Nos encaminamos hacia Mdina, pero de camino paramos para visitar Mosta y su Iglesia Rotonda (aparcamiento fácil alrededor de la iglesia, sobretodo justo detrás). La iglesia es enorme, al estilo de las iglesias que vimos el día antes en Gozo.
Cuando entramos nos encontramos que estaban orando (en casi todas las iglesias en las que hemos entrado en Malta había una mujer con un micrófono en primera fila rezando).
Había poca gente visitándola y como no queríamos molestar mucho nos dirigimos directamente a la sacristía, donde guardan una réplica de una bomba italiana de la Segunda Guerra Mundial, que atravesó la cúpula durante una misa y no explotó (otras dos rebotaron en la cúpula).
El pueblo de Mosta estaba muy animado, con mucha gente por las calles y algunos turistas frente a la iglesia haciéndose fotos.
De Mosta nos encaminamos a ver Mdina. No tuvimos problemas para aparcar junto al foso (es vigilado pero parece que no cobran).
Mdina te encanta nada más ver sus murallas. Ves lo cuidadas que están, hasta con huertos en el foso (todo muy verde, para lo que se puede ver en Malta).
Entramos por la "Main Gate". Habíamos leído lo de la ciudad del silencio pero por lo menos a nosotros no nos lo pareció (también pudo ser culpa de los camiones de reparto, vimos más de uno).
Mdina es casi peatonal, se ven muy pocos coches en sus calles.
Nada más entrar te empiezan a repartir folletos para que visites alguna de las tres atracciones turísticas que hay (un creo que era como un museo del terror con instrumentos de tortura y las otras con muñequitos históricos y videos). Nosotros no entramos en ninguna y tampoco os puedo informar de los precios.
Comenzamos a callejear. Toda la ciudad es bonita, con un sin fin de casas señoriales. Llegamos al otro extremo de la ciudad y vimos las vistas.
Luego decidimos volver sobre nuestros pasos y visitar la catedral. Es muy bonita y os recordará mucho a la co-catedral con ese suelo de mármol lleno de lápidas. También tienen un museo, aunque más pequeño que el de La Valeta.
Seguimos nuestro paseo y cuando ya habíamos pasado por casi la totalidad de las calles nos dirigimos a visitar Rabat ( o sea salir de la ciudad amurallada y cruzar al otro lado del aparcamiento).
Después de haber paseado por Mdina, Rabat os parecerá menos cuidado y ruidoso.
Estuvimos paseando por sus calles y entramos en una capilla anexa a la Iglesia de Saint Paul.
Sabíamos que allí se podía visitar la cripta, donde se supone que San Pablo se refugió tras un naufragio. Pero estaba a oscuras, de todas formas bajamos y empezamos (con otros turistas) a buscar y encender los interruptores de la luz. A los dos minutos bajó un señor que comenzó a explicarnos en inglés (y sorprendentemente para mi se le entendía casi todo ya que hablaba muy lento) las dos salas. Después pide que se le dé propina y cada uno le da lo que considere.
Sabíamos que las catacumbas estaban cerradas por ser 31 de diciembre, así que decidimos irnos de Rabat hacia los acantilados de Dingli.
La zona es agradable y ver la inmensidad de mar también, pero los acantilados os decepcionarán, ya que no se pueden ver realmente (tienen primero una caída, luego un valle y luego el verdadero acantilado).
Tras los acantilados nuestra idea era ir a la Blue Grotto, comer por allí y montarnos en algún barquito tempranito.
Comer comimos (hay varios sitios). Pero barcos no salían para ver la Blue Grotto. Les preguntamos a unas chicas españolas que nos dijeron que en invierno no salían barcas. Pero un compañero del trabajo había ido a mediados de diciembre y sí pudo montarse. Le preguntamos al hombre del aparcamiento (que tampoco nos cobró nada) y nos dijo que había un teléfono para informarse de los días que sí salían los barquitos.
Con la decepción de no poder verla en barco, subimos con el coche por donde habíamos venido carretera arriba, y desde allí se puede ver perfectamente (hay unos miradores). El problema es que ya era tarde y el sol no se reflejaba en la gruta. Por lo menos en invierno, es mejor ir por la mañana para verlo mejor (al día siguiente desde el avión vimos bien toda esa zona de los acantilados y hasta se veía el efecto del sol bajo el agua). Tiene que ser muy bonita por la mañana.
Un poco tristes (ya que al día siguiente volvíamos a España y no la podríamos ver) nos encaminamos a Marsaxloc. Merece la pena acercarse para ver su puerto. Ya estaban empezando a recoger los puestos de regalos y estuvimos paseando por ellos y comprando cositas. La verdad es que me encantó, no tanto las cientos de medusas que había en el agua (que cantidad de medusas hay en Malta y Gozo).
De vuelta al hotel decidimos desviarnos un poco y volver a ver La Valletta. Pero esta vez de noche desde las tres ciudades. Desde el Fuerte de San Miguel se ven muy buenas vistas de La Valletta (la parte superior es una plaza pública y si está cerrada (como nos pasó a nosotros) también se pueden disfrutar de muy buenas vistas bajando unas escaleras).
Y de vuelta al hotel para prepararnos para la cena de fin de año.
No os recomiendo el hotel Riu SeaBank para pasar el fin de año. Había una cantidad de gente impresionante. La cena no deja de ser buffet pero con unas colas que no tuvimos el resto de los días. La comida un poco más especial pero poca calidad.
Luego nos pasamos al bar del hotel, donde los que quisieron pudieron reservar mesa reservando una botella de champaña por 40€.
Y con animación pasaron las horas siguientes hasta las doce, donde lo único que hacen es hacer una cuenta atrás. Luego hay fuegos artificiales en la bahía, en un par de sitios.
Nosotros nos tomamos las uvas (toda una experiencia conseguirlas en el buffet del hotel) en la terraza frente al mar, escuchando la animación del bar y su cuenta atrás.
La verdad que nunca me había tomado las uvas en la calle y mucho menos frente a la playa. Bailamos un poco y a la cama. Como ya comenté no hace falta irte a un hotel para encontrar animación, los ayuntamientos (como el de La Valetta) organizan fiestas en la calle, incluso con carpas en algunos.
Cuando entramos nos encontramos que estaban orando (en casi todas las iglesias en las que hemos entrado en Malta había una mujer con un micrófono en primera fila rezando).
Había poca gente visitándola y como no queríamos molestar mucho nos dirigimos directamente a la sacristía, donde guardan una réplica de una bomba italiana de la Segunda Guerra Mundial, que atravesó la cúpula durante una misa y no explotó (otras dos rebotaron en la cúpula).
El pueblo de Mosta estaba muy animado, con mucha gente por las calles y algunos turistas frente a la iglesia haciéndose fotos.
De Mosta nos encaminamos a ver Mdina. No tuvimos problemas para aparcar junto al foso (es vigilado pero parece que no cobran).
Mdina te encanta nada más ver sus murallas. Ves lo cuidadas que están, hasta con huertos en el foso (todo muy verde, para lo que se puede ver en Malta).
Entramos por la "Main Gate". Habíamos leído lo de la ciudad del silencio pero por lo menos a nosotros no nos lo pareció (también pudo ser culpa de los camiones de reparto, vimos más de uno).
Mdina es casi peatonal, se ven muy pocos coches en sus calles.
Nada más entrar te empiezan a repartir folletos para que visites alguna de las tres atracciones turísticas que hay (un creo que era como un museo del terror con instrumentos de tortura y las otras con muñequitos históricos y videos). Nosotros no entramos en ninguna y tampoco os puedo informar de los precios.
Comenzamos a callejear. Toda la ciudad es bonita, con un sin fin de casas señoriales. Llegamos al otro extremo de la ciudad y vimos las vistas.
Luego decidimos volver sobre nuestros pasos y visitar la catedral. Es muy bonita y os recordará mucho a la co-catedral con ese suelo de mármol lleno de lápidas. También tienen un museo, aunque más pequeño que el de La Valeta.
Seguimos nuestro paseo y cuando ya habíamos pasado por casi la totalidad de las calles nos dirigimos a visitar Rabat ( o sea salir de la ciudad amurallada y cruzar al otro lado del aparcamiento).
Después de haber paseado por Mdina, Rabat os parecerá menos cuidado y ruidoso.
Estuvimos paseando por sus calles y entramos en una capilla anexa a la Iglesia de Saint Paul.
Sabíamos que allí se podía visitar la cripta, donde se supone que San Pablo se refugió tras un naufragio. Pero estaba a oscuras, de todas formas bajamos y empezamos (con otros turistas) a buscar y encender los interruptores de la luz. A los dos minutos bajó un señor que comenzó a explicarnos en inglés (y sorprendentemente para mi se le entendía casi todo ya que hablaba muy lento) las dos salas. Después pide que se le dé propina y cada uno le da lo que considere.
Sabíamos que las catacumbas estaban cerradas por ser 31 de diciembre, así que decidimos irnos de Rabat hacia los acantilados de Dingli.
La zona es agradable y ver la inmensidad de mar también, pero los acantilados os decepcionarán, ya que no se pueden ver realmente (tienen primero una caída, luego un valle y luego el verdadero acantilado).
Tras los acantilados nuestra idea era ir a la Blue Grotto, comer por allí y montarnos en algún barquito tempranito.
Comer comimos (hay varios sitios). Pero barcos no salían para ver la Blue Grotto. Les preguntamos a unas chicas españolas que nos dijeron que en invierno no salían barcas. Pero un compañero del trabajo había ido a mediados de diciembre y sí pudo montarse. Le preguntamos al hombre del aparcamiento (que tampoco nos cobró nada) y nos dijo que había un teléfono para informarse de los días que sí salían los barquitos.
Con la decepción de no poder verla en barco, subimos con el coche por donde habíamos venido carretera arriba, y desde allí se puede ver perfectamente (hay unos miradores). El problema es que ya era tarde y el sol no se reflejaba en la gruta. Por lo menos en invierno, es mejor ir por la mañana para verlo mejor (al día siguiente desde el avión vimos bien toda esa zona de los acantilados y hasta se veía el efecto del sol bajo el agua). Tiene que ser muy bonita por la mañana.
Un poco tristes (ya que al día siguiente volvíamos a España y no la podríamos ver) nos encaminamos a Marsaxloc. Merece la pena acercarse para ver su puerto. Ya estaban empezando a recoger los puestos de regalos y estuvimos paseando por ellos y comprando cositas. La verdad es que me encantó, no tanto las cientos de medusas que había en el agua (que cantidad de medusas hay en Malta y Gozo).
De vuelta al hotel decidimos desviarnos un poco y volver a ver La Valletta. Pero esta vez de noche desde las tres ciudades. Desde el Fuerte de San Miguel se ven muy buenas vistas de La Valletta (la parte superior es una plaza pública y si está cerrada (como nos pasó a nosotros) también se pueden disfrutar de muy buenas vistas bajando unas escaleras).
Y de vuelta al hotel para prepararnos para la cena de fin de año.
No os recomiendo el hotel Riu SeaBank para pasar el fin de año. Había una cantidad de gente impresionante. La cena no deja de ser buffet pero con unas colas que no tuvimos el resto de los días. La comida un poco más especial pero poca calidad.
Luego nos pasamos al bar del hotel, donde los que quisieron pudieron reservar mesa reservando una botella de champaña por 40€.
Y con animación pasaron las horas siguientes hasta las doce, donde lo único que hacen es hacer una cuenta atrás. Luego hay fuegos artificiales en la bahía, en un par de sitios.
Nosotros nos tomamos las uvas (toda una experiencia conseguirlas en el buffet del hotel) en la terraza frente al mar, escuchando la animación del bar y su cuenta atrás.
La verdad que nunca me había tomado las uvas en la calle y mucho menos frente a la playa. Bailamos un poco y a la cama. Como ya comenté no hace falta irte a un hotel para encontrar animación, los ayuntamientos (como el de La Valetta) organizan fiestas en la calle, incluso con carpas en algunos.