Hola.
Acabo de volver de Corea del Sur, en donde he pasado un par de semanas visitando el sureste del país, una zona con una apreciable riqueza natural y cultural: alberga varios parques nacionales de montaña con unos bosques caducifolios magníficos y algunas interesantes reservas de aves acuáticas, y presenta una increíble densidad de templos y monasterios budistas, muchos de ellos, antiquísimos. No es precisamente un lugar del que abunde la información, así que aquí os dejo algunos ‘apuntes instantáneos’ que espero que puedan ser de utilidad para futuros visitantes.
BUSAN
El centro neurálgico de toda aquella parte de Corea es
Busan, una ciudad de tamaño más que respetable y muy desparramada, pero por la que resulta muy fácil moverse en metro (precio del billete sencillo: 1.100 wones, si es para un trayecto corto, o 1.300 wones; hay también pases válidos para todo un día, por 3.500 wones; en todas las estaciones hay máquinas expendedoras de billetes con información e instrucciones en inglés).
Más allá de su interés como gran aglomeración urbana, dinámica y bulliciosa, y como base de partida para explorar el sureste coreano, no tiene demasiados lugares sobresalientes. Los únicos realmente imprescindibles de visitar son el templo de Beomeo (o Beomeosa, en coreano: el sufijo -
sa significa ‘templo’) y el mercado de pescado de Jagalchi:
–
Templo de Beomeo: enclavado en el monte Geumjeong, en el extremo norte de la ciudad. Se llega en metro (estación de Beomeosa, línea 1, salidas 5 o 7) y, después, autobús urbano (línea 90, cuya cabecera está a unos 200-300 m de la salida del metro; precio del billete sencillo, 1.000 wones), aunque también se puede subir paseando desde la salida del metro (son 3 km de carretera por un bosque muy majo). Entrada gratuita.
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Mercado de Jagalchi: se encuentra junto al Puerto Sur, y se llega también en metro (estación de Jagalchi, línea 1, salida 10); conviene ir a primera hora de la mañana, cuando la actividad es febril, aunque hay movimiento durante todo el día. Además de los innumerables puestos de venta de pescados, mariscos y algas –tanto en el interior del mercado como en el exterior–, que son todo un espectáculo visual, en la 2ª planta del edificio del mercado hay pequeños restaurantes y puestos de comida. Coreano a tope.
También debe de valer la pena una visita a los restos de la antigua
fortaleza de Sanseong, en el monte Geumjeong (estación de Oncheon-jang, línea 1, salida 4, y, después, autobús urbano: línea 203), de la que sólo se conserva la muralla de piedra, pero no estuve allí, así que no puedo opinar con conocimiento de causa. Y, para los aficionados a la naturaleza, la
isla de Eulsuk, en el estuario del río Nakdong (estación de Hadan, línea 1, salida 5, y, después, autobús urbano: línea 58), un santuario para las aves migratorias en mitad de una zona superindustrial y a dos pasos del aeropuerto internacional de Gimhae.
Otros lugares que, teniendo tiempo, puede merecer la pena visitar –pero que, si no, son perfectamente prescindibles– son el
mercado Gukje (en realidad, una gran área comercial) y la
Torre de Busan, en el Parque Yongdusan, desde donde se divisa una buena panorámica de todo el sur de la ciudad y del puerto (acceso, en ambos casos, desde la estación de metro de Nampo-dong, línea 1, salida 1).
Las zonas más animadas de la ciudad, con multitud de restaurantes y tiendas, son los barrios de Seomyeon/Busanjin-gu (estación de metro Seomyeon, líneas 1 y 2) y Nam-gu (estación de metro Kyungsung Univ. – Pukyong Nat’l Univ., línea 2). Son también zonas en las que se puede encontrar alojamiento decente a precios apañados, en moteles (un tipo de alojamiento muy extendido en Corea; y un tanto peculiar: los clientes suelen ser parejas locales que contratan la habitación por horas, no viajeros locales o extranjeros de ‘larga estancia’…).
Un último apunte de interés, para los más inquietos: hay un vuelo directo semanal (los lunes) desde/a Vladivostok, con Vladivostok Air. (Y también, claro, conexión diaria, directa, con Nagoya, plataforma idónea desde la que dar luego el salto hacia cualquier lugar del Extremo Oriente si estos fenómenos de Finnair siguieran manteniendo su ofertón en años sucesivos).
CERCANÍAS
Busan está circundada por una orla de grandes ciudades modernas e industriales (Ulsan, Gimhae, Changwon, Masan, Jinhae…), sin demasiados alicientes. Únicamente tiene un cierto interés
Changwon, una ciudad de nueva creación (no tiene más que 30 años), precisamente por su carácter de experimento de planificación urbana racional. Atesora, además, varios templos budistas interesantes (como los de
Ugok,
Bulgok y, sobre todo,
Seongju, todos ellos al este de la ciudad: la mejor manera de visitar los tres es contratando un taxi por un par de horas) y el museo
Casa tradicional de Changwon (entrada gratuita), así como el
embalse de Junam (al norte, se puede acceder en autobús urbano: líneas 1, 2 y 3, desde la estación de ferrocarril), un humedal importante para las aves acuáticas. Y, en
Masan, el promontorio de la
fortaleza Hoewonhyeon (acceso libre), de la que apenas se conservan restos, pero que ofrece unas vistas panorámicas soberbias sobre el conjunto de la bahía de Masan, que permiten hacerse una buena idea de la configuración típica de estas grandes ciudades costeras, levantadas en el estrecho margen de tierra llana que queda entre el mar y la falda de los cerros que dominan el paisaje del sureste coreano.
En cualquier caso, los lugares más interesantes de visitar, con mucho, en los alrededores más o menos inmediatos a Busan son la ciudad de Gyeongju y el templo de Tongdo, a mitad de camino entre ésta y aquélla.
Aunque según la información típica que se encuentra por ahí puede parecer que se trata de una especie de ‘parque temático’ del antiquísimo reino de Silla,
Gyeongju es, en realidad, una ciudad normal y corriente, de apariencia moderna, en la que, eso sí, se conservan bastantes vestigios históricos muy interesantes; principalmente, los siguientes:
– El
templo de Bulguk: queda bastante alejado del centro de la ciudad; se llega en autobús urbano (líneas 10 y 11; precio del billete sencillo, 1.500 wones) desde la terminal de autobuses interurbanos, en el centro. Precio de la entrada, 4.000 wones.
– El
complejo del palacio de Imhaejeonji y estanque Anapji: recomendable especialmente visitarlo de noche. Precio de la entrada, 1.000 wones.
– El
observatorio de Cheomseongdae, el más antiguo de Asia. Precio de la entrada, 500 wones, creo recordar.
– Los
túmulos funerarios de Daereungwon, Nodong y Noseo-dong.
Todos ellos son de visita obligada. Son igualmente de interés el
Museo Nacional y el
templo de Bunhwang, a los que también se llega en autobús urbano (líneas 10 y 11) desde el centro. Deben de ser también recomendables la
gruta Seokgul, de Seokguram, y el
monte Nam, pero no llegué a visitarlos.
Por proximidad espacial, se puede combinar la visita, por un lado, al templo de Bulguk y la gruta de Seokguram, y, por otro, a los túmulos funerarios, el observatorio de Cheomseongdae, el complejo del palacio de Imhaejeonji y el estanque Anapji, y el Museo Nacional o el templo de Bunhwang.
A Gyeongju se puede llegar en autobús interurbano desde la Terminal Este –
Dongbu– de Autobuses Interurbanos, de Busan (estación de metro de Nopo-Dong, línea 1; precio del billete, 4.000 wones por trayecto). Con un día es suficiente para ver lo más representativo de la ciudad, pero, si se dispone de algún tiempo, es preferible llegar la víspera por la tarde (y así visitar, por ejemplo, el complejo del estanque Anapji), para poder ir con más desahogo.
Al
templo de Tongdo, uno de los ‘Cinco Grandes’ templos budistas de Corea, se llega también en autobús interurbano desde la Terminal Este de Autobuses Interurbanos, de Busan. Precio de la entrada, 2.000 wones. Si su visita se combina con la de los
petroglifos de Bangudae (situados a unos 15 km al norte de Tongdo, por la Carretera Nacional 35), da prácticamente para un día entero; requiere entonces coche o taxi, no se puede ir en autobús.
"LEJANÍAS"
Ampliando el radio de acción desde Busan se accede a otra buena tanda de destinos de primera –sobre todo, los Parques Nacionales del Monte Jiri y del Monte Gaya y el templo de Haein–, tan suculentos o más que los anteriores, pero para ello hace falta ya detenerse algún tiempo en esta parte de Corea, porque quedan más a desmano y las comunicaciones no son sencillas.
Igual de moderna y de industrial que Changwon, Masan y demás, pero aún más grande y más alejada (se encuentra a unos 110 km de distancia al noroeste de Busan), es
Daegu, que debe de tener unas cuantas cosas para ver, pero hasta la que no llegué, así que no tengo información directa que aportar. Los destinos estrella de esta parte de Corea, de todas formas, no son las ciudades, sino los bosques de montaña, muy bien conservados –y en esta época del año, con un colorido otoñal esplendoroso–, y los innumerables templos budistas salpicados entre ellos.
El
Parque Nacional del Monte Gaya (o Gayasan, en coreano: el sufijo -
san significa ‘montaña’) ofrece muchas posibilidades de
trekking; la
ruta más habitual parte del templo de Haein y lleva, remontando el valle de Tosin, hasta las cimas del Sangwang o Gaya y el Chilbul (el pico más alto del Parque), aunque hay otras igualmente muy interesantes (como la que lleva también a coronar el Chilbu desde el pueblo de Baegun, por el valle de Yonggi, o la que desde el
templo de Cheongnyang lleva hasta el pueblo de Chiin-ri por el magnífico
valle de Hongnyudong, en la vertiente norte del macizo de Nam). Alojamiento: hay zonas de acampada (precio: 3.000-7.000 wones por noche) y algunos albergues y moteles en Chiin-ri y Baegun.
Mapa. (Más información,
aquí).
En el interior del Parque se encuentra el
templo de Haein, otro de los ‘Cinco Grandes’ y, en mi opinión personal e intransferible, el más destacado de los muchos existentes en esa parte de Corea. No sólo por el templo en sí, sino también por su ubicación privilegiada en las laderas boscosas del Monte Gaya. Alberga, además, un tesoro único y deslumbrante: la
Tripitaka Coreana, la colección más completa y más antigua (data del siglo XIII) del canon budista, grabado en más de 80.000 tablillas de madera. (Más información,
aquí). Precio de la entrada, 2.000 wones.
El acceso en transporte público –tanto al templo como, en general, al Parque Nacional– es complicado. No hay, que yo sepa, comunicación directa desde Busan. Hay que llegar primero en autobús interurbano (desde la Terminal Oeste –
Seobu– de Autobuses Interurbanos, de Busan: estación de metro de Sasang, línea 2, salida 3; precio del billete, 8.500 wones) o en tren hasta Daegu, para, desde allí (Terminal Oeste de Autobuses Interurbanos: estación de metro de Seongdangmot, línea 1, salida 3; precio del billete, 4.200 wones), tomar un autobús hasta Haein. Otra combinación posible desde Busan (Terminal Oeste, igualmente; precio del billete, 9.500 wones) es vía
Hapcheon. Cualquiera de ellas sólo es factible para luego invertir al menos un par de días pateándose el Gayasan, porque se te van en total unas 4 horas de viaje entre Busan y Haein. Para viajes relámpago de un solo día desde Busan, la mejor opción (aunque considerablemente más cara, claro) es contratar un coche con conductor; puede salir por alrededor de 300.000 wones.
El
Parque Nacional del Monte Jiri, el área protegida más grande y más antigua de Corea del Sur, se extiende por el monte Cheonwang (la segunda cima más alta del país) y otros picos aledaños. Es un lugar bastante agreste –fue zona de refugio de la guerrilla comunista durante la guerra de Corea, el siglo pasado–, con unos bosques montanos en tan buen estado de conservación que mantienen aún una pequeña población de oso de collar u oso negro asiático. Ofrece multitud de alicientes: desde la contemplación y el disfrute escénico de la naturaleza (especialmente, en los valles de Baemsa y Chilseon, en la vertiente norte, de Pia, Hwagye y Daeseong, en la sur, y de Daewon, en el este) o la posibilidad de
rutas muy guapas en los más de 100 km de senderos balizados de montaña que tiene el Parque (puntos de partida principales: pueblos de Saejae, al noreste, y Jungsan-ri, al sureste, para el ascenso al Cheonwang o la travesía del cordal Jung-Cheonwang-Nogodan, o cualquiera de los templos, para rutas de baja altitud, menos exigentes), hasta la visita a alguno de los templos budistas más representativos y mejor conservados de Corea (como los de
Ssanggye,
Hwaeom,
Daewon,
Chilbul y
Shilsang, sobre todo, pero también los de Naewon, Cheoneun, Beopgye y otros) o a la zona de
plantaciones de té en el
valle de Hwagye, en torno a
Hadong, en donde, cada año –a finales de mayo– se celebra el festival tradicional del té. Multitud, también, de posibilidades de alojamiento, tanto en albergues y algún hotel rural que otro en pueblos próximos como en los 9 refugios de montaña (precio: 5.000-8.000 wones por noche;
reservas) y las 10 zonas de acampada (precio: 3.000-7.000 wones por noche) existentes en el interior del Parque. Mapas: zona
este y zona
oeste. (Más información,
aquí).
Llegar en transporte público al Jirisan es igualmente complicado. La puerta de acceso al Parque es
Jinju, una ciudad situada a algo más de 100 km al oeste de Busan, hasta la que se puede llegar desde ésta por autobús (desde la Terminal Oeste de Autobuses Interurbanos; precio del billete, 6.900 wones) o tren. (Y que, por cierto, tiene algunos lugares interesantes que visitar, como la
fortaleza (
Jinjuseong) sobre el río Nam; precio de la entrada, 1.000 wones). Desde la Terminal de Autobuses Interurbanos de Jinju hay varios autobuses diarios tanto a Hadong (precio del billete, 4.300 wones), desde donde se puede alcanzar fácilmente el sector sur del Parque Nacional, como a Jungsan-ri y el templo de Daewon, en el sector oriental (precio de los billetes, entre 4.300 y 4.700 wones). Hasta los templos de Ssanggye, de Hwaeom y de Daewon se puede llegar también en autobús directo desde Busan (Terminal Oeste de Autobuses Interurbanos; duración del viaje, alrededor de 3 horas; precio de los billetes, sobre unos 11.000-12.000 wones).
Además de los bosques de montaña, hay también en esta zona sureste de Corea algunos otros parajes naturales que merece la pena visitar, como la
Laguna de Upo, el humedal interior más extenso del país, que se encuentra cerca de la ciudad de Changnyeong, a mitad de camino entre Masan y Daegu. Desde Busan (Terminal Oeste de Autobuses Interurbanos), se accede a Changnyeong, desde donde (terminal de autobuses Yonshin, cerca de la terminal de autobuses interurbanos) se llega hasta el pueblo de Sejin, donde se ubica el Centro de Interpretación de la naturaleza y se inicia el sendero autoguiado que rodea la laguna. (Más información,
aquí).
MÁS INFORMACIÓN:
General:
https://spanish.visitkorea.or.kr/spa/index.kto y
https://www.lifeinkorea.com/index.cfm?Language=English
Vocabulario básico:
https://www.101languages.net/korean/basics.html
Patrimonio histórico y cultural:
https://www.heritage.go.kr/eng/index.jsp y
https://english.cha.go.kr/
Templos budistas:
https://eng.koreatemple.net/travel/
Parques Nacionales:
https://english.knps.or.kr/