18 de mayo de 2014, son las once y cinco de la mañana, cuando seis amigos (tres parejas) pisamos tierras marroquís. Los chicos ya estuvimos aquí hace tres años cuando nos dispusimos a conocer Marrakech y las montañas del Atlas, para ellas es su primera vez en este país. Aunque esta vez el plan de viaje incluye Marrakech y desierto. El vuelo saliendo desde Madrid con Ryanair, perfecto, puntuales y sin problemas con el equipaje.
Como ya sabíamos de los problemas para encontrar el Riad por la multitud de callejas, callejones y vericuetos miles, contratamos el traslado del aeropuerto con el Riad mismo. Éramos conscientes que iba a ser más caro que si nos lo gestionábamos nosotros mismos, pero valoramos más el llegar pronto y poder aprovechar al máximo el domingo, puesto que al día siguiente empezábamos nuestra ruta rumbo al desierto.
Así que dicho y hecho, en el hall del aeropuerto de Menara nos estaban esperando y nos trasladaron del aeropuerto a la plaza Djama El Efna en dos petits taxis, una vez allí el personal del Riad nos condujo a él.
Riad Mouna, excelente ubicación, a dos minutos justos de la plaza, centro neurálgico de Marrakech, muy limpio, con un patio central muy bonito y las habitaciones correctísimas, cama muy grande, buenos colchones y almohadas, y con un muy buen desayuno servido en la terraza, aparte de un personal muy mable, en la opinión de los seis, un Riad muy recomendable, de hecho a la vuelta del desierto pasaríamos un par de días más en la ciudad y era nuestra primera opción pero estaba lleno, hay que tener en cuenta que los Riads, no suelen tener más de seis-ocho habitaciones.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Muy buena la relación calidad/precio.
www.riadmouna.com/es/
Una vez hecho el check-in, y tomarnos nuestro primer té con menta del viaje, cortesía del Riad, vamos a que las chicas tengan su primera toma de contacto con la plaza, ya sabéis: tatuadoras de hena, encantadores de serpientes, los aguadores, los monos, los puestos, los zumos de naranja…todos a la caza de los dírhams del turista.
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Vamos a cambiar al hotel Alí, que siempre tiene el mejor cambio. Es muy fácil de localizar, se accede a él por dos calles, una de ellas peatonal, situaros delante del edificio de correos y por las calles paralelas llegareis a él. Nosotros cambiamos a 11,08 dirhams por euro.
Con nuestros dírhams encima, vamos a callejear por los zocos, y empieza la diversión: “Españoles, más barato que en el Mercadona”, “españoles bancarrota”, “Hola caracola”, “España es la caña” “¿porros, cocaína, heroína, kalasnikov?” y para rematar, yo que llevaba puesta una camiseta del Atlético de Madrid pues me convertí en el blanco de todos sus chascarrillos, bromas y gracias, siempre con muy buen rollo. Lo cierto es que todos nos llevamos la impresión que ya no son tan insistentes los vendedores del zoco como hace años, sí que intentan que entres en sus negocios, que veas su mercancía, pero no te atosigan ni te “intimidan” como antiguamente.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Vemos el restaurante Chez Chegrouni, que está situado en la plaza y como era recomendado en el foro, allá que fuimos a probar nuestras primeras viandas marroquís. Comimos en la terraza de arriba, desde dónde tienes buenas vistas de la plaza y nos pedimos unas ensaladas marroquíes (buenísimas todas las ensaladas que hemos probado) Y diferentes tajines, el que más nos gustó fue el kefta. Es barato, la comida no es espectacular pero sirve para llenar el estómago.
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Para el postre ya habíamos decidido ir a la pastelería “les princes”, muy cerquita de la plaza, una de las más recomendadas de Marrakech y que ya conocíamos de nuestro último viaje. A mi particularmente la pastelería de aquí no me gusta demasiado, me recuerda mucho a la turca y es demasiado empalagosa, sin embargo los helados, batidos, están para chuparse los dedos.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos sentamos en una de las terrazas a pie de plaza, a ver el ir y venir de la gente, una de las cosas más recomendables en Marrakech.
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Volvemos al Riad a coger alguna chaqueta puesto que empieza a refrescar, estamos teniendo suerte con el tiempo, la semana anterior estuvieron a 42 grados, y aquí pasó uno de esos momentos divertidos, cuando íbamos por los callejones, un chico de uno de los puestos empezó a gritar “Atlético, Atlético, la semana que viene ganamos al Madrid”, ahí me giré y el chico empezó a hablar conmigo, le gustaba mucho la liga española, él era del Atlético y quería mi camiseta, que me las cambiaba por unas babuchas, yo le dije que no, que tenía mucho cariño a esa camiseta (por supuesto no era original, era una imitación de Thailandia) y venga a insistir, yo por quitarle la idea de la cabeza le dije que era una camiseta que me había hecho llegar el Cholo Simeone a través de un amigo común, ahí fue cuando la lie, vaya abrazos, venga a enseñarme su tienda que cogiera lo que quisiera por la dichosa camiseta, total que finalmente hicimos un trueque, cogí unas babuchas, un cinturón y unas chanclas de piel de camello auténticas, que los dos sabíamos que eran falsas…..igual que la camiseta, pero ese momento me transportó mentalmente a la canción de Sabina “la del pirata cojo” en la que yo lo que quería no era comprar en el zoco, sino intercambiar mercancía. Nos hicimos la “protocolaria” foto de entrega de camiseta y los correspondientes abrazos cerraron este momento que me hicieron reír un montón.
Atardecer en la terraza del Riad.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Empieza a anochecer y paseamos cerca de la Koutobia.
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*** Imagen borrada de Tinypic ***
Volvemos de nuevo a la plaza y caminamos entre los puestos, a la espera de que alguno de los “relaciones públicas” de dichos puestos nos convenza a probar su comida, lo que no se hace esperar. La cena muy floja, los calamares, las brochetas, todo en general parecía que era comida recalentada, recordamos haber cenado mucho mejor la otra vez que estuvimos aquí, pero creo que sí o sí, hay que venir a cenar a estos puestos si es tu primera vez en Marrakech.
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Como ya sabíamos de los problemas para encontrar el Riad por la multitud de callejas, callejones y vericuetos miles, contratamos el traslado del aeropuerto con el Riad mismo. Éramos conscientes que iba a ser más caro que si nos lo gestionábamos nosotros mismos, pero valoramos más el llegar pronto y poder aprovechar al máximo el domingo, puesto que al día siguiente empezábamos nuestra ruta rumbo al desierto.
Así que dicho y hecho, en el hall del aeropuerto de Menara nos estaban esperando y nos trasladaron del aeropuerto a la plaza Djama El Efna en dos petits taxis, una vez allí el personal del Riad nos condujo a él.
Riad Mouna, excelente ubicación, a dos minutos justos de la plaza, centro neurálgico de Marrakech, muy limpio, con un patio central muy bonito y las habitaciones correctísimas, cama muy grande, buenos colchones y almohadas, y con un muy buen desayuno servido en la terraza, aparte de un personal muy mable, en la opinión de los seis, un Riad muy recomendable, de hecho a la vuelta del desierto pasaríamos un par de días más en la ciudad y era nuestra primera opción pero estaba lleno, hay que tener en cuenta que los Riads, no suelen tener más de seis-ocho habitaciones.
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Muy buena la relación calidad/precio.
www.riadmouna.com/es/
Una vez hecho el check-in, y tomarnos nuestro primer té con menta del viaje, cortesía del Riad, vamos a que las chicas tengan su primera toma de contacto con la plaza, ya sabéis: tatuadoras de hena, encantadores de serpientes, los aguadores, los monos, los puestos, los zumos de naranja…todos a la caza de los dírhams del turista.
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Vamos a cambiar al hotel Alí, que siempre tiene el mejor cambio. Es muy fácil de localizar, se accede a él por dos calles, una de ellas peatonal, situaros delante del edificio de correos y por las calles paralelas llegareis a él. Nosotros cambiamos a 11,08 dirhams por euro.
Con nuestros dírhams encima, vamos a callejear por los zocos, y empieza la diversión: “Españoles, más barato que en el Mercadona”, “españoles bancarrota”, “Hola caracola”, “España es la caña” “¿porros, cocaína, heroína, kalasnikov?” y para rematar, yo que llevaba puesta una camiseta del Atlético de Madrid pues me convertí en el blanco de todos sus chascarrillos, bromas y gracias, siempre con muy buen rollo. Lo cierto es que todos nos llevamos la impresión que ya no son tan insistentes los vendedores del zoco como hace años, sí que intentan que entres en sus negocios, que veas su mercancía, pero no te atosigan ni te “intimidan” como antiguamente.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Vemos el restaurante Chez Chegrouni, que está situado en la plaza y como era recomendado en el foro, allá que fuimos a probar nuestras primeras viandas marroquís. Comimos en la terraza de arriba, desde dónde tienes buenas vistas de la plaza y nos pedimos unas ensaladas marroquíes (buenísimas todas las ensaladas que hemos probado) Y diferentes tajines, el que más nos gustó fue el kefta. Es barato, la comida no es espectacular pero sirve para llenar el estómago.
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Para el postre ya habíamos decidido ir a la pastelería “les princes”, muy cerquita de la plaza, una de las más recomendadas de Marrakech y que ya conocíamos de nuestro último viaje. A mi particularmente la pastelería de aquí no me gusta demasiado, me recuerda mucho a la turca y es demasiado empalagosa, sin embargo los helados, batidos, están para chuparse los dedos.
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Nos sentamos en una de las terrazas a pie de plaza, a ver el ir y venir de la gente, una de las cosas más recomendables en Marrakech.
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Volvemos al Riad a coger alguna chaqueta puesto que empieza a refrescar, estamos teniendo suerte con el tiempo, la semana anterior estuvieron a 42 grados, y aquí pasó uno de esos momentos divertidos, cuando íbamos por los callejones, un chico de uno de los puestos empezó a gritar “Atlético, Atlético, la semana que viene ganamos al Madrid”, ahí me giré y el chico empezó a hablar conmigo, le gustaba mucho la liga española, él era del Atlético y quería mi camiseta, que me las cambiaba por unas babuchas, yo le dije que no, que tenía mucho cariño a esa camiseta (por supuesto no era original, era una imitación de Thailandia) y venga a insistir, yo por quitarle la idea de la cabeza le dije que era una camiseta que me había hecho llegar el Cholo Simeone a través de un amigo común, ahí fue cuando la lie, vaya abrazos, venga a enseñarme su tienda que cogiera lo que quisiera por la dichosa camiseta, total que finalmente hicimos un trueque, cogí unas babuchas, un cinturón y unas chanclas de piel de camello auténticas, que los dos sabíamos que eran falsas…..igual que la camiseta, pero ese momento me transportó mentalmente a la canción de Sabina “la del pirata cojo” en la que yo lo que quería no era comprar en el zoco, sino intercambiar mercancía. Nos hicimos la “protocolaria” foto de entrega de camiseta y los correspondientes abrazos cerraron este momento que me hicieron reír un montón.
Atardecer en la terraza del Riad.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Empieza a anochecer y paseamos cerca de la Koutobia.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Volvemos de nuevo a la plaza y caminamos entre los puestos, a la espera de que alguno de los “relaciones públicas” de dichos puestos nos convenza a probar su comida, lo que no se hace esperar. La cena muy floja, los calamares, las brochetas, todo en general parecía que era comida recalentada, recordamos haber cenado mucho mejor la otra vez que estuvimos aquí, pero creo que sí o sí, hay que venir a cenar a estos puestos si es tu primera vez en Marrakech.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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