Hoy Iraitz ha sido el primero. A mí me ha tocado pasar por el grifo hacia las 8:50. Ya tenemos casi todo preparado. En la calle parece que llueve; se nota alguna gota al menos. Bajamos a desayunar y ya no hay rastro de la gente que andaba anoche por aquí; por lo visto, cenaron y se fueron. No les oí. La verdad que sólo hemos compartido desayuno con algunos currelas del hotel. Hoy también toca aprovechar el buffet; ha caído un té, zumo, jamón, queso, tomate, melón, yogur con pasas…
Pasamos por la habitación a recoger los bultos, y bajamos a pagar a recepción. La habitación eran 11000 IKR, pero sumándole la cena, el monto asciende a 17510 IKR. Salimos del hotel Höfn y nos dirigimos hacia el puerto. Nos ha llamado la atención ver la bandera a media asta. ¿será porque es Jueves Santo? Yo pensaba que lo de las banderas sólo era en Irlanda... El puerto está vacío, claro, es fiesta. Por lo tanto, llenamos el depósito en la gasolinera y reemprendemos la marcha hacia el este por la Ring Road. Los paisajes son cojonudos; por un momento he creído ver nuestra carretera de la costa, pero en Islandia los montes son más altos, no tienen verde y están sin apuntalar. Respeto pues.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos hemos detenido en un paraje llamado Starmyri. Un lugar con mucho encanto; montes con piedra suelta al borde de la carretera, barrancos y playas negras.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Starmyri
Una vez en marcha, nos hemos vuelto a detener, esta vez en Djúpivogur. Este pueblo se halla en un ancho fiordo. Será por el día que es, pero tampoco hay mucho movimiento. La oficina de información está cerrada, y lo único que hemos encontrado abierto era un Café-Bar con mini supermercado. Hemos pillado un par de botellas para el viaje, una vuelta por el pueblo, y a correr de nuevo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Djúpivogur
Una vez en el fondo del fiordo, en vez de dar la vuelta por el otro lado, se nos ha ocurrido tomar el desvío de la 939, a la izquierda, y subir por Oxi. De todas formas, a los 3 o 4 kilómetros he decidido dar la vuelta, pues la pendiente es muy pronunciada, de gravilla y cada vez con más nieve; nieve que llega a sacarnos del camino…ahora creo firmemente en los carteles que advierten que la carretera está “impassable”. Es cierto.
Media vuelta y al fiordo otra vez. Lo hemos terminado de rodear, y en el siguiente, la carretera ya no lo ha bordeado, ha dejado la costa y se ha adentrado en las montañas. Poco a poco la nieve ha empezado a rodearnos. La ruta se ha empinado, y una vez hemos comenzado el descenso del “puerto”, nos hemos encontrado el cruce de la conexión de la 939. Más de metro y medio de nieve; menos mal que no hemos hecho el tonto. Muy poco tráfico por cierto.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Bajando al llano, nos hemos topado con el primer lago helado del viaje; Skiduvatn. Hemos dejado el coche en el borde de la carretera, subimos el volumen del CD con “The Riddle” e intentamos hacer mella en el hielo a pedradas. Imposible. Retornamos al coche y seguimos hasta Egilsstaðir, que se encuentra a la orilla del lago Lögurinn, y que no está helado por cierto. El día que hace no ayuda, pero tiene pinta de lugar un tanto soso. Hemos atravesado el pueblo, bordeado el aeropuerto, y nos hemos detenido al otro lado del lago, enfrente de la ciudad, a finiquitar el Bimbo y la mortadela que nos quedan. Está fresco, y no bajamos del coche más que para meter un gol en una portería con un balón que había por ahí.
Volvemos a Egilsstaðir a tomar algo, y llegamos hasta la iglesia. Había misa y el parking estaba repleto, pero hemos decidido dejar el coche en un hueco entre el hielo y el cacho de monte y dar una vuelta por los alrededores. La iglesia está en un alto y desde arriba se ve muy bien la zona, el pueblo, y el lago a sus pies, a la derecha el aeropuerto, y enfrente montañas y más montañas cubiertas de nieve. Iraitz ha entrado en la iglesia, a mí me ha dado palo y le he esperado fuera. Es una iglesia moderna, como tantas en la isla, y un tanto fría, como el contexto.
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Lago Lögurinn con Egilsstaðir al fondo
Hemos bajado hasta el Bonus que había al lado de la gasolinera, a coger galletas y chocolate y de ahí al Subway con intención de tomar un café, pero antes de pedir nos hemos dado la vuelta, pues no olía demasiado bien, y la verdad no tenía pinta de que tuvieran café. Al auto, y en marcha.
Poco a poco hemos notado que estábamos subiendo, pues de 4/5º hemos pasado a -1/-2º. Muy poco tráfico y nieve helada en las montañas. La carretera, no sé cómo lo hacen pero completamente limpia. Y no he visto un solo quitanieves en todo el trayecto.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Como vamos muy bien de tiempo, hemos decidido ir a la zona de Dettifoss…pero nada más tomar la 864, media vuelta. Cartelito de “impassable” y capa de un metro de nieve en la carretera. Avanzamos pues por la Ring Road, y de repente, entre la nieve, vemos columnas de humo blanco, y calvas de colores en la nieve: Hverir.
Estamos cerca del volcán Krafla, y del lago Mývatn. Se trata de fumarolas y fuentes de las que sale vapor y agua hirviendo, entre otras cosas, sin parar. El aroma a sulfuro es muy fuerte también, como no. El barro se pega mucho en las botas; de hecho, sin esfuerzo hemos conseguido crecer 4 o 5 centímetros (la movida va a venir después para quitarnos la masa…¡pobre coche!). El barro y la tierra tienen colores muy curiosos, rojo, amarillo, pistacho…y aunque los pozos están acordonados, se puede andar por la zona sin problemas, dependiendo del barro claro. Hemos pasado un buen rato, hasta que ha llegado un bus feroés, y hemos decidido largarnos. Este lugar nos demuestra que la tierra está viva.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después de quitarnos el barro, en lo posible, nos hemos puesto en marcha y en un momento llegamos al lago Mývatn. Bajando el monte que separa Hverir de la central geotérmica (aquí también hay una), nos hemos detenido a admirar la vista del lago y los cráteres. Entramos en Reykjahlíð dejando la central a la derecha, y nos hemos dado de bruces con uno de los alojamientos que venían en la guía, el hotel Reykjahlíð. Café e Internet gratis, pero nos piden 15000 IKR, como el señor de Reykjavík. Le hemos dicho que sí, por no dar mas vueltas, hemos subido los trastos y nos hemos ido tras pasar por el reservado.
Reykjahlíð es un pueblo pequeño, apenas 300 habitantes. El Krafla lo sepultó bajo su lava en 1729. La iglesia se salvó; según el cura, debido a sus plegarias, pero a decir verdad, la iglesia está en un montículo más alto que el pueblo…Son las 7 de la tarde y hay que aprovechar que todavía hay luz.
Dejamos el cráter Hverfell a la izquierda y llegamos a Dimmuborgir. Un solo auto en el parking, un 4x4, que según llegábamos nosotros se ha ido. Solos. Según va poniéndose el sol la temperatura va bajando un montón. Hay mucha nieve, de hecho hemos pasado por encima de la valla de entrada. Un par de fotos en la entrada, y p´a dentro.
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Hverfell
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*** Imagen borrada de Tinypic ***
El grupo noruego de black metal Dimmu Borgir tomó su nombre de esta zona, y según decían la traducción venía a ser “castillo oscuro”; no sé que habrá de cierto. En este parque se pueden admirar las figuras que caprichosamente ha hecho la naturaleza con la lava. Pero me da que hoy no vamos a poder admirar demasiado. Metro y medio de nieve, hielo…y anocheciendo. Hemos topado un panel a la altura de los pies en el que hemos visto que se marcan tres posibles rutas; la que teníamos más interés, la de la “iglesia”, se encuentra a una hora, en condiciones normales. En éstas en cambio, es una locura siquiera intentarlo. Aprovecho la puesta de sol para intentar echar alguna foto maja y salimos de allá. Hablamos de la posibilidad de volver mañana, pero los dos sabemos que no vamos a volver.
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Lago Mývatn desde Dimmuborgir
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Lago Mývatn
Damos la vuelta al lago; es una pena, pero los cráteres están nevados y no se distinguen bien. Es noche cerrada cuando llegamos de vuelta al pueblo, y entramos en el restaurante del hotel Reynihlid, que está al lado de la iglesia, con intención de cenar. Desde que hemos asomado el morro nos hemos dado cuenta que era un sitio “fino”, pero bueno, ya nos han acomodado en una mesa…
Trabajan chefs internacionales, y los platos no son habituales…Iraitz se ha decantado por pescado ahumado especialidad de la casa (“Reyktur silungur og hverabrauð að mývetnskum hætti”), y de segundo codero al estilo campestre (“lambafille með jarðepli og lambadjús”). Yo, con lo raro que soy (bajista, claro), lo he tenido un poco complicado pero al final me decanté por una ensalada verde con piñones y tomatitos cherry (“grænt salat að hætti Myllunnar”) y filete vegetal con salsa de queso y patatas fritas (“grænmetisdiskur hússins”). La broma nos ha salido por 14200 IKR, postre y cervezas incluidas. A los dos minutos de salir, ya estábamos en nuestro hotel; mejor, que la noche está fresquita. Un poco de Internet y a escribir; Iraitz mientras en el salón husmeando los DVD y las revistas. En la calle -2/-3º. El lago, helado en muchas zonas. A dormir, que ya es Viernes Santo…
Pasamos por la habitación a recoger los bultos, y bajamos a pagar a recepción. La habitación eran 11000 IKR, pero sumándole la cena, el monto asciende a 17510 IKR. Salimos del hotel Höfn y nos dirigimos hacia el puerto. Nos ha llamado la atención ver la bandera a media asta. ¿será porque es Jueves Santo? Yo pensaba que lo de las banderas sólo era en Irlanda... El puerto está vacío, claro, es fiesta. Por lo tanto, llenamos el depósito en la gasolinera y reemprendemos la marcha hacia el este por la Ring Road. Los paisajes son cojonudos; por un momento he creído ver nuestra carretera de la costa, pero en Islandia los montes son más altos, no tienen verde y están sin apuntalar. Respeto pues.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos hemos detenido en un paraje llamado Starmyri. Un lugar con mucho encanto; montes con piedra suelta al borde de la carretera, barrancos y playas negras.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Starmyri
Una vez en marcha, nos hemos vuelto a detener, esta vez en Djúpivogur. Este pueblo se halla en un ancho fiordo. Será por el día que es, pero tampoco hay mucho movimiento. La oficina de información está cerrada, y lo único que hemos encontrado abierto era un Café-Bar con mini supermercado. Hemos pillado un par de botellas para el viaje, una vuelta por el pueblo, y a correr de nuevo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Djúpivogur
Una vez en el fondo del fiordo, en vez de dar la vuelta por el otro lado, se nos ha ocurrido tomar el desvío de la 939, a la izquierda, y subir por Oxi. De todas formas, a los 3 o 4 kilómetros he decidido dar la vuelta, pues la pendiente es muy pronunciada, de gravilla y cada vez con más nieve; nieve que llega a sacarnos del camino…ahora creo firmemente en los carteles que advierten que la carretera está “impassable”. Es cierto.
Media vuelta y al fiordo otra vez. Lo hemos terminado de rodear, y en el siguiente, la carretera ya no lo ha bordeado, ha dejado la costa y se ha adentrado en las montañas. Poco a poco la nieve ha empezado a rodearnos. La ruta se ha empinado, y una vez hemos comenzado el descenso del “puerto”, nos hemos encontrado el cruce de la conexión de la 939. Más de metro y medio de nieve; menos mal que no hemos hecho el tonto. Muy poco tráfico por cierto.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Bajando al llano, nos hemos topado con el primer lago helado del viaje; Skiduvatn. Hemos dejado el coche en el borde de la carretera, subimos el volumen del CD con “The Riddle” e intentamos hacer mella en el hielo a pedradas. Imposible. Retornamos al coche y seguimos hasta Egilsstaðir, que se encuentra a la orilla del lago Lögurinn, y que no está helado por cierto. El día que hace no ayuda, pero tiene pinta de lugar un tanto soso. Hemos atravesado el pueblo, bordeado el aeropuerto, y nos hemos detenido al otro lado del lago, enfrente de la ciudad, a finiquitar el Bimbo y la mortadela que nos quedan. Está fresco, y no bajamos del coche más que para meter un gol en una portería con un balón que había por ahí.
Volvemos a Egilsstaðir a tomar algo, y llegamos hasta la iglesia. Había misa y el parking estaba repleto, pero hemos decidido dejar el coche en un hueco entre el hielo y el cacho de monte y dar una vuelta por los alrededores. La iglesia está en un alto y desde arriba se ve muy bien la zona, el pueblo, y el lago a sus pies, a la derecha el aeropuerto, y enfrente montañas y más montañas cubiertas de nieve. Iraitz ha entrado en la iglesia, a mí me ha dado palo y le he esperado fuera. Es una iglesia moderna, como tantas en la isla, y un tanto fría, como el contexto.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Lago Lögurinn con Egilsstaðir al fondo
Hemos bajado hasta el Bonus que había al lado de la gasolinera, a coger galletas y chocolate y de ahí al Subway con intención de tomar un café, pero antes de pedir nos hemos dado la vuelta, pues no olía demasiado bien, y la verdad no tenía pinta de que tuvieran café. Al auto, y en marcha.
Poco a poco hemos notado que estábamos subiendo, pues de 4/5º hemos pasado a -1/-2º. Muy poco tráfico y nieve helada en las montañas. La carretera, no sé cómo lo hacen pero completamente limpia. Y no he visto un solo quitanieves en todo el trayecto.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Como vamos muy bien de tiempo, hemos decidido ir a la zona de Dettifoss…pero nada más tomar la 864, media vuelta. Cartelito de “impassable” y capa de un metro de nieve en la carretera. Avanzamos pues por la Ring Road, y de repente, entre la nieve, vemos columnas de humo blanco, y calvas de colores en la nieve: Hverir.
Estamos cerca del volcán Krafla, y del lago Mývatn. Se trata de fumarolas y fuentes de las que sale vapor y agua hirviendo, entre otras cosas, sin parar. El aroma a sulfuro es muy fuerte también, como no. El barro se pega mucho en las botas; de hecho, sin esfuerzo hemos conseguido crecer 4 o 5 centímetros (la movida va a venir después para quitarnos la masa…¡pobre coche!). El barro y la tierra tienen colores muy curiosos, rojo, amarillo, pistacho…y aunque los pozos están acordonados, se puede andar por la zona sin problemas, dependiendo del barro claro. Hemos pasado un buen rato, hasta que ha llegado un bus feroés, y hemos decidido largarnos. Este lugar nos demuestra que la tierra está viva.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Después de quitarnos el barro, en lo posible, nos hemos puesto en marcha y en un momento llegamos al lago Mývatn. Bajando el monte que separa Hverir de la central geotérmica (aquí también hay una), nos hemos detenido a admirar la vista del lago y los cráteres. Entramos en Reykjahlíð dejando la central a la derecha, y nos hemos dado de bruces con uno de los alojamientos que venían en la guía, el hotel Reykjahlíð. Café e Internet gratis, pero nos piden 15000 IKR, como el señor de Reykjavík. Le hemos dicho que sí, por no dar mas vueltas, hemos subido los trastos y nos hemos ido tras pasar por el reservado.
Reykjahlíð es un pueblo pequeño, apenas 300 habitantes. El Krafla lo sepultó bajo su lava en 1729. La iglesia se salvó; según el cura, debido a sus plegarias, pero a decir verdad, la iglesia está en un montículo más alto que el pueblo…Son las 7 de la tarde y hay que aprovechar que todavía hay luz.
Dejamos el cráter Hverfell a la izquierda y llegamos a Dimmuborgir. Un solo auto en el parking, un 4x4, que según llegábamos nosotros se ha ido. Solos. Según va poniéndose el sol la temperatura va bajando un montón. Hay mucha nieve, de hecho hemos pasado por encima de la valla de entrada. Un par de fotos en la entrada, y p´a dentro.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Hverfell
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El grupo noruego de black metal Dimmu Borgir tomó su nombre de esta zona, y según decían la traducción venía a ser “castillo oscuro”; no sé que habrá de cierto. En este parque se pueden admirar las figuras que caprichosamente ha hecho la naturaleza con la lava. Pero me da que hoy no vamos a poder admirar demasiado. Metro y medio de nieve, hielo…y anocheciendo. Hemos topado un panel a la altura de los pies en el que hemos visto que se marcan tres posibles rutas; la que teníamos más interés, la de la “iglesia”, se encuentra a una hora, en condiciones normales. En éstas en cambio, es una locura siquiera intentarlo. Aprovecho la puesta de sol para intentar echar alguna foto maja y salimos de allá. Hablamos de la posibilidad de volver mañana, pero los dos sabemos que no vamos a volver.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Lago Mývatn desde Dimmuborgir
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Lago Mývatn
Damos la vuelta al lago; es una pena, pero los cráteres están nevados y no se distinguen bien. Es noche cerrada cuando llegamos de vuelta al pueblo, y entramos en el restaurante del hotel Reynihlid, que está al lado de la iglesia, con intención de cenar. Desde que hemos asomado el morro nos hemos dado cuenta que era un sitio “fino”, pero bueno, ya nos han acomodado en una mesa…
Trabajan chefs internacionales, y los platos no son habituales…Iraitz se ha decantado por pescado ahumado especialidad de la casa (“Reyktur silungur og hverabrauð að mývetnskum hætti”), y de segundo codero al estilo campestre (“lambafille með jarðepli og lambadjús”). Yo, con lo raro que soy (bajista, claro), lo he tenido un poco complicado pero al final me decanté por una ensalada verde con piñones y tomatitos cherry (“grænt salat að hætti Myllunnar”) y filete vegetal con salsa de queso y patatas fritas (“grænmetisdiskur hússins”). La broma nos ha salido por 14200 IKR, postre y cervezas incluidas. A los dos minutos de salir, ya estábamos en nuestro hotel; mejor, que la noche está fresquita. Un poco de Internet y a escribir; Iraitz mientras en el salón husmeando los DVD y las revistas. En la calle -2/-3º. El lago, helado en muchas zonas. A dormir, que ya es Viernes Santo…