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La noche que pasamos recordaremos para el resto de nuestras vidas. Una experiencia inolvidable. A las 2 de la madrugada me desperté con un poco de frio. Fue abrir la puerta del camping y aiba!! El camping por fuera estaba congelado literalmente… el cielo estaba limpio limpio con todas sus constelaciones de estrellas casi palpables a nuestras manos. Pufffa como brillaban! No necesitaba ni siquiera el frontal para alumbrar. Salí un momento del camping a hacer una foto con el trípode pero no podía aguantar mucho tiempo, solo pude hacer una y no buena la verdad. La toma exigía mucho tiempo de exposición y no tuve la paciencia o el calor suficiente como para estar de pie parado durante 5 minutos. Qué frio hacía; por debajo de 0ºc seguro. Nos quedamos fascinados. Cada vez que recordamos esa noche tan mágica nos produce una linda sonrisa.
Nos despertamos a las 7h y preparé un desayuno calentito a mi novia. Menudo despertar tan lujoso que tuvimos. La verdad ella durmió bastante mejor que yo; durmiendo no le gana nadie… jajja.
Al poco rato recogimos todo y nos preparamos para repetir la ruta que hicimos el día anterior. Como curiosidad, el coche marcaba solo 0º de temperatura a las 8h. El agua del pequeño lago que había estaba congelado. Y bueno, nadie se percató que habíamos dormido y no se a ciencia cierta si está permitido o no , o a partir de cuantos metros de altitud es posible vivaquear….
La ruta parecía que no tenía nada que ver con el del día anterior... nos vamos otra vez a ese puntito rojo que es donde está el refugio
Al cabo de hora y media llegamos al refugio y nos relajamos comiendo nuestros frutos secos contemplando el paisaje:
A lo lejos podíamos ver a los alpinistas en acción
Encima había un helicóptero que hacía las tareas de abastecimiento del refugio. Menudo espectáculo fue ver como manejaba el piloto el “pequeño juguete”.
Ya en la bajada, dejamos el sendero principal para acercarnos a la lengua del glaciar por un evidente caminito. Precioso mirador
Tras cambiarnos de ropa dejamos el valle de Anniviers para ir a Tasch, junto a Zermatt. Durante el camino nos resultó curioso como en curvas “paella” había jarrones de flores puestos con muy buen gusto. Eso es tener clase y no las carreteras bacheadas que tenemos que sufrir en el norte.
La gran presa del embalse Moiry:
Último adiós a Grimentz. Con buen tiempo todo reluce aún más:
Descendiendo de las laderas del Valle de Anniviers. Un espectáculo visual... invitaba a quedarse a vivir pero... el invierno será muy duro aquí.
En 1 hora llegamos a Tasch e inmediatamente cogimos sitio en el “Camping Alphubel”. Nos costó 33 CHF + 2 CHF (WIFI). Buen camping; ideal para visitar Zermatt (no circulan vehículos de gasolina y hay que dejar aparcado en Tasch) ya que justo está al lado de la estación de tren. 3 minutos a pie desde el camping.
Coincidimos con unos vecinos montañeros justo al lado, jej, vaya casualidad! Viven a 2km de nuestras casas. Habían venido como 10 personas ( familias enteras) intentando subir cotas de 4 mil metros.
Habíamos entrado en la Alta Valais y aquí el gran Cervino o Matterhorn, como es denominado en la vertiente suiza este emblema de los Alpes , es la gran atracción del valle con sus 4.478 metros. En torno a esta cumbre que es historia pura del alpinismo, se organizan excursiones, se mueven trenes y teleféricos, se hacen dulces (un ejemplo muy conocido, Toblerone), se venden pañuelos y se abren hoteles y restaurantes.
Compramos el billete para ir a Zermatt , 16 CHF i/v , y en 10 minutos llegamos a la animada Zermatt. Recién llegado, se ve como buena parte de sus casas del centro son hoteles y restaurantes. Las casas, todas adornadas con balcones llenos de flores. Mucha gente por las calles y tiendas a doquier. Para todos los gustos y colores. Para los amantes del chocolate o para regalar un buen recordatorio hay una chocolatería muy famosa, llamada Laderach (tiene más tiendas repartidas por toda Suiza). Ofrecen todo tipo de chocolates con mucho “arte”. Menudo manjar era aquello… si tuviera las llaves del establecimiento…. Jejje me vuelve loco el chocolate.
Paseamos y llegamos al museo de Matterhorn. Estaba cerrado (horario 11h-18h, precio 10 CHF) pero es muy interesante visitarlo. En él destaca, entre otros un montaje multimedia, como valor testimonial un trozo de cuerda que provocó el fatal accidente en el descenso tras la primera escalada al Matterhorn, allá en el año 1865.
Tras un paseo muy bonito regresamos a Tasch en tren y descansamos en el camping, dando por finalizada un bonito día y esperando el siguiente, que íbamos a conocer Gornergrat y sus alrededores.
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