Budapest-Viena (21 diciembre 2014) ✏️ Diarios de Viajes de EuropaSegundo día de madrugón, ya que el tren salía a las 7.10h de Keleti. Bajamos al bar que es la única salida a la calle. La puerta está cerrada y no hay nadie en la recepción. Tras unos minutos de pánico, aparece el recepcionista de Dios sabe dónde...Diario: Viena y Budapest, 7 días en Navidad 2014⭐ Puntos: 5 (4 Votos) Etapas: 9 Localización: EuropaSegundo día de madrugón, ya que el tren salía a las 7.10h de Keleti. Bajamos al bar que es la única salida a la calle. La puerta está cerrada y no hay nadie en la recepción. Tras unos minutos de pánico, aparece el recepcionista de Dios sabe dónde y nos libera. Vamos andando a la estación, como el día anterior, ya que está muy cerca del hotel. Para desayunar no hay mucho en la estación. Un puesto de bollos industriales en la planta de abajo y un kiosko de Langos junto a las vías. Nos decantamos por el Langos, que es una especie de churro con forma de pizza y relleno, en este caso al menos, de queso. Lo regamos con un zumito y un Nestea. Nos montamos en nuestro tren, bastante moderno. Hay un cartelito electrónico sobre cada asiento que informa el destino del viajero que va sentado en él. Sirve tanto para el revisor, para comprobar los billetes, como para los que viajen sin asiento, para que sepan cuáles no están ocupados, ya que en estos carteles no aparece nada escrito. El viaje dura 3 horas, en las cuáles nos han pedido el billete dos veces y, por tanto, nos han despertado otras tantas. Una vez en Wien Westbahnhof, seguimos las indicaciones del metro. Compramos los billetes en una máquina en la estación, antes de bajar al metro, lo cuál creemos que fue un error por nuestra parte. El precio de los billetes era el mismo, pero en estos ponía Obb. Cuando bajamos al metro vimos otras máquinas en las que ponía Wienerlinien. Mi teoría es que compramos billetes de “cercanías”, no billetes para viajar en el metro. Afortunadamente, no nos los pidieron. Hicimos un transbordo en Volkstheater y nos bajamos en Schottenring, que es la parada de metro que más cerca estaba de nuestro hotel. La habitación no estaba lista todavía, así que dejamos las cosas en la sala de equipaje y nos fuimos a patear Viena. El día estaba estupendo. Frío, pero un sol muy agradable nos animaba a visitar la ciudad. Pasamos por delante de la Iglesia Votiva (Votivkirche). Se podía entrar, pero decidimos seguir disfrutando del día. Casi no es necesario el mapa, ya que desde este punto pudimos ver cuál sería nuestra siguiente parada: el ayuntamiento (Rathaus). Frente a este, un enorme mercadillo navideño lleno de puestos de ponche, comida, diferentes regalos artesanales. Queríamos entrar a ver los patios internos del ayuntamiento, pero nos quedamos con las ganas, ya que dentro había un montón de actividades para niños. Desde cocinar galletas, hasta hacer un reloj, los niños parecían disfrutar de lo lindo llevándose a casa lo que habían hecho con sus manitas. Nos pedimos un cucurucho de patatas asadas y atravesamos el mercadillo hacia el Burgtheater. Seguimos hasta el cercano Parlamento, que es verdaderamente espectacular. Especialmente el mosaico que hay sobre la puerta. Un poco más adelante, encontramos un puesto de perritos en una estación de tranvía y nos pedimos dos para comer, que ya va siendo hora. Son mastodónticos. Yo no puedo resistirme a pedir el mío “Currywurst” (la salchicha va acompañada de una salsa de ketchup y curry), pero no le llega ni a la suela de los zapatos al que hacen en Hamburgo, debo decirlo. En la plaza de Maria Teresa, donde hay otro mercadillo navideño enorme, nos asaltó el primer vendedor de conciertos. Por ser estudiantes (jujuju) nos lo dejaba en 25 euros, pero no nos convence nada. A pesar de que el pobre hizo el intento de hablar español. Su español se fue volviendo italiano y en algún momento que ni mi novio ni yo recordamos, empezó a hablar inglés. Bueno, se agradece el intento. A ambos lados de la plaza, los dos edificios imponentes que se ven son el Museo de Historia del Arte, donde por cierto tenían una exposición de Velázquez, y el Museo de Historia Natural. Ambos nos apetecen, pero sigue haciendo tan bueno que coincidimos en seguir paseando por la calle. Lo hacemos atravesando el Burggarten, donde puede verse la mítica estatua de Mozart llena de turistas haciéndose fotos, y la solitaria estatua de Francisco I. Frente al Albertina, está la oficina de turismo de Viena, donde cogemos un poquito de calorcito y aprovechamos para conectarnos al wifi. Hay muchos puntos en Viena desde los que te puedes conectar gratuitamente a la red wifi, el más sorprendente, en el Schonbrunn, en la parte de arriba desde la que se ve el castillo y toda la ciudad de fondo. Pasamos por detrás de la cámara del tesoro y llegamos a la plaza Michaeler, donde está la Escuela de Equitación Española y los apartamentos imperiales. Son dos edificios preciosos, pero como lo son todos los que hemos visto hasta ahora. Además están en perfecto estado de conservación. Seguimos de camino a la catedral de San Esteban, pasando por la calle Graben, donde hay unos baños de estilo Art Nouveau diseñados por Adolf Loss y una escultura que recuerda el final de la epidemia de la peste. En la plaza de San Esteban (Stephansplatz), nos asalta el segundo vendedor de conciertos. Este no nos ofrece precio de estudiante, pero nos intenta convencer de la peor forma posible. Este fue su argumento: -¿Cómo vais a venir a Viena y no ver un concierto? Viena es la capital de la música, es una experiencia fundamental si venís a Viena ir a escuchar un concierto ¿De dónde sois? -De España, de Madrid -Pues venir a Viena y no ver un concierto, ¡es igual que ir a Madrid y no comerse unos TACOS! No pudimos evitar las carcajadas, por supuesto. Debimos sacarle de su error pero no queríamos quitarles el buen rato a los próximos madrileños a los que pillase por banda. Obviamente, no nos convenció. No entramos en la catedral, la dejamos para otro momento. Nuestro siguiente objetivo era el Hoher Markt, donde se encuentra el Ankeruhr. Éste es un reloj, de estilo Art Nouveau, precioso, con figuritas que van pasando e indicando la hora. A las 12horas pasan todas en procesión, pero aunque lo intentamos otro día, no llegamos a verlas Decidimos que ya es hora de probar el famoso “Punsch” y vamos hasta un mercadillo que está frente al Kunstforum. En el Kunstforum había una exposición de Toulouse Lautrec que nos hubiese gustado ver pero que al final no vimos. A cambio nos tomamos un Apfelpunsch (ponche de manzana) caliente. Las cosas como son, el ponche está rico, pero a mí eso del alcohol caliente me da bastante repelús, así que me calenté las manos con él y cuando se hubo enfriado, me lo bebí tan contenta. Cuando pides cualquier cosa, te hacen pagar una fianza por la taza que te devuelven cuando les llevas la taza. Las tazas son diferentes en cada mercadillo. Unas tenían forma de corazón, otras forma de botita, otras tenían diferentes dibujos, y siempre con el nombre del mercadillo. Si Ryanair no fuese tan puñetero con el equipaje, hubiese estado bien traerse de vuelta una de cada mercadillo. Volvemos al mercadillo del ayuntamiento para verlo de noche. Ahora sí que está precioso con las luces. Pero llenísimo de gente. Es bastante agobiante. Decidimos volver a patita al hotel, hacer un pequeño descanso y salir a cenar por la zona. El restaurante elegido es el Schönen Perle. Está cerca del hotel y viene recomendado en la Lonely y en Tripadvisor. Lo malo es que no tienen sitio y nos toca comer en la zona de fumadores, con el consecuente pestazo a tabaco que se nos queda en la ropa y que luego lleva a la habitación (ya casi no recordaba esto, pero tampoco lo echaba de menos; creo que es lo mejor de la ley antitabaco). Pedimos un Schnitzel, como no, una sopa de calabaza y una tarta de chocolate espectacular. Es la Sussitorte (traducida por nosotros como: la tarta de LA Susi). Buenísima, si vais tenéis que probarla. Nada más terminar, prácticamente corrimos al hotel para dormir, porque estábamos destrozados. GASTOS DEL DÍA Desayuno, Langos 360 HUF, zumo 420 HUF, Nestea 420 HUF 2 billetes sencillos 4,40 euros (2,20 euros/u) Comida 2 perritos y 2 refrescos, 11,60 euros Apfelpunsch, 3,5 euros+2,5 euros de fianza de la taza Cena, Schnitzel, sopa calabaza y Sussitorte, 21,30 euros Índice del Diario: Viena y Budapest, 7 días en Navidad 2014
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