LUNES 8 DE FEBRERO DE 2010
Amanecemos a las 3 de la mañana (los esfuerzos que tiene que hacer uno para disfrutar de las vacaciones) y, tras ultimar las maletas, desayunar y ducharnos, paso por la báscula para comprobar a la vuelta los efectos de la dieta americana. Marca 66,8 kg, lo cual me parece un buen punto de partida.

Salimos a la calle para andar los 15 minutos que nos separan de la estación de autobuses de Bournemouth (nuestro lugar de residencia en el Reino Unido), y a las 5:00 salimos en dirección al aeropuerto de Heathrow en Londres. Dos horas más tarde nos encontrábamos ya en la cola de facturación de Continental.
En lugar de llegar al mostrador, al principio de la cola había una chica que nos preparó las tarjetas de embarque, nos hizo las preguntas de rigor antes de estos viajes y luego simplemente nos tuvimos que acercar a facturar nuestras 2 maletas que iban prácticamente vacías en previsión de las compras que teníamos en mente.

El vuelo fue bastante tranquilito, comida normal (como suele ser habitual en estos casos) y en 7 horas estábamos tomando tierra en el aeropuerto de Newark.


Habíamos decidido tomarnos el viaje con calma, por lo que no tuvimos excesiva prisa para bajarnos del avión, y la suerte quiso que sólo estuviese nuestro vuelo en el control de pasaportes y no tuviésemos que esperar más de 5 minutos. Nos atendieron unos policías muy majos, y continuamos hasta la aduana. El agente nos preguntó si habíamos sido buenos (eso se veía en nuestras caras), y tras contestarle que sí, y entre risas, nos dejó pasar sin mayor problema.
Recogimos nuestro equipaje (nuestras maletas tardaron un rato) y fuimos buscando la salida. Ahí fue cuando empezó el acoso de los “taxistas” (me juego el cuello a que más de la mitad no lo eran) por ofrecernos sus servicios para bajarnos al hotel. Conseguimos esquivarles a todos y salir a la calle, ya que nuestra idea inicial era la de coger un Supershuttle (por aquello de la economía) y digo inicial, porque uno de los señores estaba empeñado en bajarnos y, tras un par de intentos fallidos, nos hizo una oferta que no pudimos rechazar: $35 por los dos si compartíamos el ”taxi” con una chica inglesa que también había llegado en nuestro vuelo. No nos lo pensamos demasiado y nos lanzamos a la aventura.
Como ya nos habíamos olido en un principio, no se trataba de un taxista, sino de un particular que nos bajaba en su propio coche (buena forma de sacarse un sobresueldo).
Habíamos leído en numerosas ocasiones que la conducción por parte de los taxistas en Nueva York es un poco caótica y sin duda nuestro amigo compartía ese gusto. Entre botes, giros bruscos, conducción rozando los límites de la temeridad, llegamos a la Grand Central Station, donde nuestra improvisada compañera de viaje se quedaba, pero había un pequeño problema. No llevaba efectivo y, para colmo, su tarjeta no funcionaba. Al parecer, su banco inglés la había bloqueado al detectar que intentaban usarla en otro país. Mientras la chica iba de cajero en cajero e intentaba llamar al banco para arreglar las cosas, nosotros no podíamos evitar mirar por la ventanilla del coche y ver como el maravilloso día con que nos había recibido Nueva York se iba consumiendo sin ni siquiera haber pisado la calle. Tras 20 minutos de espera, le dijimos a la chica que si no le importaba que mientras ella solucionaba lo suyo, nos acercara a nuestro hotel para así aprovechar los últimos rayos de sol del día. No puso ningún inconveniente, así que 10 minutos más tarde nos dejaba en la puerta de nuestro hotel: el Comfort Inn Central Park West, en la calle 71, justo antes del Dakota Building y pegado a Central Park.

Le dimos un par de dólares de propina (sabíamos que era muy poco, pero no se merecía ni eso), y tras ver cómo nos miraba con no muy buena cara, fuimos a la recepción. Primera impresión del hotel, buena. Pequeño, pero acorde a nuestras expectativas.
Habíamos tenido una duda durante todo el viaje y era que al hacer la reserva en internet, no sabíamos si en el precio final que ya habíamos pagado estaban incluidas las tasas (que nosotros habíamos calculado que rondarían los 200 dólares), pero pronto nos dieron buenas noticias en recepción. Todo pagado = Más dinero para gastar por ahí (YUUUUUUPPPPIIIIII!!!!)
La habitación era pequeña pero tampoco minúscula y parecía del tamaño adecuado para la utilidad que le íbamos a dar.
Nada más llegar arriba y comprobar que la conexión a internet funcionaba correctamente, mandamos un mensaje a un chico que habíamos conocido a través de internet para quedar con él a cenar y salimos a la aventura. Llevábamos un podómetro por eso de la curiosidad de saber cuándo andaríamos en el viaje, así que con el marcador a cero nos echamos a andar.
Nos acercamos a la estación de metro, compramos nuestras Metrocards (27$ cada una para 7 días) que resultó ser un gran acierto y pusimos rumbo al Macys (no llevábamos más que un rato en la ciudad y ya teníamos mono de compras. No tenemos remedio

Asun se compró un par de cosillas de maquillaje y seguimos con nuestra ruta. Yo quería un objetivo para la cámara de fotos y como había visto por internet que en el B&H no lo tenían en stock, decidimos acercarnos a J&R. Resultado:
Canon EF-S 55-250mm f/4-5.6 IS Image Stabilizer Telephoto Zoom Lens
Filtro UV
Tarjeta 16Gb
340.10$
Esta tienda está justo al lado del Woolworth Building y fue allí donde empezamos a ser conscientes de las verdaderas dimensiones de la ciudad.

Seguimos nuestra ruta hasta Times Square (la primera toma de contacto impresiona, bueno y la segunda… y la tercera…) donde habíamos quedado a las 20:00 con el chico del foro (que al final fueron 2) en la puerta del McDonalds de TS. Al principio nos equivocamos y estuvimos un rato esperando en otro diferente (es lo que tiene ser nuevo) pero al final nos encontramos y fuimos los 4 a cenar al Bubba Gump (1501 Broadway,New York). Asun y yo nos comimos una ensalada César (a compartir), 1 combo de gambas, unas gambas picantes y 2 cervezas grandes y la broma nos salió por 72$ con propina y tasas. Después de esto, con el cuerpo cansado y el bolsillo dolorido, nos acercamos un momento a la tienda de M&M´s y posteriormente regresamos al hotel a descansar. Nos esperaba nuestro primer día completo en la city.


Distancia andada: 5 km (no está mal para empezar) [b]