Como he explicado en la cabecera del diario, el objetivo era principalmente ver animales, de ahí su brevedad y que nos hayamos saltado muchos sitios posiblemente muy interesantes. Por ello solo será de utilidad para ayudar a planificar la visita a los sitios que irán apareciendo en las etapas.
Llegamos el domingo 9 de febrero a las cinco de la mañana en un vuelo de Turkish Airlines desde Barcelona, con una escala de hora y poco en Estambul, y una parada para que se bajasen y subiesen pasajeros en Ruanda, en la cual no nos bajamos del avión. El viaje no se hizo pesado del todo, ya que transcurre en horario nocturno la mayor parte de éste. El vuelo nos costó 542€ por persona.
Hay que decir que pese a que en todos los foros recomiendan viajar en Enero/Febrero y Junio-Agosto, que son las temporadas secas del país, Febrero es plena temporada baja. Se tienen las ventajas de la ausencia de turismo, buen tiempo y mejores precios.
Hay que tramitar un visado para el país, que cuesta 50$. Te llega un correo diciendo que tienes que llevar una foto de carnet que en ningún momento nos pidieron. En la aduana nos hicieron una foto con la webcam que es la que aparece en el visado.
Habíamos cogido un coche con la compañia Roadtrip Africa, con la cual hemos acabado muy contentos y recomiendo encarecidamente.
El coche, un Land Cruiser, nos costó 7 días 1168€, en los cuales estaba incluido un guía que nos iba a llevar a los sitios por 40€ al día (280€ totales), y la recogida en el aeropuerto por 35€.
Los motivos por haber cogido el coche con conductor eran cuatro.
-El primero de ellos es que había leído que la policía era corrupta, y ya había tenido experiencias en el pasado con casos similares y no me apetecía que me estuviesen multando por infracciones inexistentes. He de decir, que pese a que son corruptos, no nos pararon en ninguno de los controles. Cuidan muchísimo al turista y si bien se aprovechan de la población local, creo que no llegarían a hacerlo con un visitante salvo que realmente cometa una infracción.
-El segundo motivo es que así nos olvidábamos de seguro de coche, tarjetas de crédito etc.
-El tercero, era que así podía disfrutar de los safaris sin tener que estar conduciendo y viendo animales.
-Y el último de ellos es el tráfico. A diferencia de países como Namibia, donde habíamos conducido nosotros el coche y apenas te cruzabas con vehículos durante el día, aquí el tráfico era bastante intenso y conducen sin ningún patrón y bastante mal. Vimos muchísimos accidentes graves. Además, Kampala, la capital, es la ciudad con mayor caos que he visto en mi vida. Ni Hanoi, Bangkok o Cairo le hacen sombra.

Por eso, al llevar conductor, nos olvidábamos de todos estos puntos.
El coche no venía a recogernos hasta las 7 de la mañana. Y habíamos llegado puntuales. Por lo que nos dispusimos a hacer los trámites habituales en el aeropuerto.
Cambiamos euros por dólares (perdimos un 3% con el cambio). Chelines en cambio no cambiamos porque el cambio te hacía perder entorno al 6%, por lo que decidimos que ya sacaríamos en un cajero. He de decir que la mayoría de hoteles a los que fuimos pudimos pagar con tarjeta. También en los parques nacionales. Los únicos sitios en los que no pudimos es en restaurantes muy locales y para compras pequeñas.
Tras cambiar el dinero nos acercamos a la tienda de MTN, una de las compañías de teléfono del país que vimos que tenía mejor precio que la competencia. Dos tarjetas sims para una semana con 8,1GB de datos nos costaron 8,6€ cada una. Pudimos pagarlas con tarjeta y tenían bastante buena cobertura en prácticamente todos los sitios que visitamos.
Como habíamos hecho las gestiones muy rápido, nos tomamos un café en el aeropuerto hasta que se acercó la hora de la recogida.
Edward, el guía que nos acompañó durante la semana, apareció a las 7:20. Pole pole, como dicen en suajili, sin prisas. El motivo es que dos semanas atrás unos españoles habían llegado en el mismo vuelo que se había retrasado 5h, y había tenido que pagar esas horas de ticket de parking del aeropuerto, por lo que esta vez quiso ser más previsor.
Cargamos las mochilas y pusimos rumbo al lago Mburo. Paramos en un cajero a sacar chelines, donde nos cobraron 25000 UGX de comisión, dejando sacar de una vez 1.000.000 UGX. Leí que todos los bancos ugandeses cobran comisión, y a todos los que fuimos, nos cobraron. Perdíamos así un 3% aproximadamente al sacar chelines.
Paramos a comer cerca de la línea del ecuador que une la carretera de Kampala con el lago Mburo, y llegamos allí sobre las 15h. La comida, al tratarse de un sitio un poco turístico nos costó unos 10€ por cabeza y tuvimos que pagar en efectivo.
La carretera estaba asfaltada y bastante bien. Los chinos están construyendo carreteras por el país a cambio de que el presidente les haga concesiones y les deje explotar los recursos que tienen.
Llegamos al lago Mburo y lo primero que vimos es una fábrica gigante al lado del parque. El presidente del país, un exmilitar que lleva 40 años en el poder (no hace falta decir que es un dictador aunque haya "elecciones"), les había cedido a los chinos parte del parque natural para que desarrollasen no sé qué actividad y había plantado campos donde antes había sábana.
La entrada al parque nos costó 40$ por persona + 8$ por meter el coche. El guía no pagaba. Por hacernos un favor y agilizar pagó con la app Momo, algo parecido a Bizum. Luego teníamos que darle el dinero en efectivo, pero nos dimos cuenta al día siguiente que con el efectivo perdíamos ese 3%, por lo que nos interesaba pagar las entradas nosotros con tarjeta.
Por lo que respecta al parque nos gustó bastante. Pudimos ver cebras, waterbuck (desconozco el nombre en español), elands, algún hipopótamos, impalas, facoqueros, jirafas y algún búfalo suelto. Salvo las jirafas, la mayoría de animales se encontraban en pequeños grupos de no más de 10 individuos. Por eso aunque haya variedad de animales no llega a ser algo espectacular.


Dormimos en el Leopard Rest Camp, en unas tiendas de campaña premontadas las cuales estaban bastante bien. Con cena incluida, nos costó 88$. Las vistas desde la terraza superior del hotel eran magníficas.
El permiso de los parques dura 24h desde el momento en el que se paga, por lo que al día siguiente no tuvimos que pagar. Hicimos una excursión a pie por el parque para ver principalmente jirafas que nos costó 30$. Fue de las mejores experiencias del viaje y de las mejores cosas que he hecho en un safari. Además, nos acercamos a una de las charcas donde pudimos ver cebras, antílopes e hipopótamos.
Decir que en Uganda todo funciona con propinas. Yo estoy muy en contra de esta actividad. Considero que todo el mundo tiene que hacer su trabajo lo mejor que pueda independientemente de esperar recibir algo después. Además, las propinas crean bastante desigualdad en la población que tiene acceso al turismo frente a la que no la tiene. Edward nos dijo que el sueldo medio es de 100$ al mes. He visto rangers que sacaban +50$ en propinas en un solo día. Por eso nos limitamos a darlas a cuando consideramos que el servicio había sido excelente. Y nunca más de 5$ por ranger/guía.
Tras la excursión de las jirafas, pusimos rumbo a Bwindi Impenetrable Forest, es decir, a ver a los gorilas.
La carretera cercana a Bwindi fue espectacular, de las mejores del viaje. Era África en estado puro. La gente haciendo vida entorno a la carretera de asfalto, y las montañas verdes detrás llenas de plataneros, y campos de té interminables.



Compramos un par de paquetes de botellas de agua (unas 48 botellas de 33cl cada una) por 20000UGX (el cambio estaba en ese momento a 3800 aprox) y dos bolsas enormes de mangos por otros 20000UGX. Estuvimos el resto del viaje comiendo mangos en alguna de las comidas.
Llegamos sobre las seis de la tarde a Nshongi Camp, donde al ser los únicos huéspedes nos hicieron una mejora en la habitación de la estándar a la superior manteniéndonos el precio. El hotel nos costó 150$ con comidas y cenas incluidas. Fue un poco caro pero no hay alternativa de comida callejera por la zona. Hay que pasar por el aro si o si. Cada comida costaba 15$ por persona.
Eso si, el sitio era inmejorable. Ubicado muy próximo al lugar donde se hace la charla de los gorilas, en medio de la selva. El comedor, está a escasos 10m del muro de árboles y es posible avistar monos, como hicimos nosotros, y en ocasiones elefantes y hasta a los propios gorilas.
Las vistas desde la habitación (la superior) eran también espectaculares y el baño estaba más que aceptable.

Así acabamos los dos primeros días. Mañana llegaba el momento más esperado del viaje. Los espalda plateada.