Claro, yo quería Pousada por ser como Paradores que me encantan pero al final ha sido el otro, por mi marido y espero mo arrepentirme.
Seguro que estará bien! pásate a actualizar después!
Igual se puede ir a tomar algo para echar un vistazo como en paradores... _________________ To look is one thing,
To see what you look at is another,
To understand what you see is a third,
To learn from what you understand is something else
But to act on what you learn Is what really matters
Willy Fog Registrado: 18-10-2009 Mensajes: 11918
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Pues está muy bien el hotel, es extremadamente tranquilo...demasiado para el terremoto de mi hijo je je.
Mañana subiremos a ver la Pousada antes de irnos a Évora. Allí nos alojamos en el Vila Galé. _________________ Caminante no hay camino, se hace camino al andar.
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El Evora Olive Hotel fue el gran fiasco de nuestro segundo gran viaje a Portugal. Normalmente, antes de comenzar nuestras estancias, al contratar los alojamientos adelantamos algunas peticiones básicas en función de la disponibilidad como, sobre todo, que la habitación sea silenciosa para facilitar el descanso después de jornadas inagotables de visitas y desplazamientos, y, si puede ser, disponga de cama de matrimonio. Hay que tener en cuenta que pocos turistas se quedan más de dos noches en Évora, la capital de la región del Alentejo norte. Ciudad relativamente pequeña y con un patrimonio excelente que es cómodamente visitable en dos días. Nuestra intención, tomando como base Évora, era recorrer toda su región visitando otras localidades, poblaciones y villas además del interesante patrimonio megalítico y rupestre del lugar, el más importante de Portugal. Parece ser que la “señorita” que nos atendió la reserva (pagada por adelantado) en deferencia a nuestra prolongada estancia de cinco noches nos quiso obsequiar con la que consideraba la gran habitación del hotel. A saber: una habitación situada encima de la transitada recepción, justo sobre la cafetería/bar de servicio de desayunos donde el ruido de los comensales hacía innecesario el despertador matutino, y orientada a la calle principal de acceso al hotel donde el tránsito de vehículos por las adoquinadas calles de Évora no es que facilite el descanso en verdad. Eso sí, la habitación era grande, muy grande.
Pues como decíamos, la “señorita” consideró, a modo particular, que esa habitación era la más adecuada para el descanso tranquilo y silencioso. Ante la negativa a quedarnos en aquella habitación, con la evidente contrariedad de la anfitriona, nos ofreció otra habitación en la tercera planta después de recordarnos que el hotel estaba, como no, totalmente completo lo cual hacía una excepción. Lo mejor estaba por llegar.
El hotel situado en un edificio de reciente construcción, es un alojamiento recién inaugurado, probablemente en mayo o junio, en lo que antes era un centro comercial. Se oferta como de cuatro plantas cuando en realidad tiene tres (se debieron quedar sin presupuesto), aunque al ascensor le pusieron el botón del cuarto piso, por si acaso. Las deficiencias fruto de la nueva construcción son, aún hoy, mas que manifiestas: armarios sin rematar y sin perchas, habitaciones con salidas de aire acondicionado sin rejilla, goteras fruto del sobrante de agua de la refrigeración saliendo por los rodapiés, armarios de servicios sin cerradura, colchones donde la reducción del presupuesto se hace más que evidente… etc. Esta es la descripción de la habitación 302 que nos ofrecieron en la tercera planta, (como favor excepcional), eso sí, de dimensiones cada vez más reducidas, hasta el punto de que la distancia entre los pies de la cama y la mesa de la habitación apenas dejaba 20 cm para pasar de lado a lado, había que pasar las maletas por encima de la cama. Surrealista es poco, daba la impresión que nos estuvieran castigando.
Parece lógico que en estas circunstancias (saltando por encima del charquito de agua cada vez que funcionaba el aire acondicionado) se hacía conveniente que nos cambiaran nuevamente de habitación. Para impulsar la iniciativa del personal ante la situación hubo que bajar un par de veces a recepción ya que el aviso por teléfono no les causaba reacción alguna en aras a solucionar la contingencia. Por fin, un empleado con barba, (la “señorita” ya había desaparecido de la película para siempre) evidencia la inhabitabilidad de la habitación y nos ofrece rápidamente, y de nuevo, otra habitación ante nuestra extrañeza: el hotel ¿no estaba completo? Vuelta a introducir el equipaje en las maletas y nuevo cambio de habitación, pero el “castigo” no había terminado. Situada en la misma planta (tercera), la número 308 culminaba nuestros pensamientos de que algo malo debíamos haber hecho en otra vida. Las dimensiones eran ya de “pin y pon”: tenías que sacar la silla de los pies de la cama y correr la mesa para poder pasar de un lado a otro; el baño, lo mejor. Había que subirse encima del lavabo o meterse en el hueco de la ducha para poder cerrar la puerta del baño (si es que la querías cerrar). En cualquier caso, había que cerrarla tanto si querías acceder a la ducha como sentarte en la taza a fin poder realizar tus necesidades biológicas de todo tipo (no había otra forma). Eso sí, tenía una terraza enorme, totalmente diáfana, que podría ser hasta casi cuatro veces el “maravilloso” cuarto de baño, sin una sola silla ni mesa, y con el suelo sucio de obra… Las fotos que adjuntamos os ayudarán a comprobar la veracidad de lo expuesto sin necesidad de más palabras.
Nos planteamos inquirir otra vez un cambio de habitación, pero eran las nueve de la tarde/noche, estábamos cansados del viaje desde Lisboa donde toda la mañana habíamos estado visitando el Palacio Nacional de Queluz antes de partir (no dejéis de visitarlo, precioso), habíamos desecho las maletas por dos veces y vueltas a hacer, llevábamos dos horas de trajín desde nuestra llegada al hotel y todavía sin acoplarnos, y teniendo en cuenta que el horario de cenas en Portugal es un poco más temprano que el nuestro, el español (de hecho, a las nueve y media ya no te dan de cenar en muchos sitios); consideramos quedarnos en esta última habitación e intentar, en la medida de lo posible, que nuestra estancia fuera lo menos desagradable posible dentro de que ya lo era sin remedio. También, eso ya si que no, que no nos dejaran sin cenar, lo que faltaba.
Lo único reseñable de este hotel, que defino como: un proyecto de decoración minimalista pretenciosamente moderno que se queda en un “[b]quiero y no puedo”[/u] mostrando la evidencia de que ni siquiera son capaces de disimular las visibles carencias; es que tiene parking gratuito incluido (siempre abierto ya que la puerta no debe funcionar) y una localización céntrica en Évora de fácil acceso para el visitante. Otro punto a su favor es el zumo natural en el desayuno. Eso sí, en cuanto al servicio deja bastante que desear: tienen poco personal y el que tienen no está dispuesto a prestar una buena atención[u]. En fin, circunstancias que, a veces, pueden ocurrir en los viajes y, esta vez, tuvimos la “suerte” de que nos sucediera.
A pesar de lo expuesto, nuestra opinión de los portugueses, y de Portugal, no queda en entredicho, hace tiempo que se quedaron en nuestro corazón para siempre, tanto por su superior calidad humana, en general, como por el gran país que es. Ello, a pesar de personajes como estos, que haberlos “haílos” en todas partes por desgracia.
Moderador de Zona Registrado: 20-01-2008 Mensajes: 23627
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weblpa Escribió:
El Evora Olive Hotel fue el gran fiasco de nuestro segundo gran viaje a Portugal. Normalmente, antes de comenzar nuestras estancias, al contratar los alojamientos adelantamos algunas peticiones básicas en función de la disponibilidad como, sobre todo, que la habitación sea silenciosa para facilitar el descanso después de jornadas inagotables de visitas y desplazamientos, y, si puede ser, disponga de cama de matrimonio. Hay que tener en cuenta que pocos turistas se quedan más de dos noches en Évora, la capital de la región del Alentejo norte. Ciudad relativamente pequeña y con un patrimonio excelente que es cómodamente visitable en dos días. Nuestra intención, tomando como base Évora, era recorrer toda su región visitando otras localidades, poblaciones y villas además del interesante patrimonio megalítico y rupestre del lugar, el más importante de Portugal. Parece ser que la “señorita” que nos atendió la reserva (pagada por adelantado) en deferencia a nuestra prolongada estancia de cinco noches nos quiso obsequiar con la que consideraba la gran habitación del hotel. A saber: una habitación situada encima de la transitada recepción, justo sobre la cafetería/bar de servicio de desayunos donde el ruido de los comensales hacía innecesario el despertador matutino, y orientada a la calle principal de acceso al hotel donde el tránsito de vehículos por las adoquinadas calles de Évora no es que facilite el descanso en verdad. Eso sí, la habitación era grande, muy grande.
Pues como decíamos, la “señorita” consideró, a modo particular, que esa habitación era la más adecuada para el descanso tranquilo y silencioso. Ante la negativa a quedarnos en aquella habitación, con la evidente contrariedad de la anfitriona, nos ofreció otra habitación en la tercera planta después de recordarnos que el hotel estaba, como no, totalmente completo lo cual hacía una excepción. Lo mejor estaba por llegar.
El hotel situado en un edificio de reciente construcción, es un alojamiento recién inaugurado, probablemente en mayo o junio, en lo que antes era un centro comercial. Se oferta como de cuatro plantas cuando en realidad tiene tres (se debieron quedar sin presupuesto), aunque al ascensor le pusieron el botón del cuarto piso, por si acaso. Las deficiencias fruto de la nueva construcción son, aún hoy, mas que manifiestas: armarios sin rematar y sin perchas, habitaciones con salidas de aire acondicionado sin rejilla, goteras fruto del sobrante de agua de la refrigeración saliendo por los rodapiés, armarios de servicios sin cerradura, colchones donde la reducción del presupuesto se hace más que evidente… etc. Esta es la descripción de la habitación 302 que nos ofrecieron en la tercera planta, (como favor excepcional), eso sí, de dimensiones cada vez más reducidas, hasta el punto de que la distancia entre los pies de la cama y la mesa de la habitación apenas dejaba 20 cm para pasar de lado a lado, había que pasar las maletas por encima de la cama. Surrealista es poco, daba la impresión que nos estuvieran castigando.
Parece lógico que en estas circunstancias (saltando por encima del charquito de agua cada vez que funcionaba el aire acondicionado) se hacía conveniente que nos cambiaran nuevamente de habitación. Para impulsar la iniciativa del personal ante la situación hubo que bajar un par de veces a recepción ya que el aviso por teléfono no les causaba reacción alguna en aras a solucionar la contingencia. Por fin, un empleado con barba, (la “señorita” ya había desaparecido de la película para siempre) evidencia la inhabitabilidad de la habitación y nos ofrece rápidamente, y de nuevo, otra habitación ante nuestra extrañeza: el hotel ¿no estaba completo? Vuelta a introducir el equipaje en las maletas y nuevo cambio de habitación, pero el “castigo” no había terminado. Situada en la misma planta (tercera), la número 308 culminaba nuestros pensamientos de que algo malo debíamos haber hecho en otra vida. Las dimensiones eran ya de “pin y pon”: tenías que sacar la silla de los pies de la cama y correr la mesa para poder pasar de un lado a otro; el baño, lo mejor. Había que subirse encima del lavabo o meterse en el hueco de la ducha para poder cerrar la puerta del baño (si es que la querías cerrar). En cualquier caso, había que cerrarla tanto si querías acceder a la ducha como sentarte en la taza a fin poder realizar tus necesidades biológicas de todo tipo (no había otra forma). Eso sí, tenía una terraza enorme, totalmente diáfana, que podría ser hasta casi cuatro veces el “maravilloso” cuarto de baño, sin una sola silla ni mesa, y con el suelo sucio de obra… Las fotos que adjuntamos os ayudarán a comprobar la veracidad de lo expuesto sin necesidad de más palabras.
Nos planteamos inquirir otra vez un cambio de habitación, pero eran las nueve de la tarde/noche, estábamos cansados del viaje desde Lisboa donde toda la mañana habíamos estado visitando el Palacio Nacional de Queluz antes de partir (no dejéis de visitarlo, precioso), habíamos desecho las maletas por dos veces y vueltas a hacer, llevábamos dos horas de trajín desde nuestra llegada al hotel y todavía sin acoplarnos, y teniendo en cuenta que el horario de cenas en Portugal es un poco más temprano que el nuestro, el español (de hecho, a las nueve y media ya no te dan de cenar en muchos sitios); consideramos quedarnos en esta última habitación e intentar, en la medida de lo posible, que nuestra estancia fuera lo menos desagradable posible dentro de que ya lo era sin remedio. También, eso ya si que no, que no nos dejaran sin cenar, lo que faltaba.
Lo único reseñable de este hotel, que defino como: un proyecto de decoración minimalista pretenciosamente moderno que se queda en un “[b]quiero y no puedo”[/u] mostrando la evidencia de que ni siquiera son capaces de disimular las visibles carencias; es que tiene parking gratuito incluido (siempre abierto ya que la puerta no debe funcionar) y una localización céntrica en Évora de fácil acceso para el visitante. Otro punto a su favor es el zumo natural en el desayuno. Eso sí, en cuanto al servicio deja bastante que desear: tienen poco personal y el que tienen no está dispuesto a prestar una buena atención[u]. En fin, circunstancias que, a veces, pueden ocurrir en los viajes y, esta vez, tuvimos la “suerte” de que nos sucediera.
A pesar de lo expuesto, nuestra opinión de los portugueses, y de Portugal, no queda en entredicho, hace tiempo que se quedaron en nuestro corazón para siempre, tanto por su superior calidad humana, en general, como por el gran país que es. Ello, a pesar de personajes como estos, que haberlos “haílos” en todas partes por desgracia.
Fusiono en el hilo de alojamiento en Alentejo _________________ España, Londres Paris Italia Grecia Bélgica Portugal Praga Chequia Budapest Bratislava Polonia Holanda Austria Alemania Croacia Escocia Alsacia Provenza Estambul Marruecos Túnez Nueva York Filadelfia Tailandia Singapur Riviera Maya, Helsinki, Laponia, Tallín, Bali, KL, Maldivas, Vietnam Perhentian.
Indiana Jones Registrado: 16-07-2010 Mensajes: 3464
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Qué pena webpla!
Precisamente valoré ese alojamiento para mi viaje, aunque finalmente descartamos Évora.
Yo sí puedo recomendar el Sever Rio Hotel en la localidad de Portagem, a los pies de Marvao. Es un hotel de paso pequeño con pocas habitaciones situado junto al río en una zona de fácil aparcamiento. El pueblo tiene bonitas vistas sobre Marvao, y la zona del río que está acondicionada para el baño y en pleno verano tiene que ser muy entretenida, aunque es muy pequeño y apenas tiene servicios. El hotel dispone de un buen restaurante y un bar con una preciosa terraza junto al río. Las habitaciones son modernas y el baño también aunque bastante pequeñas, lo que la haría incómoda para estancias de varios días y no apta para viajar con bebés (desconozco si tienen habitaciones donde quepa cuna o tercera cama). Las vistas al río no son tales porque hay árboles que tapan la vista, pero esas habitaciones tienen terraza y al menos la nuestra tenía una bonita panorámica de Marvao.
Pagamos 65 euros la noche con desayuno, más que correcto. _________________ “Somos todos griegos. Nuestras leyes, nuestra literatura, nuestra religión, nuestras artes tienen su raíz en Grecia” Percy Bysshe Shelley
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