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Después de un buen vuelo (desayuno incluido) con Lufthansa, llegamos al aeropuerto de Frankfurt sobre las 11 de la mañana. Os recomiendo mucho hacer el check in online 24 horas antes desde casa, porque el vuelo estaba en overbooking y la gente que quiso facturar directamente en el aeropuerto se tuvieron que quedar en tierra esperando otro avión. Incluso nos ofrecieron una recompensa económica por dejar nuestro sitio y esperar el siguiente vuelo, pero la rechazamos ya que teníamos que coger un tren cuando llegábamos a Frankfurt.
Recogemos las maletas y nos vamos directamente al tren que te lleva a la estación central, la hauptbahnhof. El billete desde el aeropuerto cuesta 4€ por persona y en 15 minutos te deja en la estación.
Nuestro primer hotel tenia una ubicación ideal para lo que necesitábamos este dia, ya que nuestro tren a Heidelberg salía de la hauptbahnhof y el coche de alquiler también teníamos que recogerlo allí, y el hotel estaba literalmente cruzando la calle.
Nos gustó mucho el sitio y lo recomendamos. Las habitaciones no son para tirar cohetes pero están bien de tamaño y muy limpias. Lo que mas nos gustó fue la wifi gratuita en la habitación, el minibar gratuito (que tenía aguas, pepsi, zumos, cervezas...) y una mesita que tenían al lado de recepción con café, leche y bizcocho de cortesía. Por todo esto creo que tiene muy buena relacion calidad-precio.
Nos dió tiempo de instalarnos y ponernos la ropa térmica antes de ir a la estación a tomar el tren a Heidelberg que teníamos a las 13:30.
Lo que más me llamó la atención de los andenes del tren eran las zonas de fumadores que estaban delimitadas por líneas pintadas en el suelo, pero no había ni paredes ni nada, solo las líneas de pintura amarilla, que las traspasabas y ya estabas en la zona para fumadores. A pesar de lo ridícula que parece la medida la gente la seguía a rajatabla.
Los 50 minutos que dura el viaje a Heidelberg se pasan bastante rápido. Tuvimos además una anécdota graciosa cuando al chico que decía las estaciones por megafonía le salio un gallo bastante audible a lo Gallo Claudio diciendo "tira la bola chico..." y en todo el vagón nos estuvimos riendo un buen rato.
Al llegar pasamos por la oficina de turismo que está al salir de la estación, donde nos dieron un mapa, nos explicaron como llegar al centro del pueblo en bus y nos confirmaron que a partir de las 17hs había navidad en en castillo.
Llegamos al centro después de compartir el bus con una treintena de niñitos rubios que irían de excursión.
Empezamos a recorrer las plazas del centro y, aunque aun era de dia y no había nieve, ya se vivía el ambiente navideño en los pequeños mercadillos.
Aqui la navidad no es solo visual, sino también, y sobre todo, olfativa. En los mercadillos se huelen las muchas delicias que se pueden encontrar y es imposible no tener hambre y querer probarlo todo!
Lo primero que probamos, sin embargo, fue una mazorca que no era, ni de lejos, de las mejores que hemos comido, pero eso no nos desanimó a probar otras cosas en dias sucesivos.
Después de recorrer un par de plazas, encontramos la famosa tienda de navidad que reclama ser la mas grande del mundo. Entrar allí es meterse en un mágico mundo navideño y eso que fuera tambien te rodea la navidad, imagino el shock que tiene que ser entrar a esa tienda en pleno verano. Aqui hay cosas, cositas y mas adornos, árboles y, literalmente miles de objetos repartidos en dos pisos. Eso si, se salía casi todo de mi presupuesto, los adornos mas pequeños de madera no bajaban de 14€ y de ahí hacia arriba lo que quisieras.
Recorremos la tienda intentando no tirar nada, que ya sabéis que el que rompe, paga. Luego seguimos camino y nos vamos a tomar el funicular para subir hasta el castillo. Cuesta 5€ por persona y es combinado subida + entrada al castillo.
Las vistas de Heidelberg desde arriba son muy buenas, asi que, sea la época que sea, os recomiendo hacer esta visita al atardecer para que podáis ver el pueblo de dia y de noche.
Para nosotros tenía un agregado especial: Navidad en el Castillo. Es un mercadillo que ponen al lado de las paredes del castillo y se abre solo algunos dias del adviento. Tuvimos suerte que ese dia abría y mientras estaban colocando los puestos nos fuimos a hacer la visita al castillo en si.
La verdad es que no hay mucho que ver, pero ya que la visita se incluye con el funicular está bien dar un paseo por dentro, ver el árbol de navidad enorme que colocan en el patio, visitar el museo de farmacia y luego disfrutar de las vistas del pueblo desde lo alto de sus murallas y almenas.
Al salir, el mercadillo ya estaba abierto y en todo su esplendor. Lo curioso de este mercadillo es que son todas tienditas blancas a las que les ponen una iluminación con distintos colores que lo hacen mágico. Después de una compra de galletas artesanas volvemos a bajar en el funicular.
Lo que nos falta es ver el ambiente de los mercadillos una vez ya con luces y todo, asi que hacemos un recorrido similar al de cuando llegamos para verlo todo de noche. Descubrimos asi alguna otra plaza con pista de hielo y mas puestos de comida que olían estupendamente.
Al final nos metemos en una preciosa tiendita de productos artesanales donde vendían desde salsas hasta galletas y compramos unas galletas de jengibre bañadas en chocolate que estaban buenísimas!
Damos por concluida nuestra visita a Heidelberg y vamos en busca del autobus que nos llevará al tren con destino a Frankfurt. Al llegar a la estación nos damos cuenta de lo poco que se usa la bicicleta en España
Es una ciudad preciosa y engalanada con los adornos navideños gana aun mas, aunque me gustaría también visitarla en una época con un clima mas benigno para recorrer otros sitios.
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