Románico del norte de Palencia y reserva natural Bison Bonasus ✏️ Diarios de Viajes de España

Desde que visité hace unos años algunos lugares del norte de Palencia y sur de Cantabria, como Carrión de los Condes, Saldaña, Aguilar de Campoo, el valle de Valderredible o la villa romana de La Olmeda, me había quedado con las ganas de hacer una ruta temática der románico por el norte de Palencia.

En agosto de 2024 se lo planteé a unos amigos, para ir en el mes de septiembre, y les pareció bien la idea, así que me puse a buscar alojamiento, para 3 personas y un perro.

Siendo con tan poca antelación, no había demasiadas opciones entre las que elegir, pero al final encontré un alojamiento BBB que admitiese mascotas: el hotel Piedra Abierta, un hotel rural en la aldea de San Martín de Perapertú, en el pueblo de San Cebrián de Mudá.

Para un fin de semana vi que iba a faltar bastante tiempo, ya que prácticamente en cada pueblo había una iglesia románica que podía ser de interés. Aparte se podía hacer en coche la ruta panorámica de los pantanos, subir al mirador de Piedrasluengas, en el paso de Palencia al valle de la Liébana, o por ejemplo visitar el centro de recuperación de bisonte europeo Bison Bonasus, así que tocaría elegir.
Para informarme sobre los horarios de las iglesias, me puse en contacto con la fundación del monasterio de Santa María la Real, en Aguilar de Campoo, por recomendación del dueño del hotel rural.

No obstante, desde esta fundación me indicaron que la gestión de las visitas a las iglesias románicas de la zona corría de cargo de la fundación Nartex.

Esta fundación gestiona el patrimonio artístico de la Diócesis de Palencia y en su página se pueden ver las rutas que organizan y horarios de las iglesias visitables. En lo que se refiere a rutas, Nartex organiza dos: Pisuerga Norte y Embalse. Cada una de ellas incluye una serie de iglesias que de no ser por estas rutas no se podrían visitar. La visita individual de alguna de las iglesias cuesta 3€ y la realización de la ruta completa son 10€, o sea que hay un ahorro de 2€.

Luego hay otra serie de iglesias que están abiertas en unos horarios fijos.

Al final lo que decidimos fue que íbamos a hacer una combinación de iglesias incluidas en las rutas y de iglesias con horario fijo.
En lo que se refiere a la visita de Bison Bonasus, hay que hacer una reserva en la siguiente página.

Hay una visita corta y otra larga. La visita corta que es la que yo elegí, dura como 2 horas. Para llegar a la finca en la que se pueden avistar los bisontes en semilibertad se puede ir a pie, en calesa o en todo terreno. Yo reservé la que es en todo terreno y cuesta 12€ por persona, aunque hay varios tipos de descuento.

Entrando en la semana de viaje, vimos que con el cambio de estación el tiempo iba a estar bastante revuelto y que había muchas posibilidades de que el fin de semana estuviese lluvioso. El día que salimos de viaje, de hecho amenazaba lluvia, y al pasar Burgos empezó a llover de tal manera que ni con el limpiaparabrisas daba tiempo a limpiar el cristal. Menos mal que no duró mucho, porque hubiera sido incómodo hacer el resto del viaje en esas condiciones.

Tuvimos una pausa con la lluvia y llegando ya a nuestro destino empezó a llover de nuevo y ya no paró en toda la noche.

El lugar donde está el hotel es donde hubo antiguamente una fragua, un pajar y una hornera.

Tras establecernos en nuestras dos habitaciones, salimos hacia Cervera de Pisuerga a rellenar el depósito del coche y a cenar. Como estaba diluviando bien y no todos llevábamos paraguas, fuimos a cenar al sitio más cercano que vimos al lugar donde habíamos dejado el coche, que resultó ser el asador Gasolina, en la calle La Pontaneja, 2.

Las rabas y las patatas nos gustaron bastante, mientras que las croquetas nos parecieron más normales. La cuenta fue de unos 32€.
Tras la cena, nos fuimos de vuelta al alojamiento.

Para el día siguiente, sábado, el plan era tras desayunar (de 9:00 a 10:30, el horario es bastante tardío), era hacer parte de la ruta del Embalse combinada con otras iglesias y por la tarde, después de comer, la visita a la reserva de bisontes.

Antes de desayunar dimos una vuelta por la aldea. No lleva más de 10 minutos ver la iglesia románica y alguna de las 4 casas que hay.

El desayuno consta de zumo de naranja, café o té, pan tostado con mantequilla y mermelada, un pedazo de bizcocho casero. Según la web del hotel el precio del desayuno es de 5€ por persona, pero no sé por qué nos cobraron 5€ por persona el fin de semana completo.

La primera iglesia que fuimos a visitar fue la de San Juan Bautista en Moarves de Ojeda. Forma parte de la ruta del Embalse y teníamos que estar allí a las 10:00. Finalmente llegamos 15 minutos después y nos encontramos allí al guía de la ruta, que nos dijo que el sacerdote tenía que haber ido a abrir la iglesia y que no había ido. No obstante, lo más significativo está en el exterior, que es el pantocrátor de la fachada.

Tras estar unos minutos por allí haciendo fotos, nos fuimos hacia Perazancas de Ojeda, donde íbamos a ver la ermita de San Pelayo. Ésta en principio nos la iba a explicar el guía de Nartex, pero como fue a abrir la ermita una de las personas responsables de la apertura de la misma, pues al final nos la explicó un poco esa persona. Se trata del templo románico más antiguo de la provincia, que conserva capiteles mozárabes de una iglesia anterior. En el interior destacan las pinturas murales del ábside, aunque no se conservan más que unos fragmentos. En ellos se pueden ver escenas con algunos apóstoles o de carácter agrícola. Pagamos 1€ para mantenimiento de la ermita.

A continuación nos saltamos la siguiente iglesia que iba incluida en la ruta del Embalse, la de Villaespinoso de Aguilar, y nos fuimos a visitar la de Santa Eufemia de Cozuelos, que estaba en las cercanías de Perazancas de Ojeda. La iglesia de Santa Eufemia de Cozuelos es Monumento Nacional y fue construida en el siglo XII.

Aparte de sus proporciones equilibradas, en el interior destaca fundamentalmente el conjunto de capiteles con decoración vegetal, y también el sepulcro donde fue enterrada Doña Sancha Alfonso, que fue abadesa del monasterio y reina de León durante varias semanas antes de abdicar a favor de su hermano Fernando III el Santo.

Además hay un pequeño museo con piezas del antiguo claustro. La entrada se supone que cuesta 4€ según la página web, pero nadie nos dijo nada al entrar a la finca en la que está ni en la iglesia.

Tuvimos la suerte de que un rato después, volvimos a pasar por delante de la iglesia de San Juan Bautista y al darnos cuenta de que estaba abierta, entramos. Por dentro lo que más nos llamó la atención fue principalmente la pila bautismal.

Nuestra siguiente visita fue a Santa María la Real de Mave, que también tiene horarios fijos. Es Monumento Histórico Artístico. La iglesia es del siglo XIII y consta de tres naves. Las capillas laterales del ábside tienen pinturas murales.

En principio la visita del interior es guiada y cuesta 2€, pero todo sea que estaban arreglando la iglesia para una boda, tampoco nadie nos dijo nada.

Seguidamente fuimos hasta la ermita de Santa Eulalia en el barrio de Santa María, a las afueras de Aguilar de Campoo.

La visita la hicimos con el guía de la fundación Nartex. En el exterior, llama la atención la decoración de los canecillos, pero la sorpresa está en el interior, donde se pueden contemplar unas fantásticas pinturas murales, entre las que destacan las que representan escenas del Infierno, donde se ve por ejemplo a unos demonios cocinando a unas personas en un caldero, gracias al fuego de unos dragones, antes de dárselas a comer a Leviatán.

Fuimos a Aguilar de Campoo a comer, donde había reservado en El Barón, en la calle El Pozo, 14-bajo. Es de comida tradicional, destacando sobre todo las carnes. Pedimos lo siguiente:

- 3 caldos de maricos
- Tabla de quesos y chorizo
- 2 platos de mollejas
- 1 plato de rodaballo con ajos y patatas
- 1 pudding de queso
- 1 tarta de manzana
- 1 tarta de la casa
- 1 botella de agua y otra de vino blanco

La cuenta fue de unos 120€.
En general la comida estuvo bien y el servicio más o menos igual. Eso sí, al final tuvimos que insistir unas cuantas veces para que nos llevaran la cuenta, porque llevábamos prisa. El restaurante admitía mascotas, por cierto.

Con el tiempo un poco justo, nos fuimos hacia San Cebrián de Mudá, que es donde está el centro de interpretación Bison Bonasus. En el propio centro de interpretación explican algunos paneles con algunas características de los bisontes y se ve también un audiovisual que explica la situación complicada de estos animales y los intentos/dificultades para evitar su extinción definitiva.

La segunda parte de la visita es acceder a la finca donde se visitan los bisontes, a la que se puede llegar andando, bicicleta (si no me confundo) o en coche 4x4, que fue lo que elegimos. Una vez que se llega a la finca se cruza un puente para acceder a una torre de observación. Pese a lo lluvioso de la tarde tuvimos la suerte de ver a dos de los cuatro bisontes que hay en esa finca (los otros están en otra finca en San Martín de Perapertú) y dos caballos de Przewalski, raza originaria de Mongolia, que están en una situación más precaria que los bisontes europeos en cuanto a número total.

De los dos bisontes que vimos, uno era una hembra y el otro un macho. Estaban un poco raquíticos, al parecer por una pérdida de más de 100 kg de peso en unos días, ocasionado por un pequeño cambio en la alimentación que les dan.

En cuanto a problemática, casi la más importante es la endogamia. Todos los bisontes europeos que hay en la actualidad, descienden de los 12 ejemplares que quedaron en Polonia en el Parque Nacional de Białowieża, en torno a los años 20 del siglo XX, debido al menos a las cacerías indiscriminadas. Eso hace que haya muy poca variación genética. Al estar tan mezclados entre sí, nacen muchas crías que son estériles.

En definitiva, aparte de por ver estos animales casi extinguidos en el siglo XX, es una visita bastante didáctica.

Al salir, dimos una vuelta por el minúsculo pueblo de San Cebrián de Mudá y nos acercamos a ver el exterior de la iglesia de San Cornelio y San Cipriano. Es Bien de Interés Cultural y el interior destaca por las pinturas murales góticas. Sólo es visitable en julio y agosto.

Volvimos al hotel y tras descansar un rato nos fuimos a Cervera de Pisuerga a cenar. Teníamos pensado ir a otro restaurante, pero al estar lleno por un evento y por no dar muchas vueltas, acabamos yendo al mismo de la noche anterior. Pedimos para compartir morcilla y bacalao rebozado y yo pedí además un revuelto de ajetes y gambas. La cuenta, con una botella de vino verdejo, fue de unos 50€.

Este restaurante tiene unas opiniones desde muy buenas a muy malas, pero al parecer ha tenido varios cambios de dueño en unos pocos años, y no siempre ha sido para bien (según lo que nos dijo el dueño del hotel rural).

Al día siguiente, el domingo, nuestra idea era ver dos iglesias con horario fijo y otras dos de la ruta del Pisuçerga Norte.

Tras el desayuno y pagar la cuenta de nuestra estancia en el hotel (120€ por la habitación doble, 90€ por la habitación simple con admisión de mascotas, más 15€ por el desayuno), salimos de ruta.

Empezamos yendo por nuestra cuenta a la iglesia de San Salvador de Cantamuda en La Pernía. El horario de visita en invierno es de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 19:00, aunque hay que llamar al número de teléfono indicado en la puerta para que vayan a abrirla. En este caso el señor responsable de ello fue como media hora después del horario de apertura. Esta iglesia del siglo XI, es Bien de Interés Cultural, con la calificación de Monumento Histórico. El exterior destaca fundamentalmente por el equilibrio de sus proporciones, su espadaña (que alberga 4 campanas en dos niveles distintos) y los canecillos, de decoración vegetal la mayoría, pero uno de ellos bastante curioso con un osezno. En el interior lo que más destaca es la mesa del altar, que se sustenta sobre varias columnas de origen románico.

Con el tiempo muy justo, rehicimos el camino para ir a Revilla de Santullán, donde íbamos a ver la iglesia de San Cornelio y San Cipriano. Pese a llegar 15-20 minutos después de las 12:00, todavía encontramos al guía explicando la iglesia desde el exterior, por lo que nos pudimos unir al grupo.

La sorpresa está tras pasar la portada exterior, y es que cuando crees que vas a entrar en la iglesia, te encuentras de pronto con un fabuloso pórtico románico en el que se representa La Última Cena. Se trata del pórtico original de la iglesia románica y que gracias a estar protegido por otro pórtico exterior se ha conservado de manera fabulosa.

En lo que es el interior de la iglesia destacan las pinturas murales del siglo XV-XVI del ábside, aunque por lo que nos explicaron son pinturas recreadas, es decir, alguien en el siglo XX entró en la iglesia y tras un estupendo trabajo (por decirlo de algún modo) robaron las pinturas, usando alguna técnica, que si no igual sería del estilo de las que se utilizaron en la ermita de San Baudelio de Berlanga para el expolio. Luego, aproximadamente entre 1927 y 1950, se repintaron sobre lo que había quedado para reproducir las escenas, aunque tomándose algunas licencias. En cuanto a las pinturas originales, por lo visto circularon por diversos museos y colecciones privadas hasta que a mediados del siglo XX se les perdió definitivamente la pista.

La última visita con la Fundación Nartex fue la iglesia de Santa María la Real en Cillamayor.

Esta iglesia es también de principios del siglo XII. En el exterior destaca por un lado la decoración de los canecillos, entre los que hay algunos representando alguna escena erótica, así como la portada norte románica, que salió a la luz tras una restauración. En esta portada destaca la decoración de sus capiteles.

En el interior destaca también la decoración de los capiteles, en los que se representan unos leones y el otro unas águilas con las alas abiertas.

También se puede contemplar la pila bautismal románica, en la que hay un relieve que representa una especie de laberinto. No se sabe qué puede ser, pero una de las opciones es que pudiera representar una especie de mapa del Camino de Santiago.

Terminada la visita, nos fuimos de nuevo a Aguilar de Campoo a comer, eligiendo en esta ocasión la terraza-bar Al Socayo, en la calle Puente, 49.

Nos gustó mucho el ambiente, acompañado de música brasileña. Pedimos lo siguiente:
- 1 plato de ensalada de perdiz escabechada
- 2 platos de albóndigas de sepia con patatas fritas
- 1 tabla de quesos
- Agua, café y 3 copas de vino blanco

La ensalada nos pareció bastante buena, si bien las albóndigas fue el plato que más destacó. El queso fue como postre, e iba acompañado de membrillo y unos frutos secos.

A priori nos sobraba bastante tiempo antes de nuestra siguiente visita al monasterio de San Andrés de Arroyo, siempre y cuando no nos excediésemos mucho en el tiempo de sobremesa, cosa que al final ocurrió entre conversaciones con la dueña y una amiga suya, con el perro que llevábamos como punto de inicio de las charlas. A la visita guiada de las 16:00 no llegamos y para la de las 17:00 llegamos por los pelos 1 minuto antes a comprar las entradas.

La visita a este monasterio cisterciense del siglo XII cuesta 5€. Se organiza en dos partes: por un lado la iglesia y por el otro lado el claustro románico.

La visita a la iglesia es por libre. El ticket de compra incluye un código numérico, que se marca en una máquina en el interior de la iglesia y activa una locución que va explicando.

La visita al claustro románico es la verdadera joya del monasterio y se realiza a unas horas establecidas: 11:00, 12:00, 12:30, 16:00, 17:00 y 17:45. Hay que comprar las entradas 5 minutos antes. Una monja da acceso aunque realmente la explicación es a través de otras grabaciones que hay en cada punto de interés. La primera estancia en visitarse es la cilla. Luego se pasa al claustro, donde destacan todos los capiteles con su decoración vegetal.

Alrededor del mismo hay diferentes lugares de interés, como la sala capitular, en la que hay dos sepulcros dedicados a Doña Mencía (la fundadora) y su hermana Doña María, la sala de monjas, la puerta de las monjas conversas, una fuente con celosía y capiteles vegetales.

Al margen de la visita, se pueden comprar diferentes tipos de dulces: herraduras, raquelitos, pastas finas de té, polvorones, etc...

Con la visita a este monasterio pusimos punto y final a nuestro recorrido por el románico del norte de la provincia de Palencia y ya sólo nos quedaba regresar a Madrid. Al final el mal tiempo no fue para tanto y no nos afectó demasiado a las visitas que hicimos.