A la hora del desayuno, también el hotel tiene horarios españoles: 7:30 a 11h. Elegimos este hotel por tener el desayuno más variado de los similares por la zona y no defraudó. Incluso nos hacían tortillas al momento.
Como no encontramos una oficina de cambio por la zona, nos fuimos al museo de arte islámico para comprar las Museum Pass Istambul (185TL) con la tarjeta de crédito. En este museo no hay colas, eran las 11 de la mañana. Dimos un paseo rodeando Santa Sofía y esperamos la cola para pasar el control de seguridad en la puerta imperial. Ahí vimos lo impacientes que son los turcos y como se colaban. Más tarde pudimos comprobar que la mejor opción es entrar por el donde está el museo arqueológico, que no hay arcos de seguridad. Esto también demuestra lo caótico de Estambul, había arcos de seguridad en una entrada, cuando por otro lado puedes entrar libremente.




Tras la visita era la hora de comer y fuimos hacia la zona la calle Yerebatan para buscar una casa de cambio de dinero. Pero cuando llegamos al Hotel Adamar, un hombre nos preguntó que buscábamos y al decírselo nos dijo que no bajáramos por Yerebatan. Nos dijo que fuéramos hacia el Gran Bazar, que el cambio era mejor y solo eran 10 minutos andando. Le hicimos caso y fue cierto. En cuanto te alejas de la zona turística el cambio mejora.
Pasamos por la puerta del restaurante Sefa, en el cual había solo turcos comiendo y tenía buena pinta y como eran las 14h, entramos. Tienes que acercarte al mostrador, elegir la comida y luego sentarte en una mesa. Los camareros luego te traen el plato de comida a la mesa. No preguntan por la bebida, directamente te ponen botellas de agua en la mesa. Albóndigas, ternera y cordero, acompañado de arroz y puré de patata. Por los 3 platos más el agua pagamos 110 TL.
A las 14:30 nos fuimos hacia Santa Sofía, al tener el pase de museos entras directamente saltándote la cola de la taquilla. Eso si, para pasar los arcos de seguridad y los tornos hay que esperar la cola.


Decidimos aprovechar para ver la Cisterna Sumergida, esperamos la cola que. iba rápida. Se acercan guías para ofrecer sus servicios con la excusa que con ellos no se espera cola, pero no nos interesó. También estaba en obra y sin agua, pero creo que merece la pena ver el espacio que ocupa e imaginársela llena de agua.

Al salir, bajamos las escaleras para ver el bazar y el Museo del Mosaico. Estaba totalmente vacío, no debe ir mucha gente. Se puede ver los mosaicos del Gran Palacio de los emperadores Bizantinos.
Nos retiramos al hotel para que descansara el peque, que menudo día. Esa noche llovía bastante y fuimos a cenar a Sirvan Sofrasi. Comida turca con una atención estupenda. Probamos el durum de cordero y para nuestro gusto estaba un poco seco. Tiene una terraza para fumar narguile o tomar cervezas.