y comer más adelante. Así pues, llegué a la plaza principal con una iglesia y varios restaurantes. Entré en una farmacia para comprar crema protectora para el sol, donde me arrearon un zurriagazo financiero de 30 €.... Todo sea por prevenir posibles quemaduras, que aún me quedaban tres días en la soleada y calurosa Sicilia.

Y callejeando, callejeando disfruté de los muy bonitos rincones que tiene este pueblo, de las espectaculares vistas al castillo normando, a la llanura, las montañas y al mar. Entré en varias iglesias. Cuando andaba perdido en una calle me encontré a la madrileña que iba en otra dirección, aterricé en una sandwichería o bocatería para engañar el estómago y seguidamente, ya regresando al autobús me tomé un gelato, precisamente en el mismo sitio donde los grandes americanos tuvieron el lunch junto a la Porta Trapani. Al otro lado de esta puerta, en el aparcamiento, se encontraba nuestro autobús que nos llevaría de vuelta a Palermo, donde llegamos a eso de las 5.30 de la tarde.

b) Giuseppe Coppola (1832-1902). Había estado entre los miembros más influyentes del comité revolucionario de Trapani y, en 1848, había dirigido el asalto al castillo de la tierra de Trapani, junto con Enrico Fardella. Ese mismo año fue nombrado vicegobernador de la provincia de Trapani y mayor de la Guardia Nacional. Una vez fracasada la revolución, Coppola continuó conspirando contra el régimen borbónico, llevado a prisión y confinado a Favignana en 1856-57 y a finales de 1859. Liberado de la prisión en Trapani al estallar la insurrección de abril de 1860, reorganizó la resistencia antiborbónica, pero, una vez regresadas las tropas legitimistas, tuvo que esconderse y esperar a Garibaldi en las montañas de Castellammare del Golfo.
Durante la batalla de Calatafimi el 15 de mayo de 1860, dirigió un escuadrón de 800 soldados de infantería y 25 de caballería, y luego siguió a Garibaldi hasta el Parque y Palermo. De Garibaldi recibió, entre otras cosas, la tarea de expulsar a la guarnición borbónica de Trapani.
Después de 1960 se retiró en Erice pero ya no participó en los acontecimientos político-administrativos de su municipio.
Nos dejó el bus en la Piazza de Giuseppe Verdi y me fui directamente al hotel a ducharme y descansar. Fue entonces cuando me dí cuenta de que me faltaba algo. Había perdido una pequeña carterita, como un pequeño monedero del tamaño de una tarjeta de crédito donde tenía el DNI, la tarjeta sanitaria europea, mi tarjeta Revolut y unos 30 € en efectivo. Busqué y busqué por la habitación por si se me había caído (mientras juraba en todos los idiomas habidos y por haber, lo admito) pero no encontré nada.
En el email de confirmación que recibí de la agencia Tour Transfer Sicily, que es la que organizaba la excursión venía su número de teléfono y un botón de enlace para enviar un email. Primero bajé a recepción para llamar y contar con la ayuda del recepcionista en caso de que no hablasen inglés o español y sólo hablasen italiano. Pero no respondieron a la llamada, saliendo un contestador. Normal: La oficina está cerrada los sábados a las 7 de la tarde...
Así que opté por enviarles un email explicando lo sucedido, especificando la excursión en la que había estado, dónde estuve sentado en el bus y dando mi nombre, mi dirección de email y mi número de teléfono (que es británico) indicando que tengo WhatsApp. Una vez esto hecho, me fui a la calle a buscar un sitio donde cenar.
Encontré un lugar en la terraza de un restaurante llamado Cavour Lounge & Bistro en la Via Salvatore Spinuzza. Estaba leyendo el menú cuando de repente.... ♫♪♫♪ ¡¡Riiiiiiinnnnnggggg....!!! ♫♪♫ Sonó el teléfono: Una llamada de un número italiano desconocido que me contactaba por WhatsApp.
El que me llamaba se presentó como un tal Matthew, que trabaja para Tour Transfer Sicily. Me dijo que había recibido mi email y que ahora estaba con el conductor del autobús que me había llevado a Segesta y Erice ya que iban a limpiarlo para tenerlo preparado para mañana. Hablaba inglés con acento británico.
- ¿En qué asiento estabas sentado exactamente?
- Si miras desde el asiento del conductor hacia la parte de atrás del autobús, yo estaba en el lado derecho en la segunda mitad del vehículo. Recuerdo que todas las cortinas de las ventanas del bus estaban recogidas excepto la mía, que estaba suelta. Si la cortina sigue así -y hay suerte- la cartera debería estar por ahí.
- Vamos a buscarlo y te vuelvo a llamar dentro de unos minutos.
- Gracias.
Colgamos. Menú en mano pedí un plato de pollo alla Siciliana o algo así y una cerveza del Estrecho de Messina. Al cabo de 20 minutos Matthew me volvió a llamar:
- ¡¡ Qué suerte tienes !! La hemos encontrado. Estaba precisamente en el asiento junto a la cortina suelta.
- ¡¡ Yessssss....!!!! Se me ha debido caer del bolsillo sin darme cuenta al salir ¿Cómo quedamos mañana para recogerla? Yo tengo una excursión a Agrigento a las 8 de la mañana desde la Piazza Giuseppe Verdi, a donde regresaremos a eso de las 5.30 de la tarde.
- Yo trabajo -me dijo- Lo mejor es que estemos en contacto mañana por WhatsApp. Cuando estés regresando de la excursión y aproximándoos de vuelta a Palermo me envias un WhatsApp y te digo dónde nos encontramos para entregártelo.
- Vale. Muchas gracias.
¡¡ Ufff... Qué alivio...!! ¡¡Joer, qué gente más maja!! Terminé de cenar, me tomé un gelato y regresé al hotel a dormir.