A primera hora, una vez desayunados, tomamos las maletas y vamos a la estación de tren para dirigirnos a Rennes.
Esta ciudad es la capital de Bretaña, una región francesa con un carácter propio pues son una de las pocas culturas celtas que aún sobreviven. ¡Tiene incluso un idioma autóctono!

Tenemos el billete comprado con antelación, porque así sale más económico. El trayecto de 2 horas y cuarto cuesta 20€ por persona.
Las próximas tres noches nos alojaremos en el Hotel Le Florin, por 84€ la noche en habitación doble. Desde aquí haremos excursiones a localidades cercanas.
La ciudad tiene una dimensión considerable, con unos 370 y pico mil habitantes. Dispone de dos líneas de metro y múltiples autobuses urbanos, incluso un minibus gratuito que recorre el centro histórico, pero nosotros no usaremos ningún transporte público.

Dejamos la mochila en el hotel y vamos a comer en un bistrot sin pretensiones pero muy decente.
A continuación visitamos el Museo de Bellas Artes, que es gratuito. Su colección es amplia pero no destaca especialmente por nada.

Ahora ya cruzamos el canal de la Villaine y nos adentramos en el casco antiguo.
Las calles que rodean el Ayuntamiento y el Parlamento de Bretaña son clásicas y elegantes, tienen un aire parisino. Las actuales edificaciones son las que se construyeron después del devastador incendio que sufrió la ciudad en 1720.

Más adelante encontramos varias calles y plazas con las medievales fachadas con vigas de madera a la vista, como en la Place du Champ-Jacquet,
y los alrededores de la Place Sainte Anne.
En esta plaza, una de las más grandes del centro, se encuentra la basílica Saint-Aubin en Notre-Dame de Bonne Nouvelle. Como veremos un montón de iglesias góticas estos días, esta no nos impresiona especialmente.
Con la que sí que flipamos es con la Catedral. Dedicada a San Pedro y de estilo barroco, con unas bonitas pinturas murales del siglo XIX.

Muy cerca de la catedral están las Portes Mordelaises, las puertas de piedra de las antiguas murallas de la ciudad.
Aquí nos encontramos dos chicas de la oficina de información turística que nos ofrecen un mapa y recomendaciones. Les pregunto por un jardín que veo en el mapa y me explican que esta noche allí hay un concierto. Nos pica la curiosidad y averiguamos que es de punk-rock, ¡así que decidimos ir!

De mientras se hace la hora, damos vueltas por todas las callejuelas, tomamos algún vinito en alguna terraza, también descubrimos La Prison St Michel.
Es un patio oculto que hace siglos solía ser una cárcel pero ahora son pubs modernitos, ¡muy curioso!
Nos acercamos al parque donde se realizará el concierto.
El Parc du Thabor es un espacio natural super amplio que incluye un jardín botánico con floridos rosales.

El concierto es muy animado, hay muy buen ambiente.
