A las pocas horas de estar en San Pedro, una cosa nos ha quedado ya muy clara, deberíamos poder pasar bastantes más días aquí de los que por desgracia tenemos.
La cantidad de cosas y excursiones que puedes hacer aquí, los múltiples lugares a los que acercarse, visitas al desierto, al valle de la Luna, a las grandes dunas, trekking variados, en fin tantas cosas que necesitas muchos más días de los dos que tenemos.
A parte de visitar el pueblo en sí.

San Pedro tiene una gran virtud. A pesar de ser un destino turístico notable, han sabido mantener el aire de pueblecito perdido en el desierto, que esperemos sepan seguir conservando.
Con sus calles sin asfaltar, sus casas de un blanco inmaculado, la preciosa iglesia situada en una espléndida plaza, todo ello con un aire de haberse detenido en el tiempo en el momento justo que debía hacerlo.
Como la calle Caracoles, principal calle comercial del pueblo, con su sinfín de tiendas de recuerdos, restaurantes y oficinas que te ofrecen todo tipo de excursiones y servicios turísticos, excursiones al geiser del Tatio, explorar el desierto en buggy, ascensiones a picos cercanos… y a pesar de ello, sigue conservando el aire de un pequeño pueblo perdido en un oasis del desierto.

A parte de pasear por sus calles, una visita recomendable es acercarse al museo arqueológico Gustavo Le Paige, donde podrás conocer algo más acerca de los orígenes del pueblo y de la historia de toda la zona en general.
Dedicaremos el día a recorrer los alrededores de San Pedro, otra opción sería acercarse al geiser del Tatio, pero está a unos 80 kms de distancia y con solo un día por delante para poder disfrutar de la zona, nos decidimos por la opción de quedarnos más cerca y visitar un par o tres de lugares.

Dedicamos la mañana a conocer el pueblo, pasear por sus calles, acercarnos al museo, nos detenemos también en su mercado y vamos a ver la zona donde los artesanos tienen sus talleres, naturalmente abiertos a las visitas en cualquier momento.

Después de comer, nos acercamos al Valle de la Luna.
De entrada, nada que ver con su homónimo de La Paz. Aquí, la variedad de paisajes es infinita, desde estrechos desfiladeros excavados por el agua y el viento en la roca, hasta grandiosas dunas de arena, pasando por pedregosas zonas desérticas.

La variedad del paisaje, y los juegos de luces y sombras que en él se recrean a medida que el sol va descendiendo hacen de este paseo una delicia y el tiempo te pasa volando.

Entramos en estrechos desfiladeros, subimos a la gran duna y paseamos por el desierto, disfrutando de los excepcionales paisajes con que la nevada nos ha obsequiado.

Al caer la tarde, dejamos atrás el valle de la Luna y subimos por la carretera que une San Pedro con Calama, hasta llegar a la parte superior del valle, desde donde podremos disfrutar de una magnifica puesta de sol antes de regresar a cenar y a pasar la última noche aquí.

Mañana por la mañana, debemos salir temprano, el avión que nos llevara a Santiago y más tarde a casa, sale a primera hora de Calama.
Y partimos de aquí teniendo una cosa clara, un día u otro, pensamos volver a Chile y el día que lo hagamos, además de visitar los glaciares y montañas del sur, nos guardaremos como mínimo 5 días para poder volver y disfrutar de San Pedro como se merece.
Y aquí se acaba la historia, han sido 23 días increíbles, hemos visto cosas maravillosas y hemos conocido a gentes encantadoras. Conocemos algo más de la cultura andina, esa cultura que en cierta manera, tan próxima nos es, por razones históricas y culturales, pero que a la vez tan poco conocemos. Y solo añadir y agradecer a la gente de Terres Llunyanes www.terresllunyanes.com/es/ su magnífico trabajo a la hora de ayudarnos a poder realizar este viaje.