Día 13.- Coba, cenotes, Muyil, Playa del Carmen. ✏️ Diarios de Viajes de Mexico

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De nuevo, teníamos excursión con Arturo. Otra vez, tomamos un taxi para llegar hasta la playa de Akumal y allí ya nos esperaba Arturo. Esta vez visitaríamos las ruinas de Coba y Muyil y queríamos visitar algún cenote cercano.

Llegamos a las ruinas de Cobá a la vez que los mosquitos. Empezaban a ponerse pesados. Cada entrada son 51 pesos. Allí se puede hacer la visita andando (hay unos 30 minutos a la pirámide principal) o bien en bicicleta o en los llamados bicitaxi. Nosotros optamos por ir en bicitaxi, 95 pesos. Coba tiene diversas ruinas, pero la más destacada es la pirámide llamada Nohoch Mul, de 42 metros de altura y 102 escalones. Desde su cima se aprecia la selva interminable y varias lagunas. Pudimos comprobar in situ la magnífica acústica de la pirámide, pues toda nuestra conversación en la cima fue perfectamente y sin ningún esfuerzo escuchada por uno de nosotros que no pudo subir por problemas de vértigo.

Al abandonar esta pirámide, los conductores de nuestros bicitaxis, nos enseñaron un animalito, un tejón. Primero pensábamos que era un mapache, pero no, no lo era. Se diferencian por la cola y éste era un tejón. Muy salado el tejón, se comió todo lo que le ofrecimos y se dejó hacer unas cuantas fotos.

Al salir de Cobá, le habíamos pedido a Arturo que nos llevase a algún cenote. Esta vez nos llevó a ver los cenotes de Cho-Ha y Tanka-Ha. ¡Una pasada de sitio los dos! De nuevo, no había nadie por lo nos dimos unos baños maravillosos. El segundo era más espectacular que el primero por el intenso color azul de sus aguas y la transparencia de las mismas. Tanto, que yo me agobie al ver el fondo tan lejos y las escaleritas de bajada tan cerca y no pude entrar. ¡La próxima no me quedo fuera seguro!

Tras los baños en los cenotes, nos dirigimos a Muyil. Muyil son otras ruinas mayas, en medio de la selva, donde pocos turistas se aventuran. Allí los mosquitos acampan a sus anchas. Veías manadas de ellos girando a tu alrededor. Decidimos que con un paseo de media hora era suficiente.

De vuelta en el hotel, comida, pequeño descanso y a Playa del Carmen, a hacer algunas compras. ¡Esta vez arrasamos en un puesto de los bolsos!.

La cena la hicimos en el restaurante temático de comida americana. Cenamos nosotros y unos preciosos gatitos que había a nuestro alrededor. Muy sibaritas ellos, pues solo comían solomillo y langosta.

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