KENIA: ALMA AFRICANA, CORAZÓN SALVAJE ✏️ Blogs de Kenia

Somos una pareja que nos encanta viajar. Hemos visitado varios paises (Francia, Inglaterra, Italia, Alemania, Rep. Checa, Suecia, Grecia, Túnez, EEUU) pero teníamos una espinita clavada. La del África salvaje. Y casualmente, o causalmente, este ha sido el año.

Por cierto, nunca habíamos escrito un diario de viaje, pero este viaje ha sido tan especial que por supuesto se merece uno.

Los preparativos empezaron varios meses atrás, hacia Marzo. Sabíamos que queríamos ir a Kenia, pero las preguntas eran ¿en qué fechas exactamente? ¿y con qué agencia?
Lo de las fechas no lo teníamos muy claro, porque precisamente este año teníamos en Junio unas vacaciones de 8 dias en las Islas Mauricio pagadas por la empresa de Gema, mi mujer, por haber conseguido los objetivos de ventas anuales (así me gusta, cariño). Entonces no sabíamos si ir a Kenia antes y hacer unos dias de safari para acabar con esos 8 dias de relax en Islas Mauricio, o bien hacer el viaje a kenia en Agosto y poder volver a casa directamente con el sabor de boca de ese África salvaje que ibamos buscando. Finalmente nos decantamos por la segunda opción, y creemos que fue un acierto pleno, porque de esa manera disfrutamos plenamente de cada viaje, tan diferentes entre ellos.

Quedaba la cuestión de con qué agencia hacer el viaje. Entre los cientos de agencias que existen, la cantidad de ofertas que hay, opiniones, rumores, foros, etc... uno no sabe dónde elegir para acertar. En nuestro caso, recordábamos haber visto en la televisión un reportaje de "Españoles por el mundo: kenia"

www.youtube.com/watch?v=8e9SxCpLFPc

y nos había gustado la parte donde un joven español, Jose Serrano, mostraba su proyecto, Enkewa Mara Camp, en Masai Mara, con un concepto de viaje, safaris y contacto con la gente nativa maasai que encajaba con lo que queríamos hacer.

Aparte de eso, y recopilando más información, tenemos que agradecer a la compañera de foro Charucag su aportación con su diario sobre su experiencia en su viaje a Masai Mara, precisamente a Enkewa Mara Camp. Eso acabó finalmente de confirmar nuestra decisión

Nos pusimos en contacto directamente con Jose Serrano a través de la web de Enkewa Mara Camp, y ya desde el principio, con los primeros intercambios de mails, sabíamos que habíamos elegido correctamente. Jose nos aclaró todo tipo de dudas, nos preparó el itinerario del viaje y nos dió todo tipo de consejos y recomendaciones necesarias para unos novatos en este tipo de viajes como éramos nosotros.

Ahora tocaba reservar los vuelos para las fechas definitivas, que la ida sería el 22 de Agosto y vuelta el 30 de Agosto.

Tras mirar en varias compañias, nos decidimos por Egyptair (Madrid - El Cairo - Nairobi). La parte positiva era que el precio salía bastante económico (590 € por persona) y sobre todo, que sólo hacía una hora de escala en El Cairo, mientras que otras compañías que habíamos mirado (KLM, Qatar Airlines...) hacían hasta más de 6 horas de escala!!! y no estábamos por la labor de matar el tiempo en los aeropuetos.

Ya con los billetes reservados, dos meses antes de ir cogimos cita en el Centro de Vacunación Internacional de Bilbao (de donde somos) para cerrar todo el tema de vacunas y medicación a llevar. Nos recomendaron, y chutaron, claro, las vacunas de fiebre amarilla, fiebre tifoidea y hepatitis. Y para tomar, Malarone, of course (aunque si lo llegamos a saber, del Malarone podríamos haber pasado porque nuestro itinerario no incluía "zonas de riesgo", pero ya sabemos lo del por si acaso...)

Acercándose las fechas, ya con la equipación preparada y material a punto (siguiendo las recomendaciones de Jose de llevar ropa de abrigo para las mañanas y las noches, "porque aquí agosto es invierno y estamos a casi 2.000 metros de altura") ya sólo quedaba esperar. Esperar...

Y esperando con ganas, llegó el 22 de Agosto: Comienza el viaje.

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Técnicamente el viaje comienza el 22 de Agosto con salida desde el aeropuerto de Barajas, haciendo Madrid-El Cairo-Nairobi. La salida del vuelo es a las 15,45h por lo que madrugamos un poquito para salir desde Bilbao y llegar con tiempo al aeropuerto. Habíamos contratado para los 8 días un servicio de parking con la empresa Lavacolla por 50 €, por lo que al llegar al aeropuerto nos recogieron el coche y fuimos directamente a facturar.
El vuelo fue como casi siempre, sin novedades, comer-dormir-leer-comer-dormir... ¿alguien sabe por qué las azafatas justo pasan con el carrito de la comida cuando estás dormido y nunca sabes donde están cuando te rugen las tripas? misterios aeronaúticos...

La llegada a Nairobi un tanto a deshoras, a las 04,30 del jueves 23 Agosto. Tras pagar los correspondientes visados (100 $ por dos personas) y recoger las maletas, Jose nos dijo que nos debíamos encontrar con nuestro guia para esos dos días, que llevaría un cartelito con nuestros nombres o un distintivo de ENKEWA.
Efectivamente, detrás de un cartelito con nuestros nombres se encontraba Alex, un joven keniano de 27 años, muy simpático, hablando un español casi perfecto y con una cara de dormido que le supuso un par de chistes.
Nos metimos en "su oficina", una furgoneta con capacidad para 7 personas (aunque sólo nos llevaba a nosotros dos) y adaptada para visitas, safaris y caminos africanos.
Nos llevó a desayunar a un hotel cercano, para reponer fuerzas porque nos esperaba un largo trayecto hacia los lagos.
El hotel donde desayunamos era de nivel, con piscina incluida. Por cierto, había una planta bastante extraña con una flor que era como una "bola con pelo rojo". Curioso.



Nos pusimos en marcha y Nairobi nos pareció un caos de tráfico. Coches que adelantan, se cruzan, pitidos, bocinazos, personas caminando por el medio de la carretera… Le pregunté a Alex si funcionaban los semáforos, y la respuesta, entre risas, fue: “¿para qué sirven los semáforos si tenemos claxon?”


Continuamos nuestro camino, con Alex explicándonos circunstancias, anécdotas y vivencias de la vida africana, y así fueron pasando los kilómetros hasta que decidimos hacer una parada técnica para estirar las piernas. El lugar, un bonito mirador con una bonita panorámica del Valle del Rift.



Proseguimos el viaje con intención de hacer del tirón el resto de kilómetros hasta el Lago Naivasha. Alex nos comentaba que estábamos circulando por la carretera transafricana, que atraviesa varios países y está atestada de camiones de mercancías que hacen que la conducción sea lenta y pesada. En este trayecto Alex nos explicó que en algunos puntos de Kenia, sin que nadie sepa por qué, se produce el fenómeno de la “fuerza de la gravedad negativa”. Decía que si estás montado en una bicicleta en una zona con ligera pendiente hacia arriba, sin necesidad de dar pedales, te desplazas subiendo la pendiente. Y que, en esos puntos, los coches corren más cuesta arriba que cuesta abajo.
Le dijimos que nunca habíamos oído hablar de ese fenómeno y que nos sonaba a cuento chino. Alex seguía convencido de que era verdad.
Pues bien, ya en casa he buscado información sobre el tema y, efectivamente, es física y matemáticamente imposible que existan esos “lugares especiales” en la Tierra. Simplemente son ilusiones ópticas causadas por la orografía del terreno. Crees que estás subiendo cuando en realidad estás bajando.
Lo siento Alex, no coló.


Finalmente llegamos a LAGO NAIVASHA, y tras pagar 30 $ por persona por las entradas, nos pusieron un chaleco salvavidas, subimos a una barca y el guía local Denis se encargaría de explicarnos flora y fauna del lago.



En el lago vimos a una familia de hipopótamos, a la cual no podíamos acercarnos mucho porque son animales muy territoriales y pueden reaccionar con agresividad atacando la barca.


Nos llamó la atención la cantidad de aves que poblaban los frondosos árboles del lago, así como la cantidad de plantas acuáticas flotantes que había en el lago, parecía una auténtica alfombra verde.



Había zonas donde la densidad de estas plantas era tal, que muchas aves iban literalmente andando sobre las plantas flotantes sin tocar el agua. Me vino a la memoria aquel pasaje bíblico de “caminó sobre las aguas”. ¿No sería un truco de estos, no?


Después de un buen rato observando, fotografiando y escuchando las explicaciones sobre aves y flora del lago, nos dejaron en una orilla para hacer un paseo a pie y ver los animales del lago Naivasha. Vimos unos cuantos ñus y cebras pastando por ahí cerca, pero lo que nos impresionó fue encontrarnos a escasos metros con las espectaculares jirafas.



El guía tambien nos enseñó una planta que tenía unos cardos con unas semillas dentro que eran muy tóxicas, que atacaban al sistema nervioso y podían ser letales. “Los animales no las comen, se vuelven crazy” nos dijo.
También unas plantas de flor amarilla que se usan para tratamientos de malaria y neumonía.



Después de la correspondiente propina al guía, continuamos camino dirección lago Nakuru. Por el camino nos llamó la atención la cantidad de personas que veímos sentadas o tumbadas, aparentemente sin hacer nada. Le pregunté a Alex, que hacía o a qué se dedicaba esa gente. “Nada. Se sientan y ven pasar el tiempo. En Africa el tiempo pasa muy despacio. This is Africa”



Tras esa reflexión filosófica, y varias siestecillas en la furgoneta, finalmente llegamos al LAGO NAKURU, al hotel Flamingo Hill Camp. Teníamos la reserva hecha por mediación de Jose, y tenemos que decir que es un muy buen hotel, con buena atención y servicio, en una zona de mucha vegetación y con buen servicio de restaurante.
Nuestra tienda-habitación estaba muy bien preparada, cómoda y confortable.


Después de comer y un pequeño descanso, quedamos con Alex para hacer safari. Llamaba la atención la frondosidad de los bosques, nos topamos con un búfalo con cara de mala leche por haberle despertado de su siesta y con una muchedumbre de babuinos ejerciendo su derecho a manifestarse. ¿A estos también les habran subido el IVA?




Continuando camino pudimos fotografiar la bella estampa de un grupo de flamencos, no excesivamente numeroso por no ser la época de abundancia en el lago. Seguidamente conseguimos ver a los espectaculares rinocerontes blancos, una especia endémica del lago Nakuru.



Continuamos camino y llegamos al mirador de Baboon, situado en lo alto de un acantilado y desde donde la panorámica del lago Nakuru verdaderamente impresiona por su belleza.


Por cierto, tuvimos que esperar a que el Nacho Vidal de los babuinos nos cediera su sitio en el mirador para poder hacer unas fotos dignas de un auténtico paisaje africano.



Volviendo de camino al hotel pudimos contemplar varias jirafas endémicas de esta zona, llamadas de “calcetines blancos”, ya que se diferencian del resto de especie de jirafas en que éstas tienen las patas blancas de rodillas hacia abajo.


Alex también nos explicó que las autoridades del lago se están empezando a preocupar por la situación del nivel de agua del lago, ya que nunca en su historia el nivel había subido tanto. Pudimos comprobar que se desbordaba por las orillas inundando y embarrando los caminos.


Finalmente llegamos al hotel, para cenar y descansar bien, ya que al día siguiente madrugábamos para encaminarnos al zoo natural por excelencia, al corazón salvaje de kenia. MASAI MARA nos esperaba.

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Viernes 24 de Agosto. Toca madrugar y desayunar fuerte, porque nos esperan unas 5 horas de viaje hasta el siguiente destino, Enkewa Mara Camp, el campamento de Jose, el organizador de nuestro viaje, el lugar donde vamos a pasar el resto de los dias del viaje. Será nuestra “casa africana” en pleno Masai Mara.
Alex nos espera puntual a las 07.00h en la entrada del hotel, así que nos despedimos de las personas de servicio del hotel Flamingo, repartimos las correspondientes propinas, metemos las maletas en la “oficina de Alex” y ya estamos preparados para coger rumbo sur, hacia tierras de los maasai.
Alex nos avisa de que gran parte del recorrido es por carretera (si es que se puede llamar carretera) difícil, sin asfaltar, con tierra, baches, socavones, piedras, barro… Lo que él, con mucho optimismo llama “carretera de masaje gratis”. This is Africa, qué queréis.
El viaje transcurre con normalidad, a ritmo africano, “pole, pole / tranquilo, tranquilo”, y los kilómetros van pasando, el paisaje va cambiando y Alex nos va explicando las diferentes variedades de acacias, arbustos, etc. Disfruta explicándonos cualquier cosa, sabe de lo que habla y le gusta lo que hace.
Vamos pasando por pueblos (¿?) donde en fachadas destartaladas aparecen letreros de hotel, rooms, shop (nos gustaría saber qué se puede vender en esas shop)


Se empiezan a ver las primeras señales indicativas de que pisamos tierras maasai, tierras de ganado y pastoreo.


Ya empezamos a apreciar que lo del pastoreo entre los maasai se aprende desde pequeño. Vemos a un niño con un artilugio que no se parece mucho a las PlayStation de nuestros sobrinos.


También, la típica imagen donde uno entiende que la vida de la mujer maasai no es fácil, mucha carga, mucho trabajo, mucho sacrificio. This is Africa.


Finalmente, tras haber pasado la última población importante, Narok, llegamos al punto de encuentro donde nos recogerán dos maasai del campamento Enkewa y, con un todoterreno 4x4 mucho más adaptado que la “oficina de Alex”, nos trasladarán hasta Enkewa Mara Camp.
Nos despedimos de Alex, merecida propina para un gran compañero de viaje, foto para el recuerdo, un abrazo y desearle paciencia y “safari Njema / buen viaje” porque Alex se vuelve hasta Nairobi y le quedan unas cuantas horas más de “carretera de masaje gratis”.
Los dos maasai que nos llevan a Enkewa son Lesaloi y Tipira, que amablemente se ocupan de las maletas y nos ofrecen coca-cola fresquita para los kilómetros que nos quedan hasta el campamento. Uno se da cuenta que da exactamente igual a donde vayas, al Masai Mara, al Amazonas, al Polo Norte o al último monasterio escondido del Tibet. La Coca-Cola habrá llegado allí antes que tú.
En el camino hacia Enkewa, vemos aldeas maasai, las manyattas. Días más tarde tendremos ocasión de visitar una de ellas, en calidad de invitados de uno de los maasai de Enkewa.


Antes de llegar al campamento, Tipira para el coche y nos indica que miremos hacia la izquierda. Nos sorprende ver a una familia de elefantes a unos 20 metros, tras unos árboles. Pero Tipira nos indica que no podemos parar, que el sitio no es seguro, y que el macho puede volverse agresivo para proteger el territorio. Es en esos momentos cuando valoras el conocimiento de los maasai de su entorno y los animales. Saben lo que hacen, y la seguridad es lo más importante.


Finalmente llegamos a Enkewa Mara Camp. Nos sorprende el recibimiento del equipo Enkewa, donde nos invitan a lavarnos las manos y a un refrigerio de bienvenida. Allí está Jose esperándonos, nos enseña todo el campamento, y nos acompaña hasta nuestra tienda para poder organizar nuestras cosas y descansar un poquito antes de comer.


El campamento tiene todo lo que tiene que tener y está donde debe estar. Ya desde el principio notas lo acogedor que es y que está situado en un entorno privilegiado. Tanto el paisaje, la vegetación y los sonidos animales ya nos indican que acabamos de llegar a un pequeño paraíso.



Nuestra tienda está equipada hasta el más mínimo detalle, es confortable y está situada junto a un frondoso árbol, desde el cual unos pequeños monos “black face” nos miran con curiosidad. Han llegado sus nuevos vecinos.







Antes de comer, Jose nos presenta a Marta, la nueva incorporación del equipo Enkewa que lleva 3 meses trabajando en el campamento. Marta nos cuenta que estuvo en Julio del año pasado de viaje por kenia, estuvo varias semanas en Enkewa y el lugar la cautivó. Esta catalana era directora financiera de una consultoría, pero a pesar de haber conseguido logros profesionales importantes, no estaba satisfecha con la dirección que llevaba su vida. Tras hablar con Jose y comentarle que estaba decidida a dar el paso, llegaron a un acuerdo y Marta pasó a ser nueva socia del proyecto Enkewa. Según Jose, Marta ha sido la pieza perfecta para el equipo. Extrovertida y servicial, currante incansable, le ha dado a Enkewa ese toque femenino que necesitaba. “Es que todo hombres aquí nos estábamos embruteciendo” comentaba Jose entre risas.

Lo de las comidas en Enkewa es algo que a todo huésped sorprende. Uno viene con un poco de miedo de si la comida será muy fuerte, picante, etc… Nuestros amigos y familiares pensando que ibamos a comer serpientes fritas, patas de mono o lagartos en salsa verde (demasiado reality de este tipo últimamente en TV), y resulta que luego nos sentamos a la mesa y parecía que estábamos en el mejor restaurante de Bilbao. Espectacular.






Despues de comer toca salir de safari. Acaban de llegar 3 nuevos invitados al campamento y Jose nos presenta. Son Mercedes, Cristina y Pol. Mercedes y Cristina no es la primera vez que vienen, han estado varias veces. De hecho, Mercedes fue oficialmente la primera clienta de Enkewa Mara Camp. Cada año repiten. En ese momento le hacemos a Jose un “regalito especial”. Yo me había informado de que la debilidad de Jose son las galletas Principe y le regalo un par de paquetes que traíamos desde España. Pero las risas aumentan cuando Cristina y Pol sacan 4 paquetes!!! que también ellos traían en la maleta. La veteranía es un grado.
Salimos de safari en el poderoso 4x4 Defender de Enkewa, y enseguida notas que ir en un aparato de estos no tiene nada que ver con las vanettes repletas de turistas que ocasionalmente nos encontraríamos en los safaris. Con el 4x4 salimos fuera de pista, campo a través, cruzamos ríos, subes por paredes de arcilla… para acercarte a animales que de otra manera sería imposible.
En el safari empezamos viendo cientos de ñus, cebras y gacelas (que luego se convierte en algo normal y cotidiano a tus ojos). Conduce Jose y llevamos de rastreador a Tipira.
Tipira merecería todo un capítulo en este diario, porque este rastreador, antiguo famoso guerrero maasai, conoce cada rastro, señal, planta, animal y cualquier otra característica del entorno como la palma de su mano. En mi vida he visto algo igual. No deja de sorprenderte del primero al último dia de safari. Es como tener al Michael Jordan de los rastreadores.
Tipira nos conduce a una familia de leonas con sus cachorros. Tras minutos embobados sacándolos fotos literalmente al lado de ellos, Jose arranca porque se nos hace tarde si queremos ver una buena puesta de sol, pero Tipira localiza a un león macho tras unos arbustos y aprovechamos unos minutos más.




Toca ver la puesta de sol y Jose nos lleva a un alto desde donde la panorámica, con el Sand River, es espectacular.


Tipira y Jose preparan un pequeño picnic, brindamos y vemos una de esas puestas de sol que se quedan grabadas a fuego en la retina. Te dan ganas de quedarte allí un buen rato más, pero empieza a oscurecer y hemos de regresar al campamento.




Por supuesto, para cerrar un gran dia, hacemos un safari nocturno hasta llegar a casa, con oscuridad, focos, ojos que se iluminan en la espesura y Tipira señalándonos animales a uno y otro lado.


Llegamos al campamento y nos espera una ducha de agua caliente, que se agradece porque la temperatura ha bajado mucho y una espectacular cena en la tienda-comedor del camp. Charlando durante la cena, nos enteramos de que Mercedes y Cris presiden la fundación Africa Digna, fundación sin ánimo de lucro, con sede en Barcelona, y que está realizando una labor encomiable con proyectos de ayuda y colaboración en varios países africanos. En definitiva, que nos han tocado unos compañeros de safari que son todo un ejemplo a seguir.


Bueno, toca descansar que el dia ha sido largo y mañana nos espera otro gran dia de safari. Un maasai, con una linterna en una mano y la lanza en la otra, nos acompaña a nuestra tienda. Siempre serviciales y haciendo su trabajo con orgullo.

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