Primer despertar en Asturias y con el recuerdo aún fresco de todo lo vivido en la jornada de ayer, bajamos a desayunar un desayuno casero 100% que nos preparaba Julia cada mañana.
Hoy íbamos a realizar la bajada del río Sella, una bajada muy famosa que se hace una vez al año a final de julio y que reúne a muchísima gente. Nos dirigimos a la Ranasella - Escuela Asturiana de piragüismo – Tel: 985 84 12 82, donde habíamos hecho la reserva y en la que además por estar alojados en el Trechal, nos hicieron un descuento adicional.
Como se tenía que llevar la comida para comer durante el trayecto en piragua (ellos te daban bidones estancos para ponerla), pedimos consejo a Julia y nos paramos en Arriondas en el Fornu de Andrea, Calle Nicanor Piñole, s/n, 33540 Castañera, Asturias, Tel: 985 84 16 06. Tenía una amplia variedad y decidimos probar todos bocadillos diferentes.

Ya con la comida, seguimos hasta Ranasella - Escuela Asturiana de piragüismo, fácil de identificar por la rana de su logo.
Se permitía empezar el descenso a las 11:00 (antes de esa hora, pueden estar los pescadores, sin piraguas por el río). Nosotros llegamos antes, y a las 11:00 ya estábamos con los trajes y chalecos puestos y con las piraguas y los remos en ristre, para que dieran el pistoletazo de salida

Nos lo pasamos superdivertido, bajamos rápidos, remontamos río, cambiamos las parejas, paramos a mitad de camino, en un lecho de piedras en el margen del río para comer y seguimos hasta la meta, haciendo una llegada de bandera.


El agua estaba perfecta, así que tuvimos que fingir alguna que otra caída para poder bañarnos y mojarnos de la cabeza a los pies

Hay tres opciones de trayecto, y durante la ruta decides hasta donde quieres llegar: 8 km (2,5 horas) – 12 km (3-4 horas) – 16 km (4-5 horas). En cada una de las tres está Ranasella con su logo para recogerte si quieres bajar allí.
Al llegar, los monitores de Ranasella te recogen la piragua, los remos y el equipo y te llevan en furgoneta hasta su tienda en Ribadesella, donde nos duchamos en unos vestuarios de lujo, nos cambiamos y nos dirigimos hacia Cangas de Onís, un pueblo con mucho nombre y que nos hacía ilusión visitar. Un puente romano en perfecto estado sobre el río Sella es la estampa más conocida del pintoresco pueblo de Cangas de Onís. Es sencillamente espectacular, por ejemplo, la ermita de la Santa Cruz es uno de los templos más antiguos de España y en su interior hay un dolmen prehistórico.
Pudimos aparcar sin problemas en el centro, casi al lado del puente, así que nos acercamos paseando para verlo y cruzarlo.



Vista curso arriba del río

Vista curso abajo del río

Vista de arriba hacía abajo
Tan buena pinta tenía, y se notaba bastante el calor, así que volvimos al coche, cogimos la ropa de baño y nos dirigimos a la zona de debajo del puente, a comprobar lo fría que estaba el agua y lo "agradable" del contraste



Después de saltar todos desde la roca y de remontar el río y comprobar la fuerza de la corriente, descansamos un rato y a secarse y cambiarse para pasear por Cangas.



Cenamos en la Sifonería, Calle San Pelayo 28, 33550, Cangas de Onís, Tel: 985 84 90 55, donde nos sirvieron, además de muy buena comida, unos platos muy originales y diferentes a cada uno.

Los orígenes de la Sifonería se remontan hace más de 100 años, época en la que sus antepasados se dedicaron a la fabricación y venta de sifones (de ahí su nombre). Poco a poco, el negocio ha ido evolucionando hasta convertirse en bar y sidrería hace 20 años y amplió sus instalaciones hace unos años con el restaurante típico asturiano.
Bien cenados, nos despedimos de Cangas de Onís y nos dirijimos al Trechal, a descansar y prepararnos para el siguiente día.