Después de comer en la calle de la Princesa, seguimos caminando hasta el parque de la Ciutadella, en la confluencia de los barrios de la Ribera y la Barceloneta. De la antigua fortificación militar levantada por Felipe V, queda únicamente el palacio del gobernador, la capilla y el arsenal, un edificio barroco que hoy es el Parlament de Cataluña. En este parque también se encuentra el Zoológico.
Parlament de Cataluña.


El parque actual fue construido para la Exposición Universal de 1888, y cuenta con construcciones pioneras del modernismo, como el Arco del Triunfo y el Castell dels Tres Dragons, aunque lo más espectacular es la fuente monumental. También hay que fijarse en diversas esculturas, muy queridas por los barceloneses, entre otras la de la mujer que representa la tristeza.
Castell dels Tres Dragons
Fuente Monumental.
Escultura "El Desconsuelo" de Josep Llimona.


Fuente Monumental.

Escultura "El Desconsuelo" de Josep Llimona.

Y no hay que olvidarse de saludar a un simpático y enorme personaje que aparece de repente entre la vegetación, muy cerca de la cascada: se trata de la reproducción de un mamut a tamaño natural. Norbert Font, geólogo, naturalista y espeleólogo barcelonés, tuvo la idea de decorar el parque con figuras de piedra a escala real de animales y dinosaurios que habían poblado Cataluña en épocas remotas. Finalmente, solo se terminó el mamut (de más de 3 metros de altura), que data de 1906.
Mamut de Miquel Dalmau.




Pasamos junto a la estación de Francia y pensamos en ir hacia la Barceloneta, pero hacía mucho calor y preferimos recuperar el cobijo de las calles estrechas en el Barrio de la Ribera. Bordeando la animada Plaza de las Olles, llegamos a la Basílica de Santa María del Mar, considerada la obra cumbre del gótico catalán
.Plaza de les Olles.



Basílica de Santa María del Mar.



Su construcción data del siglo XIV, es uno de los templos más hermosos de la ciudad y también uno de los más queridos por los barceloneses, ya que se erigió con la participación de los feligreses del barrio del Born y de la zona del puerto, los comerciantes y los nobles de la calle Montçada aportaron el dinero y los estibadores del puerto, los pescadores y la gente humilde sus manos, sus barcas o sus bestias para transportar desde la montaña de Montjuic las piedras con que se construyó. Últimamente, su fama se ha multiplicado también entre los foráneos por dar título a la conocida novela “La Catedral del Mar”, de Ildefonso Falcones.




Paseamos por la calle Montçada, con varios edificios y palacetes de las épocas gótica y renacentista, en los que vivían poderosas familias de la nobleza catalana; aquí se encuentra también el Museo Picasso. Es muy agradable asomarse a las estrechas callejuelas y descubrir ventanas ojivales, arcos de piedra, balcones con macetas de flores y ropa tendida, tiendas antiguas, fondas, casas de comida y pensiones.


Mientras yo me rezagaba por esta zona, mi marido fue a visitar el Museo Marítimo, que se encuentra en las antiguas atarazanas, las Drassanes, construidas en el siglo XIV. También vi el remozado mercado de Santa Caterina y la Plaza de Ramón Berenguer el Grande.


De nuevo junto a mi marido, fuimos a ver la Casa Batlló, donde teníamos hora reservada. La verdad es que no deja de sorprenderte las fachadas de la llamada "manzana de la discordia" en el Paseo de Gracia, con un conjunto excepcional de edificios modernistas, si bien cuando se construyeron fueron objeto de mucha controversia, de ahí esa denominación.

Casa Batlló de Gaudí:
Casa Amatller, de Josep Puig i Cadafalch


Casa Amatller, de Josep Puig i Cadafalch

Parte superior de la Casa Lleó i Morera de Lluis Domenech i Montaner.


La Casa Batlló y la catedral de la Sagrada Familia son los lugares en donde más interesa hacer reserva previa si se quiere visitar el interior porque se forman unas colas enormes. La entrada general cuesta 21,5 euros, audioguía incluida. La verdad es que me pareció una auténtica “pasada”. Ni siquiera es una visita guiada, sino que cada cual recorre las plantas que se pueden visitar (que no son todas, creo recordar que los dos primeros pisos y la azotea) entre un maremágnum de gente que sube y baja por las escaleras, y entra y sale de las estancias sin orden ni concierto, lo cual resulta un tanto caótico. Me gustó mucho más la organización de la Casa Lleó i Morera (también de propiedad privada). El edificio es muy bonito, pero dado el precio y lo que se visita, si se quiere recortar gastos, entre la casa Batlló y el Palau Guell, me quedo con éste último. Desde luego, es cuestión de gustos, y tampoco puedo opinar sobre la visita a La Pedrera porque no tuve tiempo de ir.
Interior de la Casa Batlló.







Azotea de la Casa Batlló.








Volvimos al Barrio Gótico y pasamos por algunos sitios que nos habían quedado pendientes, como la Casa Martí, sita en la calle Montsio núm. 3. Se trata del primer edificio modernista construido en Barcelona por el arquitecto Josep Puig i Cadafalch. Tiene grandes ventanales ojivales con vidrieras de colores y una gran ornamentación escultural que lo hace realmente llamativo pese a que está en una calle muy estrecha que le resta perspectiva. En la planta baja se encuentra la famosa taberna Els quatre gats, que fue uno de los epicentros artísticos y culturales de la ciudad entre 1897 y 1903, siendo clientes habituales Picasso, Santiago Rusiñol, Ramón Casas y otros muchos.

También de paso vimos junto a la Catedral los restos de la antigua muralla:


Para terminar, fuimos a la necrópolis romana de la Plaza de la Villa de Madrid, (reconozco que mi interés se debía tanto a la necrópolis como a que es una plaza dedicada a mi ciudad). Esta plaza fue remodelada a mediados del siglo XX, sobre un solar que había ocupado el antiguo convento de las Carmelitas Descalzas y que quedó prácticamente destruido por los bombardeos de la Guerra Civil. En el curso de las obras se encontró una Vía Sepulcral Romana de los siglos II y III d.C., formada por 70 tumbas de piedra.

Se puede visitar de forma gratuita desde unas pasarelas que forman una especie de mirador. En la plaza hay una fuente con conchas y criaturas mitológicas marinas, coronada por una muchacha vestida con el traje típico goyesco de Madrid, abanico incluido; cuenta también con los escudos en piedra de las dos ciudades. En la placa de la plaza figuran las imágenes de la Sagrada Familia y la Puerta de Alcalá. He leído que hay una inscripción en la cual Madrid agradece a Barcelona su solidaridad con motivo de los atentados del 11 de marzo de 2004, pero yo no la vi porque me enteré después y ni siquiera la busqué. La verdad es que ha quedado muy chula la plaza con el museo de la necrópolis.


Ya de camino al hotel para recoger la maleta, pasamos por última vez por la Plaza de Cataluña, que nos despidió con un bonito contraluz.

Y éste ha sido el resumen de nuestra última visita a Barcelona, desde luego incompleto porque vimos tanto que resulta difícil acordarse de todo, aunque lo mejor para mi fue haber paseado por sus calles y sentir el latido de la ciudad más turística y la calma de la primera hora de sábado en algunas zonas no tan concurridas. Nos quedaron muchas cosas pendientes para la próxima vez. Además de agradecer la ayuda que obtuve del foro y de varios foreros para preparar el viaje, pido disculpas por si he cometido algún error al hacer el relato o al realizar alguna transcripción: he intentado recabar información y poner los nombres catalanes de la forma más correcta posible, aunque a veces no he tenido más remedio que mezclar catalán y castellano. Espero que este relato resulte de alguna utilidad a futuros viajeros, si bien lo que comento aquí son opiniones totalmente personales y ya se sabe que para gustos, los colores. Lo que sí aconsejo es visitar las páginas web de los museos y monumentos con anticipación para conocer precios y horarios porque las entradas “generales” no suelen ser baratas. Sin embargo, hay descuentos en pases para niños, jubilados, estudiantes, parados, etc., y también suele haber un horario de visita gratuito, normalmente los domingos por la tarde; se puede ahorrar bastante dinero si se puede compaginar con la visita a la ciudad, aunque hacerlo no siempre resulta sencillo. También decir que las reservas anticipadas en algunos casos ahorran mucho tiempo y es una lástima perder minutos y minutos en las colas cuando se pueden aprovechar en algo tan agradable como conocer mejor la ciudad o simplemente pasear por ella. En cualquier caso, Barcelona bien vale un viaje o… muchos.