Tras levantarnos pronto para desayunar, cogimos los bártulos y decidimos ponernos de camino a la Estación de Paddington allí teniamos que pillar un tren hacia Swindon para poder llegar a nuestra meta que era Avebury.
En la estación de tren tuvimos que esperar un poco más de la cuenta porque venían todos los trenes retrasados, pero tampoco fue un retraso descomunal, sino que fue solamente de tres cuartos de hora. Tuvimos casi dos horas de camino hasta la estación de Swindon. La verdad menos mal que había una madre con sus dos hijos que también se bajaba con nosotros, porque nunca había visto esa manera de abrir las puertas del tren.
Resulta que para abrir desde dentro teniamos que bajar la ventanilla y abrir la manilla desde fuera, nos entró la risa, porque nunca nos hubieramos imaginado que se abría así, y si no llega a ser por esa mujer y sus hijos a día de hoy vagariamos en el tren todavía,ja, ja, ja,...
Una vez llegamos a la estación de tren fuimos a la estación de autobuses pra poder llegar a Avebury. Estaba a menos de dos manzanas de la estación de tren. El único problema que tuvimos allí fue que no sabíamos a ciencia cierta cual era nuestro autobús, porque tenía entendido que era uno pero no me salían los calculos una vez llegamos allí. Todo hay que decirlo que la gente fue muy simpática y enseguida nos dijeron cual era el nuestro.
Nos subimos a él de las primeras para no perdérnos nada y le comentamos al conductor que no sabíamos donde teníamos que parar ( ya que el recorrido era de casi una hora y no sabíamos cierto cuando sería nuestra parada), pero el señor muy amable nos dijo que nos sentáramos al lado de él, y él nos avisaría al llegar a nuestra parada que era el Pub Red Lion.
El camino fue una maravilla de prados verdes entre pueblo y pueblo, y nada que decir que cuando entramos a Avebury no hizo falta que nos avisaran porque era como entrar en otro mundo; piedras gigantas al lado de las casas, y la gente paseando alrededor de ellas.
Nada más bajarnos del autobús nos quedamos absortas mirando el paisaje pequeñas casitas de cuentos de hadas rodeadas de enormes dólmenes. Tras reponernos de la belleza del paisaje decidimos ir a la oficina de información y turismo, que se encuentra en una pequeña iglesia del siglo XV con sus lápidas a la entrada, y el mobiliario original en el interior.
Una vez dentro compramos unos mapas que explicaban la ubicación, cosa que ya se podía ver, pero nos explicaba cada piedra que representaba y los nombres que le habían puesto y por qué.
La importancia de estos dólmenes es, que encontramos hoy en día en pie 98 menhires de entre 3 y 6 metros de altura, y que su peso medio oscila entre las 20 tonelas, sin contar que hay varias que llegan a las 50 toneladas. Datan del 2800 al 2400 a.C. se considera más antiguo que Stonehenge
El conjunto de piedras abarca 248 metros de diámetro. Lo más curioso que podemos observar es que en torno al anillo de piedras se levantó un terraplén de 5, 5 metros de altura, y un foso de ebtre 6 y 9 metros de profundidad. Era una cosa bastante curiosa, y la verdad es que entraban ganas de revolvarse como hacian los niños que rodaban hacia abajo por el terraplén.
Decidimos ponernos a inspeccionar cada una de las piedras y pasearnos entre ellas; la verdad es que era una gozada porque no había casi gente. Cómo no es una excursión organizada la gente debe de ir por su cuenta, y supongo que eso a más de uno le para antes de ir. Yo por mi parte no me arrepiento de haber ido.
Cuando subimos a uno de los terraplens que había decidimos acercarnos para ver un poco más de cerca Silbury Hill. Tan sólo había un problema y es que se encontraba a 15 kms de distancia, pero decidimos hacer camino y llegar hasta donde pudieramos, y nunca mejor dicho porque para llegar hasta la colina teniamos que meternos por los campos, y llegó un momento que había una zona cercada y decidimos no ir más allá.
Silbury Hill es una de las mayores colinas artificiales de Europa con un tamaño similar a la menor de las pirámides egipcias. La cima consiste en una planicie de 30 metros de diámetro, tiene una altura de 40 metros, y un diámetro total de 165 metros.
A la vuelta de ver la colina decidimos comer en un restaurante que había, que la verdad es de los pocos días que comimos comida de verdad, aunque de la suya propiamente dicha. Y tras eso seguimos nuestro recorrido por el pueblo. Era espectacular no nos habriamos marchado, transmitía un algo diferente, tenía unas vibraciones, que todo el que va allí las nota.
Cuando terminamos de visitar el círculo completo, fuimos a visitar el pueblicito, y estuvimos entretenidas mirando su fantástica iglesia.
Cuando terminamos, auqnue no deseabamos marcharnos, tuvimos que ir a pillar el autobús al Pub Red Lion, y comenzamos el camino de vuelta a Londres.
Una vez llegamos a Londres paseamos alrededor de Paddington por Eastbourne Terrace y luego bajando por Bishop's Bridge Road continuando por Westbourne Grove y terminando en Pembridge Villas hasta llegar a la parada de metro de Notting Hill Gate. Una vez llegamos al hotel dejamos los trastos y nos fuimos a buscar la cena, para cenar tranquilamente en la habitación viendo una película, y descansar un poco para la excursión del día siguiente.
En la estación de tren tuvimos que esperar un poco más de la cuenta porque venían todos los trenes retrasados, pero tampoco fue un retraso descomunal, sino que fue solamente de tres cuartos de hora. Tuvimos casi dos horas de camino hasta la estación de Swindon. La verdad menos mal que había una madre con sus dos hijos que también se bajaba con nosotros, porque nunca había visto esa manera de abrir las puertas del tren.
Resulta que para abrir desde dentro teniamos que bajar la ventanilla y abrir la manilla desde fuera, nos entró la risa, porque nunca nos hubieramos imaginado que se abría así, y si no llega a ser por esa mujer y sus hijos a día de hoy vagariamos en el tren todavía,ja, ja, ja,...
Una vez llegamos a la estación de tren fuimos a la estación de autobuses pra poder llegar a Avebury. Estaba a menos de dos manzanas de la estación de tren. El único problema que tuvimos allí fue que no sabíamos a ciencia cierta cual era nuestro autobús, porque tenía entendido que era uno pero no me salían los calculos una vez llegamos allí. Todo hay que decirlo que la gente fue muy simpática y enseguida nos dijeron cual era el nuestro.
Nos subimos a él de las primeras para no perdérnos nada y le comentamos al conductor que no sabíamos donde teníamos que parar ( ya que el recorrido era de casi una hora y no sabíamos cierto cuando sería nuestra parada), pero el señor muy amable nos dijo que nos sentáramos al lado de él, y él nos avisaría al llegar a nuestra parada que era el Pub Red Lion.
El camino fue una maravilla de prados verdes entre pueblo y pueblo, y nada que decir que cuando entramos a Avebury no hizo falta que nos avisaran porque era como entrar en otro mundo; piedras gigantas al lado de las casas, y la gente paseando alrededor de ellas.
Nada más bajarnos del autobús nos quedamos absortas mirando el paisaje pequeñas casitas de cuentos de hadas rodeadas de enormes dólmenes. Tras reponernos de la belleza del paisaje decidimos ir a la oficina de información y turismo, que se encuentra en una pequeña iglesia del siglo XV con sus lápidas a la entrada, y el mobiliario original en el interior.
Una vez dentro compramos unos mapas que explicaban la ubicación, cosa que ya se podía ver, pero nos explicaba cada piedra que representaba y los nombres que le habían puesto y por qué.
La importancia de estos dólmenes es, que encontramos hoy en día en pie 98 menhires de entre 3 y 6 metros de altura, y que su peso medio oscila entre las 20 tonelas, sin contar que hay varias que llegan a las 50 toneladas. Datan del 2800 al 2400 a.C. se considera más antiguo que Stonehenge
El conjunto de piedras abarca 248 metros de diámetro. Lo más curioso que podemos observar es que en torno al anillo de piedras se levantó un terraplén de 5, 5 metros de altura, y un foso de ebtre 6 y 9 metros de profundidad. Era una cosa bastante curiosa, y la verdad es que entraban ganas de revolvarse como hacian los niños que rodaban hacia abajo por el terraplén.
Decidimos ponernos a inspeccionar cada una de las piedras y pasearnos entre ellas; la verdad es que era una gozada porque no había casi gente. Cómo no es una excursión organizada la gente debe de ir por su cuenta, y supongo que eso a más de uno le para antes de ir. Yo por mi parte no me arrepiento de haber ido.
Cuando subimos a uno de los terraplens que había decidimos acercarnos para ver un poco más de cerca Silbury Hill. Tan sólo había un problema y es que se encontraba a 15 kms de distancia, pero decidimos hacer camino y llegar hasta donde pudieramos, y nunca mejor dicho porque para llegar hasta la colina teniamos que meternos por los campos, y llegó un momento que había una zona cercada y decidimos no ir más allá.
Silbury Hill es una de las mayores colinas artificiales de Europa con un tamaño similar a la menor de las pirámides egipcias. La cima consiste en una planicie de 30 metros de diámetro, tiene una altura de 40 metros, y un diámetro total de 165 metros.
A la vuelta de ver la colina decidimos comer en un restaurante que había, que la verdad es de los pocos días que comimos comida de verdad, aunque de la suya propiamente dicha. Y tras eso seguimos nuestro recorrido por el pueblo. Era espectacular no nos habriamos marchado, transmitía un algo diferente, tenía unas vibraciones, que todo el que va allí las nota.
Cuando terminamos de visitar el círculo completo, fuimos a visitar el pueblicito, y estuvimos entretenidas mirando su fantástica iglesia.
Cuando terminamos, auqnue no deseabamos marcharnos, tuvimos que ir a pillar el autobús al Pub Red Lion, y comenzamos el camino de vuelta a Londres.
Una vez llegamos a Londres paseamos alrededor de Paddington por Eastbourne Terrace y luego bajando por Bishop's Bridge Road continuando por Westbourne Grove y terminando en Pembridge Villas hasta llegar a la parada de metro de Notting Hill Gate. Una vez llegamos al hotel dejamos los trastos y nos fuimos a buscar la cena, para cenar tranquilamente en la habitación viendo una película, y descansar un poco para la excursión del día siguiente.