Cuatro días de primavera en el Algarve, que dedicamos a dar paseos y recorrer algunos de sus fantásticos senderos. Autor:MarimerpaFecha creación:⭐ Puntos: 5 (20 Votos)
Esta escapada fue totalmente improvisada. Me encontré con un par de días de vacaciones que me tenía que gastar cuanto antes, por trabajo de mi pareja solo podía ser el fin de semana siguiente, al que le uniríamos esos dos días. Nos íbamos de escapada 4 días, pero ¿dónde? Mi idea inicial era irme al norte de Portugal, o por Castilla y León, pero parecía que iba a llover. El destino de este viaje surgió mirando el mapa de la previsión meteorológica. El suroeste de la península parecía ser el único sitio donde no iba a llover. Perfecto, somos muy lusófilos y el Algarve es una zona preciosa que no nos queda demasiado lejos.
Aunque ya habíamos estado, no nos importaba volver, y dedicarnos a recorrer algunos de los senderos de esta región. Así que en dos días busqué senderos y un alojamiento en una zona central para lo que queríamos ver.
Finalmente nos quedamos en un apartamento en Portimão, que era fantástico y nos salió muy bien de precio. Se llama RochaBay Apartment y lo reservamos por Booking.
Este es el diario de nuestra anterior escapada al Algarve, en aquella ocasión solo un fin de semana, y con un tiempo bastante malo: Fin de semana lluvioso en el Algarve
El sábado por la mañana pusimos rumbo al Algarve. Nuestra primera parada fue Portimão, donde dimos una vuelta por el centro y comimos en el restaurante O Mataporcos. Lugar recomendable, con grandes raciones ajustadas de precio, de clientela mayoritariamente local.
De camino al apartamento pasamos por un supermercado Pingo Doce para comprar algunas provisiones para nuestra estancia. En este viaje descubrí las cervezas "Coruja" de Superbok, con adición tardía de lúpulo, muy aromáticas. Me gustaron tanto que el último día compré para llevar a casa.
En el apartamento nos estaba esperando Ana, la dueña. Fue muy amable, y nos tenía fruta, vino, leche, agua, pan y mantequilla. Al apartamento no le faltaba de nada y estaba muy limpio.
Una vez instalados nos fuimos a pasear por la Praia da Rocha, a escasos 10 minutos andando del apartamento. En verano debe estar muy masificada, es de las playas más largas y urbanas del Algarve. Pero en esa tarde que amenazaba lluvia estaba muy tranquila.
Pasamos por un pequeño túnel a la Praia dos Três Castelos, para mi gusto más bonita que la Praia da Rocha. Llegamos al final de la playa, subimos las escaleras y continuamos el paseo por lo alto de los acantilados hasta llegar a la Praia do Vau. Son múltiples sendas que se entrecruzan y que permiten ir avanzando disfrutando del paisaje rocoso de esta costa algarviana. Pasamos por la Praia do Amado y la Praia dos Careanos, y por muchas cuevas (algares) que ha formado el mar erosionando la roca caliza.
Nos empezó a chispear un poco y bajaron las temperaturas. Así que, tras una parada en el mirador que separa las playas da Rocha y dos Três Castelos nos fuimos al apartamento a disfrutar de esas cervezas especiales que habíamos comprado. También cenamos en el apartamento. En el Portimão cercano a la costa los restaurantes son los típicos adaptados para guiris, y no nos apetecía desplazarnos en coche al centro.
El día amaneció nublado y con viento. De todos los días que íbamos a estar allí era el que peor previsión tenía. Esa mañana nos fuimos a la zona de la Ponta da Piedade, que ya conocíamos de otro viaje, pero que nos apetecía volver a ver. Paramos primero en la Praia de Dona Ana. Estábamos solos y dimos un agradable paseo por allí.
Después fuimos a la Praia do Camilo, pero no bajamos porque la playa es muy pequeña y la marea estaba alta, por lo que poco podríamos pasear. En lugar de eso nos asomamos al mirador y continuamos por un sendero improvisado por lo alto del acantilado, que nos iba dando diferentes perspectivas de la Praia do Camilo y de la costa.
Cuando nos dimos cuenta habíamos llegado a la Ponta da Piedade andando. Bajamos las escaleras que llevan al lugar desde donde parten las barcas que recorren la costa y te meten por las cuevas. Si el día no hubiese estado tan ventoso no me hubiera importado subir en una de esas barcas, pero no me atreví con tanto viento.
Después fuimos hasta el faro y volvimos a la Praia do Camilo. Allí nos tomamos una cerveza que nos supo a gloria con unas vistas fantásticas.
Fuimos a comer a Lagos. Llevaba anotado el restaurante Casinha do Petisco, pero estaba cerrado por vacaciones (me extrañó siendo domingo de ramos). Buscamos otras opciones cercanas por tripadvisor, pero casi todo estaba cerrado. El centro de Lagos estaba muerto. Al final entramos en uno de los pocos restaurantes que estaban abierto, O Galeão, en el que no había nadie. Pedimos una cataplana, bastante justita tanto en cantidad como en calidad. Nos sirvió para salir del paso, pero no repetiría restaurante.
Por la tarde fuimos a Alvor a hacer el sendero PTM PR2 - Ao Sabor da Maré, que recorre las marismas y dunas de Alvor. Es un sendero muy sencillo, la mayor parte va por pasarelas de madera salvo el tramo que va por la playa. El problema que encontramos fue el excesivo viento, que resultaba desagradable a veces.
Para finalizar la tarde fuimos hasta la Praia do Vau, donde habíamos terminado el paseo la tarde anterior, para hacer parte del sendero PTM PR3 - Varandas Sobre o Mar, que va la praia do Vau en Portimão a Prainha en Alvor. Va por lo alto de los acantilados, con vistas muy chulas de la costa, y vuelve por un pinar. En realidad no lo hicimos completo, solo caminamos la primera parte y la hicimos ida y vuelta por el mismo sitio. Era tarde, estábamos cansados, y nos paramos en muchos sitios a hacer fotos y en la Praia do Barranco das Canas a descansar.
Y con eso dimos por finalizada la jornada, muy bien aprovechada. Y nos fuimos a tomarnos unas cervecitas a la terraza del apartamento.
Cuando me puse a investigar sobre senderos en el Algarve y vi el sendero de los Sete Vales Suspensos supe que estaba entre los imprescindibles. Recorre algunos de los paisajes costeros más bonitos del Algarve. De la praia de Vale Centeanes a la praia da Marinha, pasando por el Cabo Carvoeiro, el leixão do Ladrão y las praia do Carvalho y de Benagil.
En un principio pensábamos pasar por algún supermercado para comprar algo y comer en ruta. Pero vi que en Benagil había varios restaurantes sin apartarse del sendero y me pareció una buena opción sentarnos a comer en condiciones. Pero por si acaso metí algo de pan que nos quedaba del desayuno y algunas latas de conserva. Menos mal, porque nos salvaron el día.
Aparcamos el coche junto a la Praia de Vale de Centeanes para comenzar el sendero, subiendo unas escaleras hasta llegar a lo alto de los acantilados, permitiendo ya una buena vista de la línea costera y de la playa.
Al principio el sendero va por unas pasarelas de madera, pero por poco tiempo, ya que la mayor parte del sendero tiene piso de tierra y en algunos sitios bastante irregular. Todo el paisaje junto al mar es bonito, pero el siguiente punto destacado es el Faro de Alfanzina, en lo alto del acantilado.
Más adelante pasamos por el Leixão do Ladrão, un islote con una cueva por la que pasan los barcos. En este punto hay un merendero en el que merece la pena pararse, ya sea por descansar, o por contemplar el paisaje.
Una de las vistas emblemáticas del sendero es el Cabo Carvoeiro.
Poco después llegamos a la Praia do Carvalho, que tiene la particularidad de que tiene el acceso mediante un túnel excavado en la roca. Es una playa pequeña pero muy bonita, merece la pena pararse un rato. Dicen que debe su nombre a un capitán que excavó el túnel y lo cerró para apropiarse de esta pequeña playa. Yo no sé si será verdad, pero además del túnel, en las rocas de la playa hay excavadas habitaciones, un fogón y algunas otras cavidades. Esta playa nos gustó mucho.
Seguimos el sendero hasta la Playa de Benagil. De aquí salen pequeños barcos que bordean la costa y entran en algunas de las cuevas naturales de los acantilados. Es el único sitio del sendero donde hay restaurantes para comer, pero todos estaban cerrados por ser lunes. Este viaje no estábamos teniendo suerte con los restaurantes. Seguimos adelante a ver si al final del sendero, en la Praia da Marinha había algún otro restaurante.
Pasado el pueblo de Benagil hay unas vistas de la costa espectaculares. Además, hay una cueva (algar) muy bonita a la que se accede por barco (las barcas salen de la playa de Benagil), pero que también es posible ver desde arriba, en una perspectiva diferente, pero igualmente bonita.
Poco antes de llegar a la praia da Marinha, donde finaliza el sendero, se encuentra una de las formaciones más características, una roca con doble arco. Desde el mismo mirador también se veía ya nuestro destino, la Praia da Marinha.
Cuando llegamos al final del sendero miramos en google si había restaurantes, pero no. Así que bajamos las largas escaleras que llevaban a la playa y nos comimos nuestra comida de emergencia con unas cervecitas frías (que también llevábamos, no había ningún sitio donde comprar). Después descansamos un rato, incluso metimos los pies en el agua fría del Atlántico.
Después emprendimos el camino de vuelta, volviendo a disfrutar del paisaje de la costa, pero esta vez fijándonos también en la vegetación que nos rodeaba. Y así descubrimos que había orquídeas. Me encantan las orquídeas silvestres. Me parece increíble que unas flores tan delicadas crezcan solas en el campo. En mi tierra hay bastantes y suelo buscarlas todas las primaveras. Y quién me iba a decir que este año el primer sitio donde las iba a ver sería en el Algarve, junto al mar.
En concreto vimos Ophrys lútea, Ophrys especulum, Orchis italica, y Ophrys bombyliflora. Además de lirios y muchas otras flores. A veces merecía la pena desviar la mirada del mar.
El camino de vuelta lo hicimos más relajados. Nos paramos a descansar en la Praia do Carvalho. La mayoría de las fotos ya las habíamos hecho en el camino de ida, y al regreso solo hicimos aquellas que nos impedía la posición del sol por la mañana.
Nos tomamos un café en la Praia de Vale de Centeanes y nos fuimos a descansar.
Increíble reportaje el que nos dejas. Una amiga fue a Lagos el verano pasado y me dejó boquiabierta en facebook con las formaciones rocosas, pero tu diario me enriquece más aún. Me apunto una escapada para un acueducto de mayo
Gemmita, en mayo se tiene que estar bien (aunque puente=gente), podrás hacer senderismo e incluso algún bañito. Mejor que en verano, que está saturado. Me alegro que te haya gustado.
SÃO MIGUEL (AZORES): ESTA ISLA ES LA LECHEUna semana en São Miguel, la mayor de las islas del archipiélago de las Azores...⭐ Puntos 4.94 (49 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 413
Si es vuestra primera vez en el Algarve, yo me quedaría en Albufeira o en Lagos. Bajo mi punto de vista, tienen playas mas bonitas y vistosas que las playas de la zona de Tavira.
Albufeira y Lagos son zonas de guiris, pero en verano. En invierno es todo muy tranquilo. Desde allí, visitaría ambos pueblos, las playas de ponta da piedade en Lagos, Carvoeiro... Si quieres algo de interior, también está Silves, que es un pueblo rollo morisco muy agradable de visitar. Si tienes tiempo, pasaría también por Sagres y por el cabo San Vicente.
Lo que estamos aún planteándonos el viaje, porque según me han comentado en esas fechas cierran un montón de sitios y tampoco queremos estar como en un desierto... No se si será así o hay algo de vida.
Yo estuve hace un par de años 5 días en diciembre, y estuve de maravilla, no mucha gente, sí había muchas cosas abiertas y además tuve un tiempo estupendo.
Últimos comentarios al diario EL ALGARVE EN PRIMAVERA
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