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Mi marido pasó una noche bastante mala con el resfriado, y yo incluso me planteé quedarnos en el apartamento, ya haríamos una visita exprés a Bled el día siguiente. Pero él insistió en que nos fuésemos. Pasamos por una farmacia en Bohinjska Bistrica para comprar algo que le aliviase el malestar y nos fuimos a Bled.
Antes de nada nos fuimos a la garganta de Vintgar. Llegamos más tarde de lo que me hubiese gustado, entre que no quise madrugar para dejarle descansar y la parada en la farmacia. A Vintgar es mejor ir temprano, porque hay mucha gente. De hecho, nos tocó aparcar en el parking más alejado, que está a un trecho de la entrada a la garganta. El precio de la entrada es de 5 euros y hay unos servicios en cualquiera de los dos extremos.
El desfiladero de Vintgar en el Río Radovna tiene una longitud de 1,6 kilómetros y se camina por unas pasarelas por el interior de la garganta, o por un sendero de tierra batida. Un recorrido muy fácil y apto para todos los públicos. Es por eso, y por su cercanía a Bled, es una de las rutas más concurridas de Eslovenia.
Tras pagar la entrada se accede a la garganta por un pequeño puente, desde el que las vistas son preciosas. A pesar de que había mucha gente, no me pareció agobiante. Nos paramos mucho a hacer fotos, y en alguna ocasión bajamos a las rocas que hay en el río.
Como a mitad de camino la garganta se eleva y se estrecha, es una de las partes más bonitas del sendero. Y se ven muchas truchas, es posible verlas aguantando la corriente. Debe ser un punto donde la corriente arrastra mucha comida, porque se ven muchas allí.
Casi al final hay un puente por el que el agua cae en un par de cascadas. Y una vez se acaba el camino hay algo más. Pasando por la caseta donde venden las entradas de ese lado, bajando y a la izquierda, es posible ver la Cascada Sum (ruidosa en esloveno), muy bonita. Allí descansamos un rato antes de volver por donde habíamos venido. Esta cascada también puede verse desde arriba, en una bonita perspectiva.
El regreso lo hicimos por el mismo camino. El sol había subido y le daba a la garganta una luz diferente.
En definitiva, un sendero altamente recomendable. Como garganta no es tan alta y estrecha como la que habíamos visto el día anterior, pero aquí lo bonito es la fuerza del agua y las cascadas, que le dan un encanto especial.
Volvimos al coche y fuimos al castillo. No teníamos intención de entrar, pero habíamos leído en varios blogs que a la derecha del parking salía un camino desde el que había buenas vistas del Lago Bled. Estuvimos investigando, pero esas vistas no las vimos.
Bajamos al lago y aparcamos en el parking que hay junto al camping. Todo el aparcamiento en el lago Bled es de pago. Es un sitio muy turístico y se aprovechan, 10 euros nos costó aparcar. En invierno y a partir de las 4 de la tarde vale 5 euros. Allí hay una pequeña playa de césped, donde nos sentamos a comer nuestro picnic disfrutando de las vistas.
Después de comer subimos al mirador de Ojstrica, a 200 metros de altura y con unas vistas sobre el lago. Hay otro mirador, el de Mala Osojnica, que está a la misma altura y con unas vistas similares. Nosotros no teníamos preferencia por uno o por otro, subimos al de Ojstrica porque fue el camino que encontramos primero, aunque el otro estaba como unos 20 metros más adelante, como vimos después.
La subida es durilla, pero una vez arriba las vistas son impresionantes, el lago casi completo, con la isla en medio, rodeado de montañas. Pasamos allí un buen rato, disfrutando del paisaje. Con lo que nos había costado subir no íbamos a hacer una foto y bajar.
Una vez abajo nos dispusimos a rodear el lago. Al final no lo hicimos entero, porque se nos había hecho un poco tarde y también queríamos hacer un paseo en barca, y las vistas más bonitas están en el lado sur. El alquiler de una barca de remos cuesta 20 euros la hora, pero no se puede desembarcar en la isla. Para ir a la isla, la opción más práctica es en pletna, una embarcación tradicional que puedes encontrar en cualquier punto de la isla, aunque desconozco el precio actualizado. También hay un transporte regular que sale de la zona de los hoteles con un horario concreto, más o menos cada hora.
Finalmente tampoco hicimos el paseo en barca, porque vi el agua tan apetecible que me dio por bañarme. El agua estaba fría, pero no tanto como uno pudiera imaginar. Fue un baño muy agradable. Después del baño ya nos fuimos al apartamento, donde pudimos disfrutar de los últimos rayos de sol sobre las montañas.
Cenamos en la Gostilna Mihovc: dos cervezas Union sin filtrar, sopa del día, una sopa Jota (es una especie de guiso con repollo, judías y carne), y trucha (que estaba muy fresca y sabrosa) acompañada de unas patatas asadas. 34,70 euros.
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