10. Arco del Triunfo y Trocadero
Aunque pueda parece ilógico que volvamos al arco del Triunfo, el motivo fue poder subir arriba del todo y poder contemplar la vista de París. El precio por subir era de 7'50 €, pero el día que fuimos no habíamos comprado aún la Paris Museum Pass, con lo que no nos sirvió y tampoco quisimos hacer cola para subir, pues había decenas de personas esperando para comprar el ticket. Sin embargo, aunque la Musseum Pass cumpliera hoy su tercer día de uso y sólo la compráramos de dos, borramos la fecha inicial (gracias a las cualidades del pilot Frixion) y volvimos a poner la fecha de ese día, reactivándola gratuitamente de inmediato, por lo que subimos por la cara, aunque eso sí, los 400 escalones no nos los quitó nadie. Una vez arriba comprobamos como efectivamente desde allí se apreciaba una de las vistas más bonitas de París: la torre Eiffel, la Concordia, Sacre Coeur, la Defense, los Inválidos, la Ile de la Cite... todo fácilmente identificable desde allí.
Una vez abajo, nos dirigimos en metro a la zona de Trocadero, justo al otro lado del río enfrente de la torre Eiffel. Desde allí se pueden hacer las fotos más impresionantes de la torre Eiffel sin duda. Tras hacernos el reportaje de rigor y disfrutar unos momentos de la maravillosa vista de la Torre Eiffel, bajamos hasta el río junto a la torre, donde nos encontramos una concentración de coches antiguos, lo cual fue muy curioso por la bella estampa con la torre Eiffel de fondo entre todos estos coches.
Torre Eiffel desde Trocadero
Concentración coches antiguos
11. Barrio Latino
De nuevo en metro nos dirigimos al Barrio Latino a perdernos por sus calles... Estuvimos caminando viendo cientos de restaurantes, tiendas de souvenirs, regalos... hasta llegar a la zona de la iglesia de Saint Germain des Pres, donde se encuentran decenas de galerías de arte en las calles que van a ella desde el barrio latino.
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Iglesia de Saint Germain des Pres
Esta iglesia se conoce como la más antigua de París, al más puro estilo románico. De hecho, hasta la construcción de Notre Dame, fue la más importante. En la capilla de St. Symphorien reposan los restos de Germén, conocido como el primer obispo parisino. En la plaza frente a esta iglesia, se encuentran 3 famosos cafés: Deux Magots, Flore y Procope. Sus terrazas eran frecuentadas en los años 40 y 60 por intelectuales de la talla de Picasso, Hemingway, Sartre, Simone de Beauvoir... Realmente sorprende su interior y, en muchos casos, no tiene mucho que envidiar interiormente a Notre Dame.
Horario: 9-20. Precio: gratis.
Desde allí, y siendo hora de comer, decidimos volver al Barrio Latino en metro para buscar donde comer. Elegimos un mejicano cuyo camarero estaba en la puerta como reclamo y, quizá por el deseo de hablar íntegramente en castellano, decidimos entrar dentro a comer, aunque esta vez sí pedimos agua del grifo, la cual os aseguro que parecía agua mineral pues no hacía ningún tipo de sabor desagradable. Menú con 1º, 2º y postre: 12 € por persona. Calidad: Excelente.
Tras esto, volvimos a coger el metro hasta la parada de St-Sulpice, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre. En la plaza encontramos la Fuente de los Cuatro Obispos, del año 1844. En el interior de dicha iglesia (en restauración por la fachada, con lo cual pierde algo de majestuosidad exteriormente) se encuentran en la primera capilla a mano derecha (dedicada a Sta. Agnes) frescos de Delacroix: Jacob luchando con el ángel y Heliodoro expulsado del templo. Una de las particularidades de esta iglesia es su gnomon, o columna que marca la hora del día proyectando una sombra en el suelo. Languet de Gercy, sacerdote de Saint-Sulpice, que necesitaba un sistema para controlar los equinoccios y poder predecir cuándo caía la Pascua, se la encargó al astrónomo y relojero inglés Henry Sully, quien construyó una línea de latón en el suelo, paralela a los meridianos de la Tierra, que se extendió hasta un obelisco de mármol en la pared (que data de 1743) y asciende 11 metros por la pared. Al mismo tiempo, se instaló en la ventana sur un sistema de lentes. De esta forma, al mediodía del solsticio de invierno (21 de diciembre), la luz del sol pasa por la ventana incidiendo en la línea de latón del suelo hasta el obelisco, y en los equinoccios (21 de marzo y 21 de septiembre), a mediodía la luz toca un plato oval de cobre delante del altar. Debido a que esto sirvió para realizar mediciones científicas, la iglesia se salvó de ser destruida durante la Revolución Francesa. Esta línea marcada en el suelo es a la que hace referencia el polémico libro del Código da Vinci, asociándola erróneamente a la línea rosa, como si ésta fuera el primer meridiano que pasaba por París.
Línea para controlar los equinoccios
Es imprescindible contemplar el órgano existente en dicha iglesia, de los más importantes e imponentes de París con 15.836 tubos.
Horario: 8-17. Precio: gratis.
Desde aquí, nuevamente en metro nos dirigimos al Panteón. En el año 1744, tras una grave enfermedad cuya curación atribuyó a la invocación de Santa Genoveva (patrona de París), Luis XV prometió dedicarle una gran edificio. Aunque su función inicial era como iglesia, el 4 de abril de 1791, en la búsqueda de un lugar digno de recibir el cuerpo de Mirabeau, la basilíca se destinó a ser mausoleo de los grandes hombres de la era de la libertad de Francia. En la Revolución Francesa también son enterrados Voltaire, Rosseau y Marat, aunque este último y Mirabeau fueron expulsados posteriormente.
Con nuestro Museum Pass entramos de nuevo "por la cara" al interior, pudiendo comprobar la belleza del mismo. Imprescindible acercarse al centro del Panteón, bajo la cúpula, para poder contemplar el péndulo de Foucault, de 47 Kg. de peso y colgado a 67 m. de altura. Gracias a él, en 1851 se demostró en este mismo sitio la rotación de la tierra.
Péndulo de Foucault
En la cripta, además de Voltaire y Rosseau, podemos ver las tumbas de Pierre y Marie Curie, Emilio Zola, Víctor Hugo, Alejandro Dumas, Louis Braille... Sus cúpulas y columnas son dignas de ver. En nuestro caso, no pudimos acceder a la planta alta porque estaba cerrada, pero, por lo que nos indicaba la guía de la entrada, había una acceso que te permitía subir a unas pequeñas terrazas en lo alto. Web informativa: Panteón
Horario: 10-18. Precio: 7'50 €.
En la puerta pudimos disfrutar de un espectáculo impresionante de tambores que unas chicas estaban llevando a cabo con motivo de recaudar fondos para el cáncer, y, tras él, nos acercamos a los jardines de Luxemburgo, que quedan cerca del Panteón. Pudimos ver la magnitud de tales jardines, y contemplar el edificio encargado por Maria de Médicis, nostálgica del palacio Pitti de Florencia. Actualmente alberga el Senado. Lo cierto es que debe ser genial caminar por estos jardines con buen tiempo y con la vegetación fresca, pero no fue nuestro caso, así que nos conformamos con alguna pequeña flor que comenzaba a salir junto al estanque principal.
12. Le Marais
Desde ahí, y cogiendo el metro nuevamente, nos dirigimos hasta la Bastilla. En esta zona, en el S. XIV fue edificada una fortaleza que llegó a contar con 8 torres y fosos de hasta 8 metros. Richelieu destinó esta fortaleza para ser usada como prisión de los enemigos del Rey en el s. XVIII. Entre otros, estuvieron en esta prisión Voltaire, el marqués de Sade... incluso albergó al dudoso hombre de la máscara de hierro, aunque históricamente no se ha podida demostrar si existió y quién era si es que fue real. El 14 de julio de 1789, después de que una multitud asaltara los Inválidos y se hiciera con armas, se dirigieron a la Bastilla en busca de pólvora. Finalmente, se desencadenó un asalto que concluyó con la muerte del gobernador y la liberación de 7 reclusos. Este hecho, conocido como la "toma de la Bastilla", se conoce como el inicio de la Revolución Francesa. Dos días después la Bastilla fue destruida. En el lugar donde estaba ubicada, se sitúa desde 1833 la columna de Julio de 52 metros de altura y con una escultura en lo más alto representando la libertad. Apenas quedan algunos restos de la fortaleza en la estación del metro situada bajo ella (Bastille).
Lo cierto es que la plaza en sí tampoco nos dice mucho, sino tan sólo el simbolismo del lugar. Cabe destacar que aquí se ubica la Nueva Ópera, totalmente moderna, que alberga la mayoría de espectáculos, dejando tan sólo algunos clásicos para la Ópera de Garnier.
Desde este punto, y ya con el pargüas abierto (demasiada tregua nos había dado el tiempo), nos dispusimos a caminar por toda esta zona conocida como "Le Marais", por unos antiguos pantanos existentes allí. Nos detuvimos en la Plaza des Vosgues. Construida entre 1605-1612, se conocía como la plaza royal donde se disputaban torneos, fiestas... Es, por tanto, la plaza más antigua de París. En el nº 6 vivió Victor Hugo y en el 21 Richelieu. En esta plaza podréis caminar bajo sus soportales contemplando las más variadas tiendas y cafés/restaurantes. Merece la pena recorrerla lentamente y contemplar algunas pequeñas obras de arte en sus tiendas.
Seguimos nuestro camino hasta llegar al Hotel de Ville, zona donde se ubica el ayuntamiento de París desde 1357. En esta zona, en 1141 y como alivio para el del puerto de la Îlle de la Cité, se comenzó a edificar otro puerto para evitar la sobrecarga el anterior. Posteriormente en esta zona, conocida como la Plaza Grève, se usó la primera guillotina de París, además de servir de lugar de festejos, hogueras, rebeliones, huelgas, quemas de libros... Fue destruido en 1871 en los sucesos de la Comuna, aunque se reconstruyó posteriormente siguiendo su estilo renacentista. Merece la pena contemplar en sus fachadas, numerosos nichos y pilares que albergan 108 personajes célebres de la historia de París y 30 estatuas que representan ciudades francesas.
Fachada Ayuntamiento
Desde aquí, y a tan sólo 5 minutos a pie, encontramos el centro Pompidou, al que fuimos a continuación. Se conoce como el Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou, antiguo alcalde de París que promovió dicho edificio, siendo inaugurado en 1977. Es un enorme museo de arte contemporáneo, realizándose todo tipo de exposciiones, teatros... incluso consta de una gran biblioteca para más de 2000 personas. El edificio exteriormente no pasa desapercibido porque rompe totalmente con la arquitectura habitual de París. Tanto las escaleras, como los conductos de aire y agua, se encuentran en el exterior del edificio, dejando mucho más espacio en el interior, pero, al mismo tiempo, alterando la fachada habitual de un edificio al ver todos estos conductos superpuestos a las paredes. Al igual que pasara con la torre Eiffel, el gran rechazo inicial del edificio, se ha convertido hoy en un enorme orgullo de todos los parisinos.
Centro Pompidou
Volvimos a usar nuestro Museeum Pass, aunque tan sólo accedimos a la 4ª y 5ª planta, donde vimos todo tipo de arte moderno (Kandisky, Matisse, Picasso, Miró...). En mi caso, mi novia me hizo de guía y realmente pude apreciar la relevancia de cada una de estas obras, sacando un más que provechoso partido a la visita. En caso de que no os guste o no entendáis el arte o no tengáis nadie que os lo pueda explicar, os recomiendo no visitar dicho centro por dentro, pues os saldréis con una cierta decepción como les pasaba a muchos que entraban sólo por curiosidad. Web: Pompidou
Horario: De miércoles a domingo 11-22 h. (Jueves hasta las 23 h.). Precio: 10 €.
Y en este punto, nuestro cuerpo dijo basta, volviendo al estudio que apenas se situaba a 3 minutos a pie. Llegamos, cenamos y dejamos las maletas medio preparadas, pues el día siguiente temprano tocaba regresar...