Hoy es el único día completo que tenemos para dedicar a Hanoi, así que mantenemos la costumbre de madrugar y desayunar abundantemente en el buffet del hotel.
A estas horas el Old Quarter aún no ha despertado, la mayoría de las tiendas y negocios todavía no han abierto y hay poco tráfico para lo que vimos anoche cuando llegamos. Decidimos pedir un GRAB para ir a visitar el Templo de la Literatura y en pocos minutos estamos en las taquillas comprando las entradas. Nos costaron 35.000 DONGS cada una.

El templo de la literatura, construido en honor a Confucio, fue la primera universidad de todo Vietnam (aquí se educaron las élites del país) y una de las visitas que todo el mundo recomienda en Hanoi. Es un complejo de edificios, con templos, estatuas, patios y jardines. Nosotros no estuvimos demasiado tiempo, no nos dijo mucho, más allá de la paz y la tranquilidad que allí se respiraba.



Pedimos otro GRAB que nos lleve al Complejo de Ho Chi Minh, que consta del Mausoleo donde descansan los restos del líder vietnamita, el Palacio Presidencial, un museo y la pagoda del pilar único.
Pero cuando llegamos, había miles de niños haciendo cola para entrar y autobuses que no paraban de llegar. Descartamos ipso facto esperar nuestro turno, así que nos fuimos bordeando el recinto hasta llegar a la parte trasera, desde donde pudimos observar en la distancia el Mausoleo.

Y desde aquí nos encaminamos en dirección a los lagos del oeste de la ciudad el lago Ho Tay y el lago Truc Bach. Primeramente nos encontramos el templo de Quan Tranh (uno de los últimos templos taoístas en Vietnam), entramos a visitarlo, el precio de la entrada 10.000 DONGS, no nos enamoró, a estas alturas del viaje es otro templo más. Un poco antes de los lagos se encuentra la Pagoda Tran Quoc de 11 pisos y 15 metros de altura y la más antigua de la ciudad, la visita es gratuita y nos gustó.



Desde aquí cogemos otro GRAB para que nos llevase cerca del centro a la Train Street, a ver otro de los lugares que todo el mundo recomienda visitar. Pero cuando llegamos allí nos encontramos con la sorpresa que actualmente está prohibido el acceso y transitar libremente por dicha calle y se debe llevar a rajatabla porque no vimos a nadie entrar. Parece ser que puedes acceder si entras por una de las cafeterías que tienen la entrada desde el otro lado de la calle, pero no sabíamos los horarios de paso y la poca gente que había parecía indicar que no sería en breve. Una pena porque teníamos ganas de ver el paso del tren.

Recalculamos, nos sentamos en una terraza a hacer otra de las cosas que más nos gusta cuando estamos de viaje, disfrutar de unas cervezas viendo la vida pasar. Más tarde, nos fuimos a comer a otro de los sitios que llevábamos apuntado, restaurante Met Vietnamita, pedimos dos arroces fritos, rollitos de primavera y dos cervezas, la comida estaba buena, pero nos resultó cara y los platos un pelín escasos. No lo recomendaríamos.
Nos perdemos por el Old Quarter, que para nuestro gusto, es realmente lo imprescindible de Hanoi, ver el caos de circulación, los toques de claxon, las motos de GRAB por las aceras cuando es posible, los centenares de tiendas ubicadas en espacios minúsculos, el trasiego de locales y turistas en un laberinto de callejuelas. Y las conocidas como “casas tubo” debido a su estrechez y profundidad.




Caminamos hasta el lago Hoan Kiem, visitamos el Templo Ngoc Son para lo que tenemos que atravesar el puente Huc o puente rojo, símbolo de la ciudad, que ayer por la noche veíamos iluminado. Las entradas fueron 50.000 DONGS cada una, a nuestro juicio no vale la pena, pero es que ya nos parecían muy repetitivos todos los templos.
Rodeamos el lago que rebosa vida y actividad, gente pescando, haciéndose selfies, practicando yoga, taichí. Disfrutamos más viendo la actividad diaria alrededor del lago que de los templos.


Intentamos entrar en una de las funciones del teatro de marionetas de agua, pero todas las funciones del día de hoy de mañana estaban completas. Está claro que hoy es el día de las “no visitas”, el complejo de Ho Chi Minh, la Train Street, las marionetas de agua…
Y después nos acercamos a visitar el barrio francés , nos pareció que entrábamos en otra ciudad diferente, la arquitectura de los edificios coloniales, las amplias avenidas, el tráfico mucho más ordenado y sobre todo, mucho menos ruido. Caminamos por la calle Trang Tien (antiguamente la calle Paul Vert), que une el lago Hoam Kiem con la Ópera y es sin duda su calle más elegante y comercial.


Y de este día poco más, cenamos en un restaurante en el Old Quarter (éste fue sin dudarlo el día que peor comimos de todo el viaje, ni los rollitos de primavera nos supieron buenos), tomamos de camino al hotel un egg coffee que no nos supo tan bueno como al principio del viaje, pero que eran supercuquis



