HOLANDA EN 6 DÍAS. Mucho más que Ámsterdam ✏️ Blogs de Holanda

DÍA 3.- 1 OCTUBRE 2013.

A las 7:30h ya sonó el despertador... ¡segundo MADRUGÓN del viaje! A este paso, íbamos a dormir menos durante el viaje que durante las fiestas que comenzaban la siguiente semana...

Hoy tocaba visitar Ámsterdam! Y, tal y como teníamos planificado el viaje, hoy tendríamos que recorrer todo lo más característico de la ciudad, pues posteriormente apenas tendríamos tiempo. Así pues, nos ponemos en marcha para descubrir Ámsterdam!! Para futuros viajeros, decir que es una ciudad que, aún con muchísimo que ver, se puede visitar lo principal tranquilamente en un día, pues las principales atracciones están muy cerca las unas de las otras. No obstante, creo que sería aconsejable estar al menos dos días enteros en la ciudad para empaparse y saborear el ambiente de la ciudad, realmente muy bello!

Desde el hostal, en pleno Barrio Rojo, nos ponemos en marcha hacia el punto más alejado de todo lo que queríamos visitar: nuestro plan era empezar visitando lo más 'alejado' al centro de la ciudad (entendido como Plaza Dam y alrededores) para luego irnos acercando a la zona céntrica.

Nuestra primera parada fue el Museumkwartier o Barrio de los Museos, dentro del cual se encuentran los principales museos de la ciudad (principalmente, el Rijksmuseum y el Van Gogh museum, e incluso el Museo de Heineken), así como la sala de conciertos o Concertgebouw, y el parque más famoso de la ciudad (el Vondelpark).

Decir que desde el Barrio Rojo a esta zona hay un paseo de unos 30min, por lo que es una zona que tampoco está muy alejada del centro de Ámsterdam.

Tras un paseo que, a nosotros se nos hizo muy corto, a través de diversos canales, llegamos al famoso Barrio de los Museos de Ámsterdam. Llegamos a las 9.00h puesto que a esa hora teníamos una reserva para el Van Gogh Museum (es preferible reservar desde su página web -https://tickets.vangoghmuseum.nl/activiteit- para evitar las largas colas que se forman, y de las que doy fe, pues cuando salimos del museo había una larga cola para comprar entradas).

El Van Gogh Museum se encuentra en un lateral de un cuidado espacio verde alrededor del cual se encuentran, en un extremo, la sala conciertos o Concertgebouw, y, en el otro extremo, el Rijksmuseum.

La visita al Van Gogh Museum nos llevó alrededor de dos horas. A la entrada, os solicitarán vuestros abrigos y mochilas pues hay un servicio de guardarropa gratuita (por cierto, se permiten hacer fotos, por lo que no entreguéis vuestra cámara... yo la entregué equivocado, y tuve que realizar algunas fotos con mi móvil ). Así mismo, también se puede adquirir, por un precio de 5€, una audio guía que resulta bastante útil.

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Dentro del museo podéis admirar las principales obras de este fabuloso autor:

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Tras la visita al museo, recorremos la esplanada verde que separa el Van Gogh Museum y el Concertgebouw del Rijksmuseum, delante del cual se encuentran las famosas letras de 'I AMSTERDAM', donde nos paramos a hacer las fotos de rigor.

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A continuación, nos dirigimos a disfrutar del pulmón verde de la ciudad, su parque más famoso: el Vondelpark. Está situado a escasos metros del Rijksmuseum, por lo que llegamos en apenas cinco minutos. Una vez allí, aprovechamos para descansar en el césped mientras observábamos a turistas y lugareños realizar múltiples actividades. El Vondelpark es un oasis de paz en medio de una ciudad caótica.

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Desde el Vondelpark, comenzamos a caminar hacia la 'zona centro' a través de una larga calle comercial (Leidsestraat, que es la principal calle de tiendas de moda), que comienza en una de las plazas más animadas de la ciudad: Leidseplein. Cerca de dicha plaza, justo en frente de la entrada principal al Vondelpark, se encuentra una curiosa plaza (Max Euweplein), alrededor de la cual, y atravesada por un bonito canal, se encuentra el Hard Rock Café y el casino de Ámsterdam. Además, en medio de la plaza hay un tablero gigante de ajedrez en el que los lugareños suelen echar unas partidas.

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A lo largo de este paseo, ya empezamos a observar la arquitectura propia de la ciudad. Todas las casas siguen las mismas líneas básicas. Hay dos aspectos que destacan: por un lado, todas las casas están algo inclinadas (algunas parece que se te vayan a caer encima ); por otro lado, todas las casas tienen en el tejado una especie de gancho. Esto tiene una explicación, tan sencilla como práctica:
En Ámsterdam, el precio del suelo es realmente muy elevado, por lo que la mayoría de las casas son muy estrechas (normalmente unos tres metros de frente). Consecuencia de dicho tamaño, es totalmente imposible subir determinados muebles a las casas (¿Cómo subir un sofá por una escalera tan estrecha?). La única solución es subirlo por afuera y entrarlo por las ventanas. Por eso, la pared del frente está inclinada y en arriba de todas las casas se asoma un gancho, que permite subir hasta un piano.

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Durante el camino, cruzamos varios canales, todos ellos hermosos. Llega un momento en el que ya no sabes a qué casa hacer foto... son todas igualmente bellas....

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Continuamos por Leidsestraat hasta llegar al canal más famoso de Ámsterdam: el canal Singel. Justamente a la salida de calle Leidsestraat, a la izquierda, sobre dicho canal, se encuentra otro de los puntos de visita obligada en Ámsterdam: el mercado de las flores o Bloemenmarkt. Este mercado es, desde el año 1862, no sólo un atractivo turístico, si no también el lugar preferido por los amsterdaneses para comprar flores y plantas. En dicho mercado puedes encontrar una variedad increíble de flores (entre las cuales, destacan, como podía ser de otra manera, los tulipanes), semillas de todo tipo de plantas, así como diversos artículos de jardinería, y souvenirs varios.

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Al final del Mercado de las Flores, se encuentra la Torre de la Moneda o Munttoren, que, construida a finales del s. XV, fue una de las puertas principales de la muralla medieval de Amsterdam. Desde ahí, volvimos hacia comienzo del Mercado de las Flores, en busca de un sitio para comer. El sitio elegido fue "Vlaams Friteshuis Vleminckx" (situada en Voetboogstraat 31-33). En este lugar se jactan de hacer, desde 1957, las mejores patatas fritas de Ámsterdam. Es una muy buena opción para comer: con un cartucho es suficiente para comer, sólo cuestan 2'70€, y hay una gran variedad de salsas para elegir.

mmmmmm
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En un lateral de la calle, a escasos metros de la tienda de patatas fritas, nos llamó la atención lo que parecía ser una antigua puerta y una gran escultura sobre ella...

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(puede parecer una tontería, pero a dos estudiantes de Derecho nos llamó la atención )

...se trataba de la antigua puerta a una prisión (actualmente es la entrada a un centro comercial). La prisión, denominada 'Rasphuis', se considera una evolución: fue la primera en la que los criminales fueron tratados con una ligera idea de "rehabilitación" (aunque fuera con trabajos forzados). Si a alguien le interesa, http://www.ducsamsterdam.net/foto-do-dia-castigatio-antiga-entrada-da-prisao-de-amsterdam/ .

En este punto del día, nuestra idea era bajar por el canal Singel hasta llegar a la altura donde se encuentra una de las principales iglesias de la ciudad: la Westerkerk. Durante el camino por el canal, nos topamos con otra iglesia que, a pesar de no destacar por su exterior, esconde un interior espléndido. Además, está decorada por diversas flores frescas que desprenden un aroma muy dulce y hacen de la Iglesia algo especial. La Iglesia es De Krijtberg y está muy cerca del Mercado de las Flores.

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Durante el paseo por el canal Singel no te cansas de ver casas con la típica arquitectura de Ámsterdam y muy bellas. También, sientes el ambiente de Ámsterdam... y ves alguna que otra peculiaridad...
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... ¿Qué se habrán fumado?

Y por fin llegamos a la Westerkerk, una iglesia de estilo renacentista con un interior bastante austero y que destaca por su torre, de 85 metros de altura, y donde se alberga una pequeña campana de unas siete toneladitas de peso.

Llegamos justo a tiempo para realizar la visita guiada a la torre (creo recordar que cuesta 6€), pues cerraba a las 15h y eran las 14.30h (la torre sólo abre de abril a octubre, de 11:00 a 15:00).

El interior de la iglesia es austero y realmente no merece mucho la pena. No obstante, la subida a la torre considero que es algo imprescindible en Ámsterdam. ¡¡Las vistas son inmejorables!!

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Como curiosidad, ¿a qué no adivináis que era lo que coronaba la Iglesia? Exactamente, una Corona. Es increíble el cariño a la monarquía en este país

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Aprovechamos para hacer varias fotos al exterior de la Iglesia y para recorrer varios canales de la zona, los cuales volveríamos a recorrer con más calma durante los dos siguientes días.

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Otro punto que consideramos de visita obligada en Ámsterdam es la Casa de Anna Frank, la cual se encuentra en una de las esquinas que rodean la Iglesia. No obstante, su visita la pospondríamos para el día siguiente, puesto que ya la habíamos reservado para evitar hacer fila.

Así pues, continuamos con el recorrido previsto: tocaba poner marcha hacia el Begijnhof, otro punto de visita obligatoria.

El Begijnhof se encuentra a solo unos pasos de la animada Plaza Spui. En pleno centro de la ciudad, en el epicentro del caos de la ciudad, se encuentra un verdadero remanso de paz y tranquilidad, en el cual encontraréis un silencio sin igual. El Begijnhof es un conjunto de elegantes casas, fundado en 1346 para albergar a una hermandad femenina católica laica: las beguinas.

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Además, en el número 34 de este bonito vecindario se encuentra la casa más antigua de Ámsterdam (principios del siglo XVI). Es una de las dos únicas casas que quedan en la ciudad con fachada de madera.

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Desde la plaza Spui, muy animada, dimos media vuelta y nos dirigimos hacia la Plaza Dam. Por el camino, a través de la Spuistraat, vimos las casas okupas de Ámsterdam, situadas en los números 250 y 270. Al final de la calle, das a parar a la parte de atrás del Palacio Real (situado en la Plaza Dam). Justo en frente está el Magna Plaza, un gran edificio de fachada gótica que albergó durante años la Oficina Central de Correos y que a día de hoy es un centro comercial de lujo. Es un centro comercial espectacular.

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A continuación, fuimos a la Plaza Dam, el centro de la ciudad. Alrededor de la plaza se encuentran, como edificios interesantes, el Palacio Real, la Iglesia Nueva o Nieuwe Kerk, y el Museo Madame Tussaud. La plaza está coronada por un monumento en recuerdo de los caídos en la Segunda Guerra Mundial y que, con todo el respeto del mundo, es feo hasta decir basta.

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Como curiosidad, a escasos metros de la plaza, en Warmoesstraat 141, se encuentra una de esas tiendas que únicamente te puedes encontrar en Ámsterdam: la "condomerie". Una tienda de condones en la que tienes una variedad inmensa...

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A estas horas ya estaba anocheciendo y, como no, decidimos acercarnos hasta nuestro hostal a descansar un poco y, de paso, volver a recorrer el barrio más famoso de Ámsterdam. Además, esa noche había partido de Championsh -jugaba el Ajax contra el Milán-, y os podéis imaginar el ambiente que había por la calle (y concretamente en el Barrio Rojo). Diversión asegurada.

Por cierto, a estas alturas nos percatamos de unas curiosas vallas que se encontraban en las viviendas situadas en la misma calle de nuestro hostal. Se requiere un ejercicio de agudeza visual, pero creo que describen perfectamente la profesión de nuestras 'compañeras' de calle...

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Y el día de hoy ya llegaba a su fin. Una cena en un local mexicano de la zona, unas cervezas y a descansar, que mañana será un día ajetreado...

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DÍA 4.- 2 OCTUBRE 2013.


Y... ¡tercer MADRUGÓN del viaje! A las 7.30h aúpa!!

Tras un rico desayuno cristiano nos dirigimos hacia la estación de trenes para comenzar el tour de hoy. Teníamos previsto visitar algunos de los pueblos más pintorescos que se encuentras a escasos kilómetros de Ámsterdam. Además, teníamos que estar de vuelta en la ciudad antes de las 19h, porque teníamos reservada la visita a la casa de Anna Frank (a las 19.40h).

Es decir, tocaba día ajetreado y había que ponerse en marcha con energía!

Aprovechando que teníamos que ir a la estación, decidimos cruzar (pues nos pillaba de paso) el Barrio Chino, que, básicamente, es una gran calle llena de restaurantes y negocios orientales que comienza en la plaza De Waag y que terminaba, como no, en el canal principal del Barrio Rojo .

En la plaza Nieuwmarkt destaca el De Waag o 'El Peso', una antigua puerta medieval de la ciudad que hoy en día es un destacado restaurante.

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En el Barrio Chino, lo más destacable es el Templo budista de Zeedijk, el más grande de Europa.

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Tras un agradable paseo de unos quince minutos, llegamos a la estación principal de Ámsterdam, la cual merece un comentario aparte. Es un edificio impresionante que bien merece ser considerado un atractivo turístico más de la ciudad. Una imagen habla por sí sola:

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Una vez en la estación, compramos los billetes de tren a Zaanse Schans. Nosotros los compramos en las máquinas que hay en la entrada, por un precio de unos 5€ ida y vuelta (ser previsores y llevar la tarjeta de crédito encima, porque creo recordar que no aceptaba ni billetes ni monedas -y en diversas taquillas para dejar las maletas pasaba igual-).

El trayecto en tren se hace bastante corto, en unos veinte minutos ya estábamos en el pueblo (¡ojo! estar atentos a las paradas, para el pueblo la más cercana es Koog Zaandijk). Desde la estación hasta el pueblo hay que dar un paseo de unos quince minutos que no tiene desperdicio alguno: da igual que no tengas plano, tienes que seguir a la masa de turistas y llegas al pueblo (vamos, que no te pierdes ni queriendo). El pueblo en sí, o la zona turística al menos, se encuentra a la otra orilla de un río, a la cual accedes atravesando un moderno puente.

ZAANSE SCHANS es un pueblo muy turístico en el cual, a través de diversas obras, han recreado a la perfección el ambiente del típico pueblo holandés de los siglos XVII y XVIII. Se trata de una aldea rural en la que el principal atractivo paisajístico son los molinos de viento, situados junto al río.

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Una vez cruzado el puente, comienzas a conocer un pueblo encantador cuidado hasta el más mínimo detalle.

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La verdad es que el pueblo es de lo más bonito de Ámsterdam. La única pega que le podría poner es que no deja de ser un "decorado" creado artificialmente de cara a los turistas. No obstante, en cuanto a belleza, es difícilmente mejorable.

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En el pueblo se respira mucha tranquilidad y, por si fuera poco, todo el pueblo en sí, o eso me pareció a mí, olía a chocolate caliente. ¡Lo que nos faltaba! Evidentemente, no nos pudimos resistir y ese día almorzamos una especie de crepe con chocolate y caramelo que estaba deliciosa...

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Evidentemente, y como en toda Holanda, no podían faltas las referencias a los zuecos...

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...y tampoco podía faltar una gran tienda de quesos típicos...

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Para finalizar nuestra visita a este pueblo, nos pusimos en marcha para ver los grandes molinos de viento, que son los que dan la fama que se merece a este pueblo. Del paseo que dimos, pudimos hacer fotos como éstas. Hablan por sí solas:

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Y tras ese paseo, volvimos a la estación de trenes y de vuelta para Ámsterdam. Unas tres horas fueron suficientes para descubrir Zaanse Schans. Una vez en la estación central de la capital, nos dirigimos a la parte trasera (donde se localiza la estación de autobuses) y compramos el 'WATERLAND TICKET': es la mejor opción para visitar los pueblos de la zona (en nuestro caso, Edam, Volendam y Marken), ya que, por 10€, puedes subir y bajar de todos los autobuses que hacen esa ruta durante todo el día.

Llegamos justo a tiempo, y no tuvimos que esperar nada para coger el primer autobús rumbo a Edam (bus número 118). Decidimos visitar primero Edam puesto que es el pueblo más alejado de los tres. De Edam iríamos a Volendam; de Volendam a Marken; y de Marken a Ámsterdam.

Fue un trayecto de unos 40 min (y en un bus con wifi y todo... una herramienta imprescindible para ir subiendo fotos a Instagram para los que somos aficionados a ello jejeje).

A la llegada a Edam, preguntamos cómo ir a la zona 'céntrica, y para allá que nos fuimos. Edam es un pueblo típicamente holandés, muy bonito y cuidado. Pero, a pesar de esa belleza, no es un pueblo tan turístico como otros (no vimos a ningún turista en el pueblo ).

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Edam es otro remanso de paz y tranquilidad. Nos dedicamos a pasear sin un rumbo fijo, y a disfrutar de cada esquina de este pueblo. Además, aprovechamos y compramos en una tienda en frente del Ayuntamiento un poco del famoso queso de Edam, acompañado de una sabrosa mostaza (por cierto, para interesados en comprar mostaza, tener cuidado con el tamaño del bote porque igual os da problemas en el aeropuerto... ).

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Unas bicicletas discretitas por Edam.

Y como ya era la hora de la comida, aprovechamos y por tan sólo 6€ comimos una rica hamburguesa acompañada de patatas fritas, más bebida.

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Después de comer, emprendimos el camino de vuelta a la estación de autobuses. Esta vez pasamos por un camino distinto, paseando al lado de un río y unos puentes típicamente holandeses.

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En la estación no tuvimos que esperar ni cinco minutos para coger el autobús número 110, que nos llevaría a nuestro siguiente destino: VOLENDAM.

En unos quince minutos ya habíamos llegado a Volendam. El autobús te deja justo enfrente de la oficina de turismo, así que esa es la primera parada obligatoria en este pueblo. En la oficina te proporcionan un mapa y una guía del pueblo, que ofrece un posible recorrido turístico.

Volendam es un pueblo costero, típicamente holandés también, pero mucho más turístico que Edam. Aquí hay turistas por todas partes y se ve claramente cómo el pueblo se ha volcado con el turismo.

Desde la oficina de turismo fuimos dirección al puerto de Volendam, que es el centro turístico del pueblo...

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Es una delicia pasear tranquilamente por el puerto de Volendam. Además, estarás acompañado de cientos y cientos de gaviotas, están por todas partes!! Las gaviotas harán aún más delicioso el paseo por el puerto... a no ser que les tengas pánico, en cuyo caso no lo pasarás bien... y, si el que tiene pánico es tu amigo, te lo pasarás mejor que bien

A lo largo del puerto hay diversos puestos de comida tradicional de la zona. Por ejemplo:

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A continuación, decidimos descubrir un poco el pueblo en sí, más allá del puerto.

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Y después de visitar Volendam, decidimos poner rumbo al último pueblo del día: MARKEN. Marken es otro pueblo costero, situado en una península (antiguamente, una isla) unida al continente mediante un dique fijo. Para ir a Marken desde Volendam tenéis dos opciones: en autobús (incluido en el Waterland Ticket, pero hay que hacer transbordo) o en barco (directamente, en un trayecto de una media hora, desde Volendam). Nosotros decantamos por el barco ya que, a pesar de que su precio no está incluido en el Waterland Ticket, pensamos que la experiencia merecería la pena. Y así fue: yo recomiendo ir en barco. El viaje se hace muy ameno y las vistas, tanto de Volendam como de Marken, son las mejores. Además, durante todo el trayecto las gaviotas perseguirán al barco, por lo que os lo pasaréis bien (si, además, lleváis unas migajas de pan o algo por el estilo, aún mejor ).

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Tras una media hora de viaje, llegamos a MARKEN... y con las gaviotas aún detrás nuestro!!

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Marken es el pueblo más pequeñito de los tres, pero tiene el mismo encanto que los anteriores. Nosotros lo vimos en unos 40min, no más, entre otras cosas porque teníamos que estar a las 19h en Ámsterdam para ir a visitar la casa de Anna Frank... Así, nos decidimos a recorrer Marken:

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El sol ya se iba...

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....y nosotros volvíamos a Ámsterdam.

Una media de hora de trayecto en el bus número 311 y llegamos a la estación central de Ámsterdam. Eran las 19.10h y a las 19.40 teníamos reservada la visita a la casa de Anna Frank. ¡Así que hacia allá que nos vamos! Al final llegamos justos de tiempo pero conseguimos entrar. La casa de Anna Frank nos pareció una visita obligada en Ámsterdam, y realmente es emocionante estar en esa casa una vez que sabes la historia de lo que ocurrió ahí. Cada vez que dabas un paso y sentías como crujía la madera se te ponían los pelos de punta...

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Después de esta visita, nos fuimos a cenar (otra hamburguesa más, para variar...) y aprovechamos que esta noche era la última en Ámsterdam para realizar algunas fotos nocturnas... Aquí os dejo algunas:

Canales:
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El Palacio Real:

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El famoso Magere Brug:

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Y, tras unas últimas cervezas obligatorias, nos fuimos ya a descansar al hostal. Mañana tocaría visitar Haarlem y Utrecht, y despedirnos hasta otra vez de Ámsterdam y de Holanda...

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DÍA 5.- 3 OCTUBRE 2013.


¡Cuarto MADRUGÓN del viaje! Hoy era nuestro último día en Holanda Y teníamos que aprovecharlo al máximo!! Teníamos previsto visitar el pueblo de Haarlem, volver a Ámsterdam para terminar de exprimir la ciudad, visitar Utrecht y volver hacia Bélgica, a pasar la noche en Amberes (puesto que al día siguiente cogeríamos un vuelo desde Charleroi hasta nuestra Zaragoza natal).

Así que, ¿quién dijo miedo? Otro buen desayuno cristiano, y ¡vamos allá!

De nuevo, otra vez camino a la estación principal de Ámsterdam, que quedaba a tan sólo unos diez minutos a pie de nuestro hostal. Una vez allí, cogimos el primer tren con dirección HAARLEM. El trayecto duró unos veinte minutos y a eso de las 9.00 horas ya estábamos comenzando la primera visita del día.

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Haarlem es una pequeña ciudad holandesa situada al oeste del país, a unos 25 kilómetros de Ámsterdam. Es una ciudad que mantiene, como tantas otros, el encanto típico de este país, y que bien se merece una visita. Además, al no ser muy grande, se puede recorrer en unas pocas horas.

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Desde la estación hay un paseo de unos quince minutos hasta llegar a la elegante plaza principal o 'Grote Markt' de Haarlem, en la cual se levantan los principales atractivos turísticos de la ciudad: su Ayuntamiento o 'Stadhuis' y la Iglesia de San Bavón. Ambos están situados en los laterales de la plaza principal, en mitad de la cual también se levanta una estatua en honor a Laurens Jansz Koster (quien, según mantienen en Haarlem, inventó una máquina de impresión con anterioridad a Gutenberg).

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El símbolo de la ciudad es la Iglesia de San Bavón. En mi caso, ha sido sin ninguna duda la Iglesia que más me ha impresionado de toda Holanda, tanto por su exterior como por su interior, majestuosa en todos los sentidos. Tiene unas dimensiones enormes y en su interior guarda una joya:...

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...el que, según dicen, es el mejor y más grande órgano del mundo. Fue construido por Christian Muller y Jan Var Logteren entre 1735 y 1738 y cuenta con 30 metros de altura y 5068 pipas. En este órgano han tocado algunos de los mejores músicos de la historia, tales como Mozart (y a los 10 años de edad... este chaval nunca dejará de sorprenderme... ). En fin, un órgano ¡IMPRESIONANTE!

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Sólo por la Iglesia y la joya que aguarda en su interior ya merece hacer una visita a Haarlem. Pero, además, en esta ciudad también podemos pasear tranquilamente por cuidados canales, atravesados por elegantes puentes y rodeados de las típicas casas holandesas, e incluso por algún molino de viento

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En fin, Haarlem fue una ciudad que nos sorprendió muy gratamente, debido quizás a que tampoco esperábamos que después de todas las ciudades que habíamos visitado nos sorprendiera tanto. Aconsejo abiertamente que, si tenéis posibilidad, no dejéis de recorrer sus calles.

Unas tres horas fueron suficiente para descubrir Haarlem y cogimos un nuevo tren para regresar a ÁMSTERDAM. Por la tarde teníamos pensado visitar Utrecht y, como aún era temprano (alrededor de las 12h), decidimos acabar de visitar lo que nos faltaba de Ámsterdam y disfrutar hasta el último minuto de esta fantástica ciudad.

La primera visita que realizamos nada más llegar a Ámsterdam fue la Basílica de San Nicolás (Sint Nicolaaskerk), que se encuentra a escasos metros de la estación. Su construcción se terminó en 1887 y es la principal iglesia católica de la ciudad. Su interior nos pareció demasiado 'lúgubre', pero tiene su encanto.

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Nuestra siguiente parada fue, después de reponer fuerzas...

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...la Iglesia Vieja o 'Oude Kerk'. Esta iglesia de estilo gótico es el edificio más antiguo de la ciudad, pues data de 1302. Está situada en el corazón del Barrio Rojo y por la noche las vitrinas que rodean la Iglesia proporcionan una iluminación 'peculiar'.

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En su interior, destaca el enorme techo abovedado de madera, las grandes vidrieras y su órgano mayor (no tanto como el de Haarlem, pero bonito también).

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Además, en torno a esta iglesia llaman la atención dos cosas, y las dos se encuentran en el exterior y están relacionadas con el Barrio Rojo:

- Por un lado, en una de las baldosas de acceso a la puerta de la iglesia se encuentra una escultura que representa una mano tocando un pecho femenino (según nos explicaron, se colocó como burla hacia la Iglesia, ya que ésta incitaba a los marineros a desfogarse con las chicas del Barrio Rojo, siendo que luego aprovechaban para venderles por un módico precio un documento que les exoneraba del pecado cometido.... vamos, que el que se merecía la placa era el párroco de la Iglesia, ¡menuda mente brillante! ).

- Por otro lado, en un lateral de la Iglesia se encuentra un monumento a las prostitutas (curioso, al menos...)

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Además, al lado de la Iglesia, en Oudezijds Voorburgwal 132, se encuentra el coffe-shop más antiguo de la ciudad: "The Bulldog". Como curiosidad está bien, ya que nosotros no entramos (chicos sanos ante todo ).

Después de estas visitas, nos quedaban aún unas tres horas libres por Ámsterdam. ¿Qué hacer? Decidimos dar una última vuelta por los canales más distinguidos de la ciudad, los cuales habíamos visto muy por encima. Así, nos dirigimos hacia los canales más importantes: Prinsengracht, Keizersgratch y Herengracht. Nada mejor para despedirse de la ciudad que un paseo admirando estos canales...

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...llegamos hasta la Westerkerk otra vez...

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...y nos detuvimos a observar las famosas 'casas flotantes' que abundan por esta zona, así como a dar una vuelta por el barrio Jordaan -quizás el barrio que mejor representa el Ámsterdam de la libertad y el respeto, repleto de galerías de arte, tiendas, cafés y restaurantes…-...

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Y, después de este paseo, de hacer las últimas compras y de colocar a Ámsterdam en mi 'top five' de ciudades europeas, dimos por terminada nuestra visita a la bella capital holandesa. Nos dirigimos al hostal a recoger las maletas y nos ponemos en marcha hacia la última ciudad que visitaríamos en Holanda: UTRECHT.

El trayecto en tren dura poco puesto que Utrecht se encuentra a escasos 40 km de Ámsterdam. A la llegada a la estación de Utrecht, lo primero fue dejar las maletas en las taquillas. Y, lo segundo, fue seguramente la tarea más difícil de todo el viaje. ¡¡No he visto una estación más gigantesca y laberíntica en mi vida!! Virgencica del Pilar, si no tardamos media hora en salir de la estación, ni bien ni mal. Además, la estación está anexa a un centro comercial el cual tienes que atravesar sí o sí para salir en dirección al centro de la ciudad.

Bueno, pues después de media hora andando por la estación y el centro comercial en busca de la bienaventurada salida, por fin vimos la luz al final del túnel, digo la salida...

Lo primero en Utrecht fue encontrar algún local para comer. Al final, comimos un kebab en un turco que se encontraba en Elisabethstraat, que resultó ser la principal calle comercial de la ciudad, y la que nos llevaba directos a la famosa torre de Utrecht (¡olé por nuestra orientación! ).

Después de comer nos dirigimos a la oficina de turismo de la ciudad, que se encuentra justo en un lateral de la plaza Dom. Ahí nos explican que las dos visitas imprescindibles de la ciudad son: la torre Dom (la más alta de los Países Bajos, con 120 metros de altura) y el claustro de la Iglesia Dom. Tras lo cual nos dicen que tanto la torre como la iglesia cierran a las 17h y que son las 17.30h. A día de hoy, de lo que más me arrepiento es de no tener una foto de las caras que se nos quedaron en ese momento

Así que nos teníamos que conformar con ver tanto la torre como la iglesia por fuera, que tampoco está mal. La verdad es que la torre es impresionante e impone lo suyo (casi me alegre de no haber subido a lo alto de semejante torre, ¡menudo palizón!).

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En la misma plaza Dom también se encontraba el edificio de la Universidad.

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Una vez visto lo anterior, nos dedicamos a pasear y descansar alrededor del canal principal que cruza Utrecht: Oudegracht, alrededor del cual hay multitud de bares y restaurantes.

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Después de todo esto, decidimos volver a la estación, pues nos esperaba un viajecito algo complejo hasta AMBERES, ya en Bélgica, donde pasaríamos la noche por motivos de cercanía.

En primer lugar, tuvimos que atravesar oooootra vez el enorme centro comercial anexo a la estación y coger un tren con destino Rotterdam (en unos treinta minutos, creo recordar, llegamos). Y, en segunda lugar, una vez en Rotterdam, teníamos que coger otro tren con destino Amberes. El tren resultó ser un internacional que también pasaba por Bruselas y cuyo destino final era París.

Al final, llegamos a Amberes ya de noche, sobre las 21h más o menos. Como ya dije anteriormente, elegimos Amberes para pasar la noche porque nuestro vuelo salía al día siguiente de Charleroi (Bélgica) y preferíamos estar lo más cerca posible para evitar contratiempos de última hora.

El lugar elegido para pasar la noche fue, por primera vez y sin que sirve de precedente, un hotel. El "Hotel Ibis Styles Antwerpen City Center", situado a escasos metros de la estación principal de trenes. Por 70€ la habitación, desayuno incluido, pasamos la noche.

Como yo ya había visitado Amberes en un viaje a Bélgica realizado en 2012, intenté que mi amigo pudiera ver lo principal de la ciudad, aunque fuera sólo de noche. Así, y tras desayunar en un McDonald's cercano a la estación, caminamos en dirección a la 'Grote Markt' para poder ver la iluminación del Ayuntamiento y la Catedral de la ciudad. Después de dar un paseo y acudir hasta el puerto, uno de los más importantes del mundo.

Tras ese tour 'exprés' por el Amberes nocturno, nos dirigimos al hostal porque estábamos, como os podéis imaginar, cansados no, lo siguiente....

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