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El domingo nos acercamos a Lubeck, ciudad medieval, capital de la Hansa, y definida por la UNESCO como “prototipo de ciudad ideal del siglo XII”. Lubeck fue centro logístico de la cruz roja durante la guerra y “solo” fue bombardeada en una ocasión, por lo que su centro histórico se conserva casi intacto desde la Edad Media.
El recibimiento y entrada es la Puerta Holsten, icono por excelencia de esta bella ciudad que nos transporta desde el principio a la Edad Media. Nada más verla comprendes la riqueza que guardaba esta interesante ciudadela tras sus líneas de defensa. Los edificios de ladrillo rojo situados a su lado son los antiguos depósitos de sal que se exportaba hacia Escandinavia. Seguimos caminando y entramos a visitar la iglesia de San Pedro, actualmente, convertida en sala de exposiciones. Subimos a su campanario para contemplar las vistas panorámicas de la ciudad y observamos sus tejados rojos, calles, plazas, las cinco iglesias góticas con sus siete “agujas”, y toda la ciudadela rodeada por el río Trave.
Nos adentramos en la Marktplazt donde todos los edificios nos desplazan mentalmente al medievo; la iglesia gótica de Santa María, el Ayuntamiento con su fachada de ladrillo negro y sus esbeltas torres terminadas en picas, los soportales y el edificio de una “logia” del Renacimiento construido en piedra blanca.
Son característicos de esta ciudad unos pequeños patios interiores, que en realidad son públicos y de libre acceso, a pesar que parece que invades la intimidad de sus vecinos. En la época de mayor riqueza, la ciudad experimentó una superpoblación tal que, se ordenó abrir los patios para acoger a los trabajadores más humildes y a los pobres.
También nos resultó muy emotiva la visita al Hospital del Espíritu Santo, una de las más antiguas instituciones sociales existentes en el mundo, que se creó para alimentar a pobres y enfermos. En la actualidad, es una gran nave repleta de diminutas estancias de madera, en las que viven a ancianos, a modo de residencia de la tercera edad. El pórtico abovedado de la entrada contiene algunos frescos de vivos colores.
Seguimos disfrutando del paseo por las calles de esta bonita ciudad medieval, entramos en alguna de sus iglesias y llegamos hasta la puerta norte, llamada Burgtor, conocida como la Puerta del Castillo, construida en el año 1444. En este extremo de la ciudad, se ha creado un moderno museo, pero no pudimos visitarlo. También desde aquí, se pueden ver unas estupendas vistas del río que bordea la ciudad y los barcos navegando.
Desde este punto nos volvemos hacia la estación de trenes mientras vamos caminando hasta la Plaza del Ayuntamiento donde hacemos las últimas fotos y volvemos a pasar por debajo de la impactante Puerta Holsten.
Esta ciudad nos ha gustado mucho, pero no hemos podido sacarle todo su sabor, porque la hemos visitado en domingo, con las tiendas cerradas y poco ambiente en las calles. Quizá volvamos en otra ocasión.
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