
Día 13 (19-08-24): Busán: templo Haedong Yonggungsa, barrio Haeundae y Seomyeon
Segundo día en Busán y tocaba conocer uno de los templos más emblemáticos de Corea del Sur, el Haedong Yonggungsa, encajado entre acantilados frente al mar. Como es tan conocido es altamente recomendable madrugar para hacer esta visita temprano, ya que a partir de media mañana está masificado.
Nosotros nos levantamos a las 7, desayunamos lo que habíamos comprado el día anterior y a las 8 ya estábamos en marcha.
Cómo llegar al templo Haedong Yonggungsa: desde el barrio de Seomyeon donde nos alojábamos, se toma el metro línea 2 (verde) hasta la parada Jung-dong (es la siguiente después de Haeundae), son unos 30 minutos de trayecto. En Jung-dong se sale y se toma un autobús (en nuestro caso fue el 2002) que te deja a la entrada de la calle que lleva hasta el templo (otros 30 minutos). Esto es lo que marcaba Naver como más rápido, pero hay otra alternativa: metro línea 2 hasta la parada Haeundae y allí en la salida 7 tomar el bus 181 hasta la parada del templo.
Tiempo total: incluyendo esperas entre metro y bus, etc, tardamos 1h 15 min desde el hotel a la parada de bus del templo. Os pongo los tiempos para que os hagáis una idea y lo tengáis en cuenta en la planificación, ya que en Busán no es rápido llegar de un sitio a otro.
Visitamos el templo a las 9:15h y a esa hora se estaba muy bien, sin embargo una hora más tarde ya comenzaba a estar demasiado lleno de gente, tenedlo también en cuenta (el templo abre a las 4:30 de la mañana, así que si queréis ir temprano, se puede). Supongo que por la tarde a última hora tampoco estará muy frecuentado, pero no tengo información de primera mano. Se recomienda también intentar evitar los fines de semana.

Situado al este de Busán, entre acantilados, Haedong Yonggungsa es un templo budista que fue construido en 1376 en homenaje a la diosa de la Compasión. Como en otros casos, este templo ha sido destruido y reconstruido varias veces debido a los estragos ocasionados por diversas guerras e invasiones.



En mi opinión lo más bonito de este templo y que lo diferencia del resto es su ubicación, al estar localizado a la orilla del mar tiene unas peculiaridades que no tienen otros. Sus vistas, los elaborados detalles y sus estatuas hacen que la visita merezca la pena.



Tras ver el templo y por cercanía habíamos incluido en el planning la visita al barrio Haeundae, uno de los más frecuentados por el turismo local en verano debido a su popular playa de 2 km. Qué se puede ver en Haeundae:
• Haeundae Beach: la playa, para bañarse o dar una vuelta por el paseo marítimo.
• Haeundae Traditional Market: justo detrás de la playa hay un barrio repleto de tiendas, restaurantes y alojamientos. La calle principal es Gunam-ro, también conocida como Haeundae Plaza. Desde esta calle nace el mercado tradicional donde se pueden encontrar puestos de ropa, comida y todo tipo de artículos.
• BUSAN X the SKY: se trata del segundo edificio más alto del país y tiene un mirador en la planta 100 (y un restaurante con vistas, el SKY99, en la planta 99).
En los dos extremos de la bahía también hay cosas para visitar:
• Dongbaekseom: en el lado oeste, pequeña península con un parque con diversos senderos y buenas vistas. Se encuentra aquí el Nurimaru APEC House, un antiguo palacio de congresos que se puede visitar gratis.
• Haeundae Blueline Park: en la parte este de la playa. Es un paseo que sale de Haeundae (zona de Mipo) hasta la playa de Songjeong, pasando por varios puntos de interés: el Haewol Skywalk, Cheongsapo y el Daritdol Skywalk. De Mipo a Songjeong hay 4.5 km, y hay varias opciones para hacer el recorrido:
- Andando: la opción recomendable en mi opinión.
- Sky Capsule: unas pequeñas cápsulas de colores que van por railes elevados, hacen el recorrido muy lentamente y únicamente están operativas en el tramo Mipo-Cheongsapo (la mitad más o menos) y sin paradas intermedias. Se han hecho muy famosas porque salen en miles de vídeos y fotos en instagram, pero el precio es bastante elevado teniendo en cuenta que es solo media hora de trayecto. Para mí no vale la pena, pero en caso que os interese, hay que reservar online con antelación para asegurarse tener plaza.
- Beach Train: un trenecito que va por la costa, en este caso cubre el trayecto completo entre Mipo y Songjeong. De nuevo, una guirada y bastante caro. Hay opción de un solo trayecto (si bajas en alguna parada ya no puedes volver a subir), dos trayectos o bien un pase que incluye todas las paradas.
Más información y reservas aquí: Haeundae Blueline Park
Como nosotros veníamos del templo Haedong Yonggungsa, que está más cerca de Songjeong que de Haeundae, decidimos ir en autobús hasta la playa de Songjeong y hacer la ruta en sentido contrario, Songjeong-Mipo, y una vez en Haeundae visitar el resto de cosas. En nuestro caso hicimos un tramo en Beach Train y el resto andando para poder acceder a las pasarelas sobre el mar, a posteriori lo hubiese hecho todo caminando (es perfectamente factible y el tren me pareció una turistada).
Si preferís hacer el recorrido en sentido Haeundae-Songjeong no hace falta caminar ida y vuelta, desde Songjeong hay transporte público (autobús y metro) para regresar a Haeundae o para moverse hacia otras zonas de interés.
Pues bien, ahora que ya estamos situados, vamos al lío: al acabar la visita del templo, tomamos el bus número 100 (el 181 también cubre la ruta) hasta Songjeong Beach, allí caminamos un poco hasta la parada del tren Blueline y lo tomamos en dirección a Haeundae.

Nos bajamos en la segunda parada, Daritdol Skywalk, así que no compensa porque fueron unos 2 km de trayecto lo que nos ahorramos de andar, y el paseo por la costa era agradable y llano. El Daritdol Observatory o Skywalk es una pasarela con parte del suelo de cristal transparente, que permite caminar sobre el mar.

El acceso a la pasarela es gratis, pero puede ser restringido ocasionalmente en caso de vientos fuertes o lluvia, por razones de seguridad. Este día el cielo estaba muy gris y la verdad es que las fotos salieron como salieron, pero es lo que hay (bastante suerte habíamos tenido hasta el momento).

Desde Daritdol Observatory ya seguimos andando, porque como no habíamos pagado el pase multi-parada no podíamos tomar de nuevo el tren. El siguiente punto está a 0.5 km y se trata de Cheongsapo (tiene estación de tren y también es el punto final/inicial de las Sky Capsules). Aquí aprovechamos para tomar algo fresquito en una cafetería y nos acercamos hasta un espigón con un faro. Los faros rojos también son un clásico que siempre sale en las series coreanas, no podía desaprovechar la ocasión


Desde Cheongsapo seguimos caminando por un paseo paralelo al recorrido de las cápsulas, vistas de cerca y sin filtros se ve que están más roñosas de lo que sale en el Instagram, pero es lo que tiene el salitre del mar. Había bastante gente haciendo deporte por este paseo.


A 1.1 km de Cheongsapo está Haewol Skywalk, otra pasarela sobre el mar. Según cuenta el panfleto de información, en esta sección se infiltró un barco espía de Corea del Norte en 1985 y el acceso ha estado cerrado al público durante los pasados 30 años. Recientemente Mongdol Beach (o Pebble Beach) ha sido abierta, y se puede ver la zona desde esta pasarela.



El tramo final es de 0.9 km hasta la estación de Mipo, ya en Haeundae. A lo lejos se ve el Busan X the SKY, lo vimos desde fuera pero no subimos al mirador.

Era hora de comer y nos acercamos a la zona de Haeundae market, concretamente a la arteria principal que va hacia la playa. Allí comimos en un restaurante de fideos, esta vez probamos los fideos fríos (Mul-naengmyeon), muy típicos del verano. Y cuando digo fríos, me refiero a que había literalmente cubitos de hielo flotando en el caldo

Tras la comida intentamos ir al paseo marítimo y a ver la playa, pero eran las 14h y el calor era insoportable, digno de lipotimia, así que huimos de nuevo a la zona del mercado a buscar unas bebidas fresquitas y entrar en tiendas varias para disfrutar del aire acondicionado. En ese momento se puso a llover un poco, pero duró apenas 5 minutos y nada más en el resto de la tarde.
Eso sí, con las nubes se estaba más fresquito y reprendimos nuestra ruta a pie. Primero tocaba recorrer la playa, bastante larga y bien preparada con sombrillas para que la gente no se asara como pollos. Igualmente, los coreanos van muy tapados, estén a 40 grados o no.


Desde allí nos dirigimos al extremo opuesto al Blueline Park para visitar Dongbaekseom, una islita repleta de camelias. Esta zona me gustó más que la otra, sin cápsulas, ni pasarelas, ni tanta parafernalia, pero con senderos entre la vegetación y bonitas vistas de la costa. Un paseo muy recomendable.

Entramos en el palacio de congresos Nurimaru APEC House, que es un poco frikada porque una parte la han conservado rollo museo desde que en 2005 se llevó a cabo una convención importante aquí. En cuanto al edificio, se trata de una recreación contemporánea del pabellón coreano tradicional. La terraza tiene vistas a los islotes Oryukdo y al puente Gwangandaegyo, pero no se podía acceder a ella y lo vimos desde fuera.

Desde allí y acabando de recorrer el parque nos dirigimos a la estación de metro Dongbaek, que nos quedaba más cerca que la parada Haeundae, y tomamos línea 2 verde hasta Seomyeon para dar una vuelta por el barrio de nuestro hotel.
Seomyeon es un barrio comercial muy animado, con tiendas, centros de máquinas recreativas y muchos restaurantes. También tiene otra zona más tranquila con calles y negocios normales, y un parque enorme, el Busan Citizens Park, que decidimos visitar.
Así que andamos desde la parada de metro hasta el Busan Citizens Park, que es muy grande y está muy bien cuidado, pero no tiene nada destacable. Al parecer antiguamente fue una base militar de los Estados Unidos, y los fines de semana está lleno de familias, pero en nuestro caso no vimos prácticamente a nadie, solo algún jubilado paseando. Personalmente no creo que valga la pena venir hasta aquí, es una zona verde en plena ciudad, sin más.
Tras el paseo, vuelta hacia el hotel y de camino paramos a comprar desayuno para las dos mañanas que nos quedaban allí, como teníamos zona de cocina y nevera, no había problema.
Después de una ducha reparadora, volvimos a salir para cenar, fuimos a una zona que estaba muy animada y había mucha gente joven. No está mal este barrio para alojarse, hay una parte tranquila pero a 5 minutos tienes todo tipo de restaurantes y locales, y está bien comunicado por metro.


Y poco más, tras otra intensa jornada nos retiramos ya hasta el día siguiente que seguiríamos recorriendo las distintas zonas de la extensa ciudad de Busán.