Al despertarnos, nos damos cuenta de que la puerta que cerramos la noche anterior tiene el picaporte roto, lo que nos impide salir de la habitación. Llamamos a recepción pero la chica tampoco puede hacer nada, porque dejamos puestas las llaves en la puerta por dentro y las suyas no entran. Decide llamar a un cerrajero y nos dice que al ser día de Navidad, NOS saldrá caro.
Lo de las llaves en la puerta, puede que hubiese sido un error nuestro (aunque yo me quedaba más tranquila si estaban así), pero lo que desde luego no era culpa nuestra es que el picaporte estuviese roto. Afortunadamente, mi novio siguió forcejeando con la puerta y finalmente consiguió abrirla. Llamamos corriendo y conseguimos que anulasen la orden para que viniese el cerrajero.

Después del susto salimos a la calle para descubrir que TODO estaba cerrado. Ni un bar en el que tomarse el desayuno ni por supuesto la casa de cambio que vimos el primer día. Nos dirigimos hacia el sur de Pest para ver el Museo de las Artes Aplicadas, cuya fachada es muy bonita pero, como todo lo demás, está cerrado.

La siguiente decepción es el mercado: también cerrado. Además leemos un cartel que dice que éste permanecerá cerrado el 25 y el 26. Frente al mercado hay una oficina de cambio abierta pero el cambio es malísimo: 1 euro=302 HUF con una comisión de 500 HUF. También hay un ATM, pero también con un cambio malo: 1 euro=280HUF. Como tampoco había ningún sitio donde gastarlo decidimos aguantar.

Atravesamos el río hacia Gellert. El edificio de los baños por fuera es muy bonito, pero seguimos caminando hacia la ciudadela sin entrar en ellos.

Subimos por unas escaleras mecánicas hasta el museo de Historia de Budapest, lo rodeamos y llegamos hasta el castillo, desde donde hay unas vistas espectaculares.
Seguimos paseando contemplando las distintas estatuas y llegamos a la Iglesia de Matías y al Bastión de Pescadores. Aquí hay más ambiente, hay más gente. Turistas, pero al menos parece que la ciudad no está tan muerta. Hay sitios de cambio, todavía peores que los de abajo, y sitios para comer muy caros, para turistas.


Iniciamos la vuelta algo desanimados, pensando que al final nos va a tocar comer en algún sitio de turistas y cambiar dinero a un cambio pésimo. Cruzamos el Puente de las Cadenas, dejando a mano izquierda Isla Margarita.
Cerca de la estación de Nyugati, encontramos un kebab abierto (¡ALELUYA!), y sacamos dinero de un cajero Optbank (nos informa que el cambio son 1euro=303HUF pero no dice nada de comisión, a la vuelta a España vemos que nos han cobrado 2 euros por la misma). El kebab se llama Mardini Grill. No es que sea nada del otro mundo, pero a nosotros nos sabe a gloria.
De vuelta al apartamento, entramos en un ABC 0-24 a comprar algo para cenar y desayunar los siguientes días. Hay varios ultramarinos con este nombre que estaban abiertos, así que si vais en estas fechas no desesperéis, que no vais a morir de hambre.
Con la paliza que nos habíamos dado ese día y el cansancio acumulado del viaje decidimos que lo mejor era ir al apartamento, coger unos DVDs y ver algunas películas, y eso hicimos.
GASTOS DEL DÍA
Comida, 2 durum döner y 1 cocacola, 1550 HUF
Compra en ABC (4 paquetes de fideos chinos, 1 paquete de galletas, 1 brick de leche, 1brick de batido), 1580 HUF