SAN FRANCISCO
Llegamos a San Francisco, y para esta maravillosa ciudad tenemos dos días reservados, dos días en los que nos tiene que dar tiempo a ver un montón de puntos interesantes para llevarnos, en las retinas y en las memorias de nuestras cámaras, lo más importante de la segunda ciudad de la Costa Oeste de EEUU.
Uno de los problemas de la visita a San Francisco es conseguir un alojamiento a un precio razonable, porque eso sencillamente no existe, cualquier hotel medio decente en una buena zona de la ciudad con el condicionante de tener aparcamiento, saltará de los 200 $ noche, estará cerca de los 300, y eso era un gran bocado en nuestro presupuesto, por lo que decidimos alojarnos en la vecina Oakland.
Está al otro lado de la bahía, pero tiene el Bart, un tren de cercanías con estación al lado del hotel, y que en 20 minutos te deja en el centro de San Francisco. Así que planeamos los dos días uno en transporte público para ver lo más importante del centro, y el otro en coche para visitar Silicon Valley, y los puntos de interés marcados en la ciudad.
Está al otro lado de la bahía, pero tiene el Bart, un tren de cercanías con estación al lado del hotel, y que en 20 minutos te deja en el centro de San Francisco. Así que planeamos los dos días uno en transporte público para ver lo más importante del centro, y el otro en coche para visitar Silicon Valley, y los puntos de interés marcados en la ciudad.
Así que el primer día cogemos el Bart, y el primer problema sacar los billetes de ida y vuelta, la maquinita es liosa, y tienes que ver que cuesta el traslado, sumar el saldo correspondiente al billete de ida y vuelta, 15 $, pagar y escoger el billete, menos mal que hay personal en la estación una mujer salió a echarnos una mano con la maquinita, que además no permite tarjetas de débito, y si de crédito.
Una vez con los billetes cogemos el tren que llega enseguida, y en 20 minutos estamos en el centro en Powell Station, donde se encuentra el Visitor Center, nada más salir de la estación que es un nudo de comunicaciones, se encuentra las oficinas.
Abre a las 09, y faltaba un rato por lo que nos fuimos a las maquinas del Muni-Metro para sacar un pase de transporte de 24 h., antes se llamaba MUNI, pero ahora la tarjeta se llama CLIPPER, la MUNI solo es para viajes sueltos, y muy caros por cierto a 6 $ el viaje, el pase sale más a cuenta 24$ las 24 horas, a dólar la hora, pero la verdad que lo exprimimos bien.
Una vez que abren nos facilitan los planos de transporte público y una hoja en castellano con los lugares más visitados y como llegar, pero más vale llevar el itinerario estudiado, son indicaciones muy generales.
Cogemos el metro y nos trasladamos hasta el Civic Center, donde se encuentra el ayuntamiento de la ciudad o City Hall, un impresionante edificio con muchas similitudes al Invalides de París. Aquí se celebran más de 2000 bodas al año, incluso Marilyn Monroe se casó aquí en 1954, al ser sábado no podemos acceder al interior lo que es una pena ya que dicen es preciosa la cúpula desde dentro.
Hay que subrayar la cantidad de Personas sin techo (Homeless), que hay todos lados, con campamentos improvisados en cualquier sitio, esto se aprecia por todo el centro de la ciudad.
Una vez visitada la plaza y la fachada del City Hall, cogemos el tranvía histórico de la línea F, que opera con tranvías traídos de todo el mundo, no hay que confundir con los Cable Car, y llegamos hasta el barrio de Castro.
El barrio de Castro saltó a la fama como centro gay luego del controvertido “Verano de amor” en el distrito vecino de Haight Ashbury, en 1967. El encuentro reunió a más de diez mil jóvenes de clase media de todo el territorio estadounidense. El barrio, previamente conocido como Eureka Valley, se convirtió en El Castro a raíz de que el Teatro Castro se ubicaba en la esquina de las calles Castro y Market.
Después de dar una vuelta por Castro, y ver una enorme cola de Gays en la puerta del teatro, y eso que no eran ni las 10 de la mañana, volvimos al metro para ir hasta Union Square, la zona debe su nombre debido a que fue utilizada para las reuniones y el apoyo al Ejército de la Unión durante la Guerra Civil estadounidense, por lo que ganó su designación como Monumento Histórico de California. En la actualidad, esta plaza y sus alrededores contiene una de las mayores colecciones de grandes almacenes, boutiques de lujo, tiendas de regalos, galerías de arte y salones de belleza en Estados Unidos.
En la plaza había una exposición de pintura y escultura de artistas locales que daba mucho colorido, el monumento central de la plaza está dedicado a la victoria de EEUU sobre España en la guerra de las Filipinas, en el cual tenemos el papel de malos claro.
Dimos una vuelta por los alrededores y nos sentamos un rato a la sombre ya que el calor empezaba apretar, y eso que San Francisco tiene fama de fría, no eran las 11 y ya se agradecía una sombra.
De aquí andando entramos en el famoso Chinatown de San Francisco, es el barrio chino más antiguo en América del Norte y la comunidad china más grande fuera de Asia. Desde su creación en la década de 1840, ha sido muy importante e influyente en la historia y cultura de los inmigrantes chinos en los Estados Unidos y Norteamérica. Además de ser un punto de partida y hogar de miles de inmigrantes chinos, es también una atracción turística importante, por sus tiendas, restaurantes y atracciones que atraen a más turistas al año al barrio que al Puente Golden Gate.
De aquí andando entramos en el famoso Chinatown de San Francisco, es el barrio chino más antiguo en América del Norte y la comunidad china más grande fuera de Asia. Desde su creación en la década de 1840, ha sido muy importante e influyente en la historia y cultura de los inmigrantes chinos en los Estados Unidos y Norteamérica. Además de ser un punto de partida y hogar de miles de inmigrantes chinos, es también una atracción turística importante, por sus tiendas, restaurantes y atracciones que atraen a más turistas al año al barrio que al Puente Golden Gate.
Entramos a través de la Puerta del Dragón (conocido como “Chinatown Gate” en algunos mapas), y nos sorprendió por la limpieza de sus calles en comparación con otros barrios parecidos en otras ciudades, (solo mejorado por el de Singapur), y nos dejamos llevar por sus calles con sus farolillos y tejados en forma de pagodas.
Llegamos hasta el 56 del Callejón de Ross Alley, donde se encuentra la fábrica de galletas de la fortuna Golden Gate, establecida ahí desde 1962. Hay otras fábricas de galletas de la fortuna de la ciudad, pero esta es la única que hoy en día fabrica más 20.000 galletas al día a mano del modo tradicional. Compramos sus famosas galletas, a ver que nos depara la suerte.
Siguiente paso fue subirnos a un Cable Car, cosa que dicen no es fácil sino es en el final de la línea por lo llenos que van, ya que más que una forma de transporte es una atracción turística, de hecho pasaron dos y venían a reventar, pero el siguiente venía vacío y nos pudimos colocar a gusto para filmar el espectacular recorrido de subidas y bajadas que nos llevó hasta Fisherman´s Wharf.
Ahí pudimos contemplar el rudimentario sistema para darle la vuelta a los vagones para que comiencen el recorrido de vuelta, muy artesanal todo.
Bajamos hasta el frontal marítimo, y nos encontramos una exposición de barcos antiguos restaurados que depende del Servicio Nacional de Parques, y es válido la Annual Pass, por lo que entramos a echar un vistazo y pudimos visitar una goleta y un enorme remolcador llamado Hércules, había otro barco de mayor tamaño pero estaban realizando reparaciones en él y no pudimos entrar, eso sí desde el remolcador tuvimos unas buenas vistas sobre un grupo de Leones marinos que estaban tomando el sol tan ricamente.
Lo siguiente fue el famoso Pier 39, este muelle famoso por su colonia de leones marinos, que estaban allí como los otros al sol, y su multitud de restaurantes y locales de ocio, es un lugar de referencia dentro del frente marítimo de San Francisco, entre los restaurantes está el Buba Gump, de Forrest Gump.
Vimos el ambiente y los leones, además de gozar de sus maravillosas vistas de la bahía y de la isla de Alcatraz, que visitaríamos luego.
Seguimos andando por los muelles hasta llegar al 33, donde está la salida de Alcatraz Cruise para la visita a la isla, comprobamos cómo funcionaba el embarque y como nos sobraba tiempo, volvimos a coger la línea F, esta vez un poco “fallona”, ya que tardó 30 minutos en llegar el primero, claro con el gentío que había en la zona estaba a reventar, y luego pasaron 3 seguidos, cosas de las líneas históricas.
Nos bajamos en la zona financiera de San Francisco y aprovechamos para ver los rascacielos de la ciudad concentrados en unas pocas manzanas
De nuevo en la línea F, hasta Alcatraz Cruise, donde embarcamos hasta Alcatraz para realizar la visita de uno de los penales más famosos del mundo.
La visita está muy bien organizada una vez que llegas hacen grupos los Ranger para llevarte hasta la parte superior de la isla donde se encuentra la prisión mientras te explican peculiaridades de la isla, una vez en la prisión te entregan una audio guía con la que realizas la visita guiada por el interior.
Durante sus 29 años de funcionamiento, la penitenciaría alegó que ningún preso escapó con éxito. 36 presos participaron en 14 intentos, nueve personas lo intentaron dos veces; siete murieron y dos se ahogaron. La escena más violenta se produjo el 2 de mayo de 1946, cuando un intento fallido de fuga de seis presos dio lugar a la denominada “Batalla de Alcatraz”.
El 11 de junio de 1962, Frank Morris, John Anglin y Clarence Anglin llevaron a cabo con éxito una de las más complicadas fugas jamás concebidas. En la parte posterior de las celdas de los reclusos en el Bloque B (donde fueron internados los fugitivos) había un pasillo no vigilado de 0,91 metros de ancho. Los prisioneros cincelaron el hormigón dañado por la humedad de alrededor de un respiradero que conducía al pasillo, utilizando herramientas tales como una cuchara de metal soldada con plata de una moneda de diez centavos y un taladro eléctrico improvisado a partir de una aspiradora robada. El ruido era disimulado con el sonido del acordeón durante la hora de música, y el progreso de sus trabajos se ocultaba con falsas paredes de cartón que, en la oscuridad de las celdas, engañaba a los guardias.
El camino de la fuga conducía a través de un motor de ventilación; el ventilador y el motor habían sido eliminados y sustituidos por una rejilla de acero, dejando un hueco lo suficientemente grande como para que un preso pudiera subir. Robando una cuerda de carburo de silicio del taller de la prisión, los presos habían quitado los remaches de la rejilla y los sustituyeron por otros de imitación hechos de jabón. También robaron varios impermeables para usarlos como balsa en su huida. Dejaron en sus respectivas camas muñecos de papel maché a los que habían pegado cabello real de la peluquería de la prisión para despistar a los guardias, y se fugaron. La hipótesis fue que llegaron a la bahía de San Francisco, aunque cuesta creer que así fuera porque una de las características de la bahía es que ademas de que sus aguas son muy frías, las corrientes que se generan con la entrada del viento es tan fuerte que nadar los 2 km que separa la bahía de la roca se hace imposible
La visita y la audio guía está muy lograda, con sonidos reales, con efectos especiales y nos encantó, además la haces a tú aire y la disfrutas, con las historias, el funcionamiento de la prisión y los presos famosos que estuvieron tras sus rejas, como Al Capone.
Una vez terminada la vista embarcamos de nuevo hasta los muelles y con la línea F, esta vez mejor de tiempos, y el Bart, en menos de una hora estábamos en el hotel para descansar para las visitas del día siguiente.