Visitamos Frías temprano. El coche quedó aparcado en el aparcamiento que hay a la entrada del pueblo. Entramos en este por la
Calle del Mercado, dejando el
Rollo de la justicia de Frías a la derecha. Al fondo de esta calle, se encuentra señal para subir al Castillo a la izquierda o ir hacia las Casas colgadas a la derecha. Subimos para ver las Murallas, el Paseo de Ronda, la Puerta de Medina y la del Postigo, la Fuente de las Tejas, la Iglesia de San Vicente Mártir… En la Oficina de Turismo vimos que el
Castillo no abría hasta las 10.30, por lo que rodeando la Iglesia de San Vicente Mártir llegamos a un mirador. Bajamos de nuevo a la calle principal, pasando por el Ayuntamiento y desayunamos en la terracita del Bar La Roca. Subimos otra vez al Castillo, esta vez por otras callejuelas. Una vez visitado, seguimos la señal anterior para ver las
Casas colgadas desde abajo. Pero queríamos verlas en conjunto con el Castillo en el cerro de La Muela, así que volvimos al principio del pueblo, donde casi convergen la panadería y la carnicería y tomamos la BU-504 a pie hasta el
Mirador de Frías, justo encima del área de caravanas. Hay que ir con un poco de cuidado, porque es carretera y para cruzar al mirador se hace en la zona de curva (preferible hacerlo antes).
El siguiente punto fue volver a la carretera por la que llegamos a Frías para buscar la panorámica del cerro de La Muela completa, con el Castillo a un lado y las Casas Colgadas a otro. Continuamos hacia el
Puente Medieval de Frías, para atravesarlo a pie. Es una zona también que se deja querer para una foto. La zona de baño y de recreo estaba concurrida, como corresponde en un buen día de la ola de calor.
Después nos fuimos a la cercana
Tobera, para visitar sus cascadas. Dejamos el coche justo enfrente de la Ermita de Santa María de la Hoz y el pequeño puente de piedra. De espaldas a este están las señales de la rutilla de las cascadas de Tobera, que te lleva por distintos miradores y caídas de agua, el puente medieval de Tobera... Una vez llegamos a la segunda, encontramos la terraza del Bar-restaurante Entre Pozas como un refugio desde el que refrescar la garganta con los ojos puestos en la cascada. En este bar no atienden en la terraza. Entramos por la calle, no desde la poza, y pedimos abajo, para después sentarnos arriba en la terracita.
Como hoy era un día apretadillo, nos volvimos al área recreativa de Frías junto al río Ebro a su paso por el Puente Medieval y nos tomamos allí el picnic que llevábamos. Un descansito bajo la sombra antes de salir hacia Oña.
Saludos
