placidoo Escribió:
Jean Genet también es sobrecogedor , en "Diario de un ladrón" cuenta su dura adolescencia por tierras españolas (años 30 ) desde el antigua Barrio Chino de Barcelona hasta Cádiz, donde se quedó en el intento de pasar a Tánger....finalmente está enterrado en el cementerio español de Larache en una tumba mirando al este.
Jean Genet efectivamente era un escritor de vida límite, fue chapero en el barrio chino barcelonés, carterista, lo expulsaron del ejército, acabó preso y lo indultaron por la intercesión de intelectuales de la época, entre ellos Sartre. Chukri habla de él con mucho cariño porque era una persona muy humana, muy implicada en lo personal con los marginados y las personas que sufren. Yo solo conozco de él una obra de teatro, "Las criadas". Tengo pendiente de leer "Diario de un ladrón" y "Santa María de las flores".
Según he leido, el que Genet acabara enterrado en Larache fue accidental, no obedece a un deseo del escritor. Fue al parecer decision de unos amigos segun cuenta Chukri en "Jean Genet en Tanger".
Por cierto, la publicación de ese libro a Genet le cayó bastante mal y su relación de amistad con Chukri se distanció bastante. Genet era un tio muy peculiar, con un carácter muy difícil y bastante imprevisible en su trato. Igual le podías caer en gracia y era un encanto y generoso hasta extremos fuera de lo normal o caerle atravesado y entonces era un erizo intratable. Sus reacciones ante cualquier cosa eran también bastante imprevisibles. Chukri le había caído en gracia, le brindó su amistad y se molestó porque no le pidió previamente su permiso para publicar las conversaciones que habían tenido. No es que Chukri contara ninguna intimidad ni nada que le perjudicara a Genet, eran conversaciones sobre literatura, actualidad, alguna historia de conocidos de Tánger y a Genet le dejaba bien parado en lo personal (nada que ver con la estopa que se llevó Paul Bowles en el otro libro), pero creo que Genet, que era un hombre bastante reservado, se sintió un poco traicionado en su confianza. O quizás advirtió en Chukri un punto de oportunismo que le decepcionó, no lo sé.
En todo caso aclaro que Chukri en el pecado tuvo la penitencia: nunca cobró un dirham por los derechos de autor de este libro, se los birló con premeditación y alevosía Paul Bowles, que fue el traductor y que engañó a Chukri haciéndole firmar un contrato leonino en el que se quedaba Bowles con la pasta.